Producida por Catte Blanchet, e interpretada por una brillante Yvonee Strashovs (El cuento de la criada) la miniserie australiana es una crítica descarnada a los centros de internamiento de inmigrantes en Australia
VALÈNCIA. Esta historia es verídica. Hace diez años una ciudadana alemana residente en Australia llamada Cornelia Rau fue identificada erróneamente como ilegal en Australia. Fue detenida y después trasladada al centro de detención de inmigrantes ilegales de Barton. En consecuencia, Cornelia convivió con refugiados de diferentes etnias durante cuatro meses hasta que su familia dio con su paradero por televisión. Lamentablemente para entonces Cornelia se encontraba en un estado mental desastroso. Y el escándalo político fue mayúsculo y puso en el centro de la diana el estado de estos centros de detención.
Netflix se ha ocupado de la distribución de esta producción australiana, titulándola en España como ‘Desplazados’. Está disponible desde el miércoles día 8 de julio en la plataforma bajo demanda. Se trata de una miniserie de 6 episodios cocreada por la mismísima Cate Blanchett junto a Elise McCredia y Tony Ayer, y fue presentada en febrero en el festival de Berlín.
La historia sigue a cuatro personajes: un padre de familia afgana, Ameer (Fayssal Brazzi) que intenta huir con su familia e hijas a Australia en patera lejos de los talibanes; una directora del centro penitenciario, Clare (Asher Keddie), dispuesta a poner orden de la forma que sea con tal de medrar políticamente pero que se sorprende a sí misma por su vulnerabilidad durante el proceso; un funcionario de prisiones, Cam (Jai Courtney), un padre ejemplar que se debate entre lo correcto y lo inhumano, y, por último, la refugiada Australiana por accidente, la inestable Sofie, que es como se llama la sublime Yvonne Strashovs en esta ficción basada en hecho reales. Stateless es un retrato de injusticias, contradicciones y una burocracia que no avanza hacia ninguna parte. Un callejón sin salida.
El elenco cuenta con Dominic West (The Wire) además de la propia Cate Blanchett, en dos papeles secundarios de telepredicadores sacacuartos con una aparición anecdótica. En paralelo conocemos la cruel ruta que deben superar estos hombres sin patria. La historia profundiza en las traumas que padecen los detenidos dentro del centro de detención de inmigrantes en el sur de Australia, pero no solo los padecen los detenidos sino que para los guardias y burócratas vinculados al sistema tampoco resulta nada fácil. “Vivimos en un sistema que se ha vuelto loco. Hay una profunda erosión de la empatía”, comentaba Cate Blanchett en las entrevistas promocionales en el Festival de Berlín.
El relato lo conocemos a través de los ojos de Sofie y está unida a la cuestión de la identidad. De dónde venimos, de dónde queremos ser, por qué queremos huir. Todos ellos son apátridas por una razón o por otra. Son los que viven en un perpetuo cautiverio. Sus personajes sienten la imperiosa necesidad por encontrar una nueva identidad, una nueva vida, donde nos les juzguen por sus orígenes, su religión, su color de piel o sus ideas políticas.
Luego surgen otro efectos colaterales. Estar encerrado entre cuatro alambradas, con habitaciones minúsculas, sin distracción alguna. Para sus habitantes es difícil no rallar la locura, la desesperación, la falta de esperanza.
La actriz Cate Blanchett es bien conocida por su activismo por sensibilizar la situación de los apátridas y los desplazados forzosos. Desde 2016, es Embajadora de Buena Voluntad en ANCUR y lucha de forma incansable por la defensa de los refugiados. La actriz hizo un llamamiento a los líderes empresariales y económicos en el Foro Económico Mundial, en Davos, para que se replanteasen su punto de vista hacia los refugiados. En el evento mundial subrayó la necesidad de ser compasivos y compartir la responsabilidad hacia ellos.
En el siguiente vídeo pueden escucharla afirmar que “el refugiado es una persona que ha sido separada de todo lo que quiere, obligada a huir, a veces resentida y vilipendiada en el país donde se instala, etiquetada como una carga económica o una amenaza terrorista. Este es el discurso que verdaderamente debemos interrumpir”. Imposible no admirarla como actriz y, sobre todo, como se humano.
En la actualidad, hay actualmente más de 70 millones de personas desterradas en el mundo que buscan asilo de la guerra y la persecución. La mitad de ellos son niños.
Fue una serie británica de humor corrosivo y sin tabúes, se hablaba de sexo abiertamente y presentaba a unos personajes que no podían con la vida en plena crisis de los cuarenta. Lo gracioso es que diez años después sigue siendo perfectamente válida, porque las cosas no es que no hayan cambiado mucho, es que seguramente han empeorado