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CALLE LIBERTAD   / OPINIÓN

Un túnel pasante para Valencia

18/11/2020 - 

Si algo tiene de bueno esta etapa en el Congreso de los Diputados es que hay muchos temas a tratar y siempre acabas trabajando en ámbitos muy diversos. En mi caso, soy portavoz de cinco áreas o materias, entre otras, de Transportes y Movilidad (el antiguo Fomento) y Presupuestos. Y os cuento todo esto porque ser valenciana, portavoz de Transportes y encargada de Presupuestos Generales del Estado me faculta para hablaros del Corredor Mediterráneo.

Todos estaremos de acuerdo en que el transporte juega un papel crucial en el desarrollo de las libertades y derechos que la Unión Europea garantiza a sus ciudadanos en todo el territorio de la Unión, especialmente en aquellas regiones periféricas -como España- que cuentan con una desventaja competitiva por cuestiones geográficas respecto a otras regiones europeas.

Por eso sabemos que hay muchas razones para apostar por la red transeuropea de transportes en España: favorece el comercio, las exportaciones y la competitividad, enlazando puertos, aeropuertos, personas y empresas. Y es especialmente necesaria en la era de la globalización, porque facilita el libre comercio interior y las exportaciones a Europa y al mundo de nuestros productos a precios más competitivos.

Cuando la red transeuropea de transportes esté terminada, España será un lugar de conexión entre Europa y el resto del mundo, porque se convertirá en la vía de entrada y salida de los productos procedentes y con destino a América del Sur, Estados Unidos y Canadá. Con esta nueva red de transportes, se reforzarán nuestras relaciones económicas con la UE y con diversas organizaciones de mercados comunes como Mercosur en América Latina, o el Apta (Acuerdo Comercial Asia-Pacífico), actuando como gran puerto intercontinental competitivo.

Además, esta red vertebra los territorios, ya que une y conecta mejor a los españoles con los distintos territorios, y también incentiva el turismo nacional, puesto que las Comunidades Autónomas por donde transcurrirá son las que reciben gran parte del turismo de España.

Por otro lado, es una apuesta de país por el medio ambiente y la lucha contra la contaminación, al ofrecernos una alternativa más sostenible al transporte de mercancías y pasajeros por carretera, sin olvidarnos de que reduce también la siniestralidad del tránsito de estas rutas.

Por todo lo anterior, la red transeuropea cuenta con un amplio consenso social y económico. Existe una clara y mayoritaria demanda social y empresarial que pide una infraestructura para vender sus productos de forma más competitiva e incrementar la eficiencia en los desplazamientos entre las ciudades del arco mediterráneo y atlántico.

Pese a todas estas claras ventaja, sin embargo, a día de hoy siguen sin acabarse y sin desarrollarse de forma completa varios de los trayectos y servicios que comprenden dichos Corredores.

Los retrasos en su construcción son consecuencia de la falta de voluntad política para establecer un modelo real de movilidad territorial en toda España basado en criterios de eficiencia económica y retorno económico y social de las mismas.

Por desgracia, este gobierno y los gobiernos previos han considerado la política de infraestructuras como moneda de cambio para conseguir apoyos electorales.

Después de tantos años de promesas incumplidas, debe ser la hora de impulsar y acelerar la construcción de la red transeuropea de transporte en España, en el marco de una España productiva que garantice la conexión de todas las regiones de nuestro país con Europa.

Hay que impulsar las infraestructuras de los Corredores a través de actuaciones a lo largo de todos los recorridos y tramos, con un calendario anual de ejecuciones y que, al mismo tiempo, cuente con una dotación presupuestaria de inversiones realista y sostenible.

Existen muchas razones para no demorar más el Corredor Mediterráneo, las conexiones de mercancías con el puerto de Valencia, y la eliminación del llamado “semáforo rojo” en la Ciudad de Valencia. Valencia necesita ese “túnel pasante”, una infraestructura con la que ya cuentan muchas de las grandes ciudades de España y que ayudará no sólo a la fluidez del tráfico ferroviario, sino a la economía valenciana y española reduciendo costes de transporte, recuperar sectores productivos castigados por la crisis y la pandemia, así como el fomento en la generación de empleo e inversión por los efectos directos e indirectos del comienzo de esta obra.

Sin embargo, en el anteproyecto de Ley de Presupuestos para el próximo año, la asignación presupuestaria para lanzar el proyecto del túnel pasante de Valencia es de cero euros. El proyecto del canal de acceso ya dispone de dotación, pero, sin el túnel pasante, este inicio de obras resulta improductivo.

En un contexto como el que vivimos, en el que los recursos son escasos, creemos que los fondos europeos van a suponer una importante oportunidad para el impulso de este tipo de infraestructuras que nos colocarán de nuevo en la vanguardia de Europa, apostando por la intermodalidad, la integración y vertebración del territorio y la sostenibilidad medioambiental como piedras angulares del transporte en nuestro país.

Así, pues, una de las enmiendas urgentes y necesarias que propondremos desde Ciudadanos es que se adelante a 2021 el inicio de las acciones relativas al túnel pasante, para garantizar que las obras estén concluidas lo antes posible y beneficiar así el movimiento de mercancías hacia el puerto de Valencia. La conexión con el puerto de Valencia y el Corredor Mediterráneo con su túnel pasante no se puede demorar más.

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