UNA VERDAD INCÓMODA / OPINIÓN

Tiranía

4/06/2021 - 

En el último año y medio los españoles nos hemos enfrentado a la mayor crisis sanitaria, a la mayor crisis económica y a la mayor crisis política en cerca de un siglo. Tenemos a un auténtico tirano, un loco obsesionado con el poder, al volante. Un Presidente al que la Constitución le molesta y no duda en buscar la manera de retorcer el orden constitucional hasta lograr sus objetivos. Pase lo que pase. Caiga quien caiga. A él solo le interesa su persona. Hoy, con el asunto de los indultos, vivimos una de las maniobras más maquiavélicas, retorcidas y viles de las que Pedro Sánchez ha osado emprender.

Hasta hace apenas dos semanas, Moncloa tenía como contrapeso a la Justicia. Eran los jueces y tribunales los únicos que molestaban de alguna manera al poder establecido. Pero ahora ni siquiera el Tribunal Supremo va a poder frenar la espiral socialista de destrucción jurídica y política de la integridad nacional, de la soberanía nacional y de la propia separación de poderes. ¡Montesquieu ha muerto! que diría aquel. Pedro Sánchez se lo ha cargado y va a enterrarlo a dos metros bajo tierra. Y Pablo Casado lleva la pala. Es cierto que desde Génova 13 se han empeñado públicamente en condicionar el acuerdo del Consejo General del Poder Judicial al freno a los indultos. Pero han sido tantas veces las que Pablo ejecuta aquello de “donde dije digo…” y al final lo vemos arrastrándose detrás de Pedro que su credibilidad decrece directamente proporcional a la confianza del propio votante del PSOE en su partido al ver que se ha convertido en un arma de los enemigos del sentido común. 

Los golpistas saldrán a la calle y ello conllevará la mayor traición que un Presidente y un Consejo de Ministros al completo puede hacer a España. De nada sirvió la brillante labor policial de investigación y de seguridad para evitar el golpe de estado del 1 de octubre de 2017. De nada sirvió la masiva movilización civil que tuvo lugar durante los días venideros a la consumación de uno de los delitos más graves que puede cometer un ciudadano en democracia. De nada sirvió el enorme sufrimiento de más de la mitad de los ciudadanos en Cataluña que vieron como se rompieron familias y se amenazaron entre vecinos por la crispación impulsada desde el Gobierno de la Generalidad. Y de nada sirvió la gran actuación del equipo jurídico de VOX, único partido -en aquel momento aun sin representación institucional- que se presentó como acusación popular en el procedimiento judicial. 

Porque el Gobierno socialcomunista no guarda respeto alguno por la separación de poderes y, menos aún, por la propia Constitución. Su mandato está trascurriendo como una apisonadora, aplastando todo aquello que a tantas y tantas generaciones de españoles nos ha costado, literalmente, sangre, sudor y lágrimas construir. Ningún logro más allá de arruinar a millones de españoles con unas restricciones salvajes que no ha evitado que tengamos el récord de contagios y fallecidos de toda Europa. Bueno sí, ha acercado a más de 100 etarras con delitos de sangre a sus espaldas al País Vasco. Otra medalla para el pecho más hinchado del país. 

Sánchez preside un gobierno legal pero a todas luces ilegítimo. Llegó a la Presidencia del Gobierno mintiendo a todos los españoles. Prometió no pactar con los golpistas y lo hizo. Prometió no pactar con el brazo político de ETA y lo hizo. Alegó que no podría dormir por las noches si gobernase con Podemos y yo, personalmente, no le noto ningún empeoramiento de sus ojeras. Ha puesto la bota en el cuello de los trabajadores, cobrándoles impuestos a pesar de que les prohibía trabajar. Ha subido la factura de la luz -antaño arma arrojadiza frente al PP de Mariano Rajoy- empobreciendo aun más a un pueblo agotado de ser objeto de burla por parte de los que venían a “rescatar personas”. No es baladí que llegara a la Presidencia de la mano de golpistas y filoetarras. Los pactos están para cumplirse y a un Pedro Sánchez que solo tiene palabra para los traidores no le temblará el pulso para pagar sus deudas. Con ETA ya lo ha hecho. Con los delincuentes que dieron un golpe de estado, lo hará en breve.

Según la RAE, la primera acepción del adjetivo “tirano” es persona que obtiene contra derecho el gobierno de un Estado, especialmente si lo rige sin justicia y a medida de su voluntad. ¿Queda ya alguna duda de la consumación de tal definición? Por todo ello es esencial que los españoles constitucionalistas -de derechas, centro o izquierdas- acudamos en masa el día 13 de junio a la madrileña Plaza de Colón para decirle a este aberrante tirano que nos deje votar, que deje hablar al pueblo español y que deponga cualquier tipo de cesión jurídica o política a aquellos que de forma decidida se lanzaron a romper nuestra patria. Solo queda una salida: acabar con su tiranía. Cueste lo que cueste. ¡Ah!, y que el Partido Popular deje de lloriquear cada vez que le preguntan por “la foto de Colón”. No ha lugar a titubeos cuando se trata de defender la Constitución. 

Esta es una verdad incómoda, pero alguien tenía que decirlo.

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