El músico y diseñador de videojuegos venezolano, Carlos Griffoni -afincado en Nueva York- ha escrito para el dibujante Juan Doe una distopía sobre la búsqueda de nuevos planetas para perpetuar la raza humana. Las primeras entregas de la serie hablan de la colonización de otros lugares tal y como se hizo hace cinco siglos en la Tierra, sin respetar las civilizaciones y apropiándose de las materias primas y riquezas, pero contextualizado en la galaxia. Sin embargo, la gran diferencia la marca que quien señala los planetas habitables al ejército es un simple gato doméstico
No puedo decir que Stayed (Dark Horse Comics, 2019) destaque por una trama interesante. Es más de lo mismo en una distopía que esta vez se centra en la búsqueda de otros planetas para colonizarlos. Los humanos son los malos, llegan y lo toman todo, sin importarles la vida ni la cultura que se encuentran en esos nuevos lugares. Sin embargo, podría parecer una historia de ciencia ficción más, pero hay un elemento que sorprende y marca la diferencia. El que le señala los planetas a los militares es un gato doméstico, la mascota de una doctora ¿Por qué semejante locura?.
El lema del cómic es "La mayoría de los gatos tienen siete vidas, pero el destino de miles de millones descansa en este felino". Es un gato especial porque su propietaria, la aludida doctora Kiara Rodríguez, ha creado un sistema de interpretación de las ondas cerebrales que permite comunicarse con el minino, que se llama Lou. Aparte de poder hablar con él, otro detalle que tiene el gato es que es capaz de realizar viajes astrales. Así, como quien no quiere la cosa. De esta manera, puede recorrer el universo sin moverse de su cojín. Qué decir de semejante planteamiento, de puro surrealista invita a leerlo locamente.
En el primer número, la doctora y el gato están en una nave secuestrados, empleados para encontrar otros planetas por los militares, para quienes no ha pasado desapercibido el poder de Lou. El gato se da una vuelta por el universo, da con un ecosistema apropiado, se presentan allí los humanos y hacen lo que se esperaría de ellos hace cinco siglos: someten a los locales y se llevan las materias primas. En este caso, también encuentran una fuente de energía infinita y la historia ya pasa a mayores.
Es curioso que en el tradicional esquema de alienígenas que atacan otros planetas en platillos volantes aquí siga intacto, pero los que pilotan las naves malignas que aparecen amenazantes en el horizonte son los humanos. Ellos son la fuerza destructora. En la época del hipermoralismo, la conciencia ecologista y la interseccionalidad, la culpa ha terminado haciendo que en la ciencia ficción el ser humano ocupe el papel tradicional de los "marcianos".
La teorización del planteamiento pasa por un supervillano humano que tiene como fin la creación de una raza humana infinita, que viva para siempre y que disponga de todos los recursos del universo para sí. "El darwinismo perfeccionado", dice. Todo con el objetivo de convertirse en Dios o algo por el estilo. No obstante, el gato que hace viajes astrales y curioso protagonista de esta historia no está por la labor de someter a culturas no tan desarrolladas como la humana. Es el bueno y en el desarrollo de la serie, hemos de entender, se enfrentará a los supremacistas.
Para el guionista, el músico y diseñador de videojuegos venezolano Carlos Giffoni, todo comenzó cuando conoció a una especie de fan de Cuarto Milenio en una cena. Le habló de una técnica desarrollada por la CIA llamada "visión remota" que permitiría averiguar si había vida en Marte. Por lo visto, según pudo investigar, sí que existió ese proyecto en la agencia de inteligencia estadounidense así como la creación de una división de espías "psíquicos" para controlar otros países a través de la meditación trascendental. Un plan que la CIA tuvo a bien guardar en un cajón y olvidarse de él ¡bien entrados los 90! pero que el escritor decidió llevar a la práctica trasladando al futuro el experimento y tomando nada menos que a su gato como protagonista. ¿El motivo? Que tenía enfrente a uno de los dos con los que vive -Lou Reed y Viktor Fulgencio- mientras iba imaginando la idea.
Algo más interesante es que las líneas maestras de esta distopía, en la que alguien se hace con el poder absoluto para deshumanizar a toda una civilización, se le ocurrieron por su origen. Según comentó en Hollywood SOAPBOX: "Una gran parte de la política hoy en día es realmente el arte de manipular a grandes grupos de personas para que crean mentiras. Como venezolano viviendo en Estados Unidos, he estado expuesto a este fenómeno durante la mayor parte de mi vida".
Se lo diré sin rodeos. En las dos primeras historias, el argumento está estancado y no parece en absoluto original. Tampoco reúne las condiciones para desear que lleguen otros números, sin embargo, hay algo por lo que merece ser reseñado: un dibujo y unos colores espectaculares. Son obra de Juan Doe, un nombre al que merece seguir la pista independientemente de los guiones que esté llevando a las viñetas. De hecho, lo mejor de Strayed son los viajes astrales del gato, los dibujos psicodélicos donde se reflejan. Todo ello idea de Doe, que forzó al escritor a introducir ese tipo de escenas por su potencial. A veces un tebeo merece la pena solo porque se te llenan los ojos al pasar las páginas. Aquí se ve que ambos, dibujante y guionista, tienen o han tenido gatos y saben transmitir el encanto único de ese animal.
Doe, puertorriqueño, tiene un amplio currículum en los superhéroes de Marvel, pero si uno de sus trabajos anteriores ha destacado fue Animosity, del que hablamos aquí sobre una rebelión de los animales, tema que por otra parte está de plena actualidad con el auge del veganismo y vegetarianismo. Unos álbumes que han sido finalmente publicados en España por Planeta Cómic después de que lo lanzase Aftershock a principios de 2017.
El mismo camino que ha recorrido también American Monster, donde de nuevo vuelve a brillar un dibujo estilizado, con una rica paleta de colores y gran dominio de las perspectivas. En agosto de este año vio la luz su última obra con Aftershock, Bad reception, una historia de terror con un dibujo más oscuro de lo habitual. Ahora, nada como verle dibujar gatos viajando por el cosmos. Según él mismo reconoce, se pasaría la vida solo dibujando gatetes. Ojalá.