BENIDORM. Low Festival, el Fuzzville, el Funtastic, se especuló con el Leyendas del Rock… y ahora el Visor Fest. Dejando de lado otros eventos de magnitud como el Iberia Festival, la realidad es que Benidorm se ha convertido en una ciudad amiga de los festivales de un cariz más independiente, otra forma de explotar su potencial turístico, y una muestra de cómo sacarle partido a un nivel musical muy superior al de otras ciudades más grandes de la provincia. En poco tiempo se ha consolidado como una capital festivalera y eso atrae también a las promotoras. El último regalo para el público valenciano y adláteres, el Visor Fest, un evento con un público muy claro que viene con nombres de peso para marcar territorio.
En plena burbuja en la que los festivales históricamente caros son cada vez más caros, y el Low Cost Festival de Benidorm ya no es low cost, esta nueva cita saca punta a esa fórmula de viejas vacas sagradas dentro del nicho de la esfera independiente. Y de qué forma. Flaming Lips, Jesus & Mary Chain, Ride, Ash… y Megabeat/Interfront. Se mire por donde se mire, la primera edición del festival promete grandes cosas, dándole un peso prioritario a los grupos sobre los dj’s, esta vez en un plano netamente secundario, y teniendo el detalle de contar con Megabeat, una de las formaciones que surgieron al calor de la ruta, antes de que fuera conocida y pervertida, como la ruta del bakalao.
Megabeat e Interfront —el nombre que adoptó Nexus en solitario—, fue un proyecto del pionero e indispensable Fran Lenaers, el primer dj que dejó de pinchar al corte y que empezó realmente a hacer mezclas muy elaboradas, buscando una melodía y un sentido, junto a Gani Manero y Julio Nexus. Un proyecto surgido en un momento de transición, cuando las guitarras dejaron de ser protagonistas en Valencia y cuando la electrónica empezaba a arreciar, eso sí, antes de la degradación makinera. Cuando aún se podía reconocer a la ruta de otras formas no despectivas, como el sonido de Valencia con el que empezaron a tatuar los vinilos que Megabeat publicaban.
Un proyecto de melódicos y melancólicos sintes eurodance y que destilaban ese gusto de Lenaers en los platos. Sus temas más famosos llegaron en 1990. Una fecha en la que los ingleses Jesus & Mary Chain ya habían publicado Psychocandy y Darklands, sobre todo el primero, piedra angular del noise; uno de esos puñetazos ochenteros a un rock más clasicista que veía cómo la ebullición underground en EEUU empezaba a expandirse, y que junto a trabajos ingleses como este, supusieron momentos clave que determinarían gran parte de la esfera independiente en las décadas siguientes, hasta nuestros días. Temas que incluso los Pixies no se resistieron a versionar, y que dejan patente la relevancia del cartel del Visor Fest. Esperemos que su directo no sea prisionero de la desidia que a veces caracteriza a sus ejecutores como ya ha pasado en varios conciertos en España.
También 1990 fue el debut de sus compatriotas Ride con Nowhere, un disco que automáticamente les convertiría en uno de los grupos indispensables del shoegaze —no el que más, eso se lo dejaremos a My Bloody Valentine—, otros que le sacaron partido a los pedales, levantando muros de sonido, algo que sigue siendo actual a día de hoy. Mares de distorsión y pizcas de psicodelia, aunque nada comparado con la lisergia y el ácido que emana de las canciones del conspicuo Wayne Coyne y sus Flaming Lips, quizá el gran nombre de esta primera e histórica edición. Un cabeza de cartel como la copa de un pino, uno de esos grupos que siempre quedan en un segundo plano cuando se habla del rock independiente americano.
Y con razón, el extravagante Coyne siempre trazó su propia línea, y eso es algo que se ve claramente en la fascinante carrera de los Flaming Lips, en su evolución de grupo más noisero y ruidoso que poco a poco fue mutando hasta convertirse en un combo más ácido, impulsor de eso que se dice la nueva psicodelia, y de los que gente como los también cambiapieles MGMT podrían hablar de todo lo que les deben. Precisamente su época más reconocida fue entre los 90 y principios de los 2000, mucho después de estar en activo. En cualquier caso, cosa seria lo de esta confirmación, casi tanto como lo proporcionalmente divertidos y contundentes que suenan en directo. Eso sí, cuidado con no saberse las canciones, al bueno de Wayne no le gusta que el público no le acompañe en los coros. En un ya lejano y extinto SOS 4.8 de 2012, cuando este parecía un pequeño Primavera Sound, no aguantó más y se fue antes de la hora prevista.
Por otra parte, y para propuestas más amables y bailables, hay más clásicos, porque esto va de clásicos, como los veteranos y funkies !!! (Chk Chk Chk), y sobre todo Saint Etienne con sus deliciosos y accesibles singles, a mitad de camino entre los sintetizadores y un innegable sentido pop. El color y la maravilla dentro de un cartel que rezuma guitarras polvorosas y mucho de quedarse quieto desnucándose lento. Aunque para deslomarse y sudar hay más clásicos, aunque esta vez de raigambre más noventera estarán Ash y sus hostias casi power pop, en las que siempre se sacaron jitazos para corear y temas de juventud que dejar en bucle durante horas. Puede ser uno de los conciertos más disfrutables. Quizá alguno vaya de escenario a escenario, Ash inclusive, y pueda pensar que está en el FIB circa 1998.
Asimismo, también estará presente la solista Cat Power con su gran voz, que además viene con nuevo disco, las propuestas sugerentes a mitad de camino entre una electrónica light, y estructuras minimalistas o tribales de Addictive TV, así como Chameleons Vox, obviamente la continuación del clásico de Manchester The Chameleons, con su principal compositor, Mark Burgess, al frente. En cuanto a los djs, clásicos como Dj Amable, el gusto sibarita y sencillo de Miqui Puig, así como los residentes de toda la vida de Camelot Santa Pola, Bilbadino y Julio Ródenas por parte de Radio 3.
Es imposible, no puede ser… este cartel.