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cevisama 2019

Stands al contenedor: la feria de la cerámica genera 1.000 toneladas de escombro

9/02/2019 - 

VALÈNCIA. ¿Y qué ocurre luego con toda esta cerámica? Es una de las preguntas recurrentes que se formulan los asistentes a la feria Cevisama, el mayor de los certámenes que acoge cada año Feria Valencia -en esta edición, según las cifras oficiales, con más de 100.000 metros cuadrados de exposición comercial dispuesta en 838 expositores-.

En la cita expusieron las principales productoras de pavimentos y revestimientos cerámicos; fritas, esmaltes y colores cerámicos; materias primas y materiales de agarre y utillaje; equipamiento de baño y piedra natural. Oficialmente concluyó el pasado viernes 1 de febrero tras cinco días de frenética actividad en los que la asistencia alcanzó los 94.000 visitantes, pero los trabajos de desmontaje se prolongaron durante la semana siguiente al completo.

"Determinadas piezas las salvamos, pero en muchos casos es complicado por los materiales de agarre que se utilizan para colocarlas", reconocía al respecto un comercial de Torrecid, que cada año lleva a la feria el stand más imponente de todos los que se montan. En efecto, buena parte del producto cerámico que se instala en los expositores -a excepción de las firmas, generalmente más pequeñas, que acuden con instalaciones desmontables, acaba en el contenedor. 

Así lo reconoce la propia Feria Valencia preguntada al respecto por Castellón Plaza, que cifra en 1.000 toneladas los residuos retirados con el desmontaje de la muestra. El total anual del recinto ferial es de alrededor de 4.000 toneladas, de modo que Cevisama en solitario aglutina una cuarta parte.

¿Se recicla al menos? "Por supuesto", responde la feria. "Todo el material que sale del recinto es gestionado por un gestor autorizado de residuos que se encarga de valorizar todo aquello que se puede reutilizar. En función del tipo de material recogido se valoriza entre el 40% y el 100% del total de los desechos", aseguran.

Atrás quedaron otros tiempos en los que se permitía el acceso a periodistas, incluso a vecinos de Feria Valencia, acudir a título particular para seleccionar de entre los restos la cerámica que creyeran aprovechable. Aquel descontrolado proceso murió de éxito, debido al caos que provocaba la gran cantidad de interesados.

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