En mil novecientos noventa se editó un libro prodigioso, un volumen que conjuga objetos matemáticos de la geometría y la topología con ilustraciones sacadas de un sueño tenebroso
VALÈNCIA. Esta pantalla es una superficie rígida e iluminada en la que el conocimiento humano se revela: si pudiésemos observarla con otros ojos, encontraríamos en ella materia de estudio de la filología, de la comunicación, del periodismo, del diseño, de la ingeniería, de la química, de la física. En el nivel de la física sucede todo: partículas, intercambios de energía, fuerzas que actúan, leyes que rigen, posibilidades que definen. La física es el plano que acapara toda la atención: las (pocas) páginas que se destinan en los medios de comunicación a la ciencia, dedican sus palabras a agujeros negros, materia oscura, energía oscura o a la expansión acelerada del universo. Física, todo física. Sin embargo, ese universo que se expande, esa malla del espacio-tiempo, es geometría. O lo que es lo mismo: matemáticas.
Las matemáticas, a decir verdad, no son ciencia propiamente dicha, pero se encuentran en los cimientos de todas las ciencias. Cuando la física abre nuevas puertas cósmicas, precisa de nuevos instrumentos matemáticos que le permitan explicar sus descubrimientos. A diferencia de las ciencias que buscan arrojar luz sobre fenómenos de la realidad, las matemáticas se bastan a sí mismas: no precisan ofrecer aplicaciones prácticas, son una abstracción que ocurre, digamos, de puertas para dentro de nuestra mente y en base a sus propias normas. Y sin embargo, incluso siendo pura abstracción humana, nos ayudan a entender lo que sucede de puertas para fuera de nuestro cráneo. ¿Por qué? La respuesta no es tan evidente. ¿Son las matemáticas un lenguaje universal? O: ¿son las matemáticas el propio universo? El hecho de que el lenguaje matemático sirva a la física para dar sentido a lo que nos rodea y a lo que somos, si se piensa, es bastante asombroso. ¿Quiere decir que el ser humano, de algún modo, ha llegado al código que da forma a la existencia?
El matemático Anatoly T. Fomenko (Donetsk, 1945) corre por las dimensiones como los perros de Tíndalos: geómetra y topólogo autor de obras de referencia, lo suyo es comprender el espacio y los objetos que se despliegan más allá de lo gráfico. Sin embargo, Fomenko sí es capaz de visualizar estos objetos: así quiso revelarlo en mil novecientos ochenta y siete con la publicación de su manual Homotopic Topology, en el que se incluían sus oscuras y asombrosas ilustraciones artísticas de objetos tan ajenos y de nombres tan sugerentes como la esfera cornuda de Alexander, el collar de Antoine, la banda de Moebius, la botella de Klein, la esponja de Menger, la seudoesfera de Beltrami, la trompeta de Torricelli o la casa de Bing. Las ilustraciones siguieron en su obra de mil novecientos noventa Mathematical Impressions: Fomenko es capaz de ilustrar, por ejemplo, “espines de dos variedades hiperbólicas cerradas compactas de dimensión 3”, o “puntos singulares de campos de vectores y la capa frontera en el flujo de un líquido alrededor de un cuerpo rígido”.
A todos ellos se llega con la llave de Fomenko, matemático y artista visionario. Qué buen gusto el de sus editores de la American Mathematical Society de Providence, Rhode Island. Un momento. ¿De Providence? El escalofrío de una asociación inquietante recorre un espinazo. Son muchas las personas que han encontrado en las ilustraciones de Fomenko rasgos naturales del universo de horrores ciclópeos de HP Lovecraft: genio, precisamente, de Providence, Rhode Island. Esto no es producto de la lovecraftización del mundo: Fomenko parece poder ver con claridad las formas imposibles de ciudades monstruosas como las que que se ocultan En las montañas de la locura. Él mismo dice en la introducción de Mathematical Impressions: “Pienso en mis dibujos como si fueran fotografías de un mundo extraño, pero real, y la naturaleza de este mundo, uno de objetos y procesos infinitos, no se conoce bien. Claramente, existe una conexión entre el mundo matemático y el mundo real… Esta es la relación que yo veo entre mis dibujos y las matemáticas”.
Anatoly T. Fomenko es autor también de una teoría pseudohistórica llamada la nueva cronología, en la que mediante la matemática aplicada, llega a la conclusión de que la cronología histórica que manejamos es errónea, que esta es esencialmente mucho más corta, que la historia de la Antigüedad se daría en la Edad Media, que muchos de los personajes son versiones de una misma persona o ideal —Jesús de Nazaret sería un compuesto del profeta Eliseo, del papa Gregorio VII y del emperador de la dinastía Xia Occidental Jingzong—, de la misma forma que Jeursalén, Roma y Troya serían diferentes nombres para una ciudad, Nueva Roma, que se correspondería con la actual Estambul. La de Fomenko es una mente digna de estudio: con seguridad suficiente para defender una teoría acientífica de la historia, siendo autor de la teoría de los invariantes topológicos de sistemas hamiltonianos integrables —no pretendemos sugerir que comprendemos lo que significa—, de cientos de artículos científicos, tres decenas de monografías y libros de texto de matemáticas, y de otros varios cientos de ilustraciones artísticas de conceptos matemáticos.
Su perfil, desde luego, no nada usual, como tampoco lo es su maravilloso talento para visualizar una dimensión ajena a casi todos sus congéneres. Mathematical Impressions es una rareza, un artefacto intelectual mucho mejor de lo que sugiere cualquier alabanza: sus páginas son ventanas a los extraños paisajes de esa herramienta que el ser humano continua desarrollando y que se ramifica adoptando formas que, aun gestándose en nuestro cerebro, parecen pertenecer a reinos no humanos. ¿Qué son en verdad las matemáticas? ¿Habrán desarrollado otros seres matemáticas similares a las nuestras? ¿Podrían servirnos como lingua franca entre especies inteligentes? ¿Son las matemáticas del Homo sapiens aproximaciones al lenguaje-sustancia en el que se escribe aquello que pueda ser esto? ¿Ha sido capaz de ver Anatoly T. Fomenko parte de esa sustancia, y son sus Mathematical Impressions visiones extraordinariamente lúcidas de lo que se encuentra al otro lado del velo de la realidad?
Jekyll&Jill acoge en su catálogo esta mitología personal de lo humano, lo posthumano, el colapso, el recuerdo y la desolación propia de la caducidad
La animadora Rocío Quillahuaman publica junto a Blackie Books sus memorias: Marrón. Un anecdotario del racismo que se divide en 17 capítulos de experiencias vitales desagradables, racistas y misóginas