la nave de los locos / OPINIÓN

¡A las mariscadas!

Foto: E. PARRA/EP

El silencio de UGT y CCOO es atronador en nuestro peor momento histórico desde la muerte de Franco. El país ha entrado en barrena, con un deterioro alarmante de las condiciones de vida, y ellos siguen calladitos. Ahora pretenden engañarnos con la nueva reforma laboral. No cabe mayor sumisión al Gobierno de los ricos y de la extrema pobreza

27/12/2021 - 

Por algún lugar tengo escrito que trabajé de becario en uno de los dos sindicatos verticales del Régimen. En aquel tiempo quería ser abogado laboralista. Durante cinco meses estuve en el gabinete de estudios de ese sindicato. Mi trabajo consistía, principalmente, en elaborar informes jurídicos para las uniones territoriales y federaciones sectoriales de la organización.

Llegué a alentar la ingenua esperanza de que me emplearía en el sindicato una vez terminada la beca. Pero no fue así. Cuando la beca se me acabó, el jefe del departamento, que se llamaba Francisco y tenía colocado a su hermano, me planteó seguir haciendo lo mismo sin contrato. Ante mi cara de asombro argumentó, no sin cierta desvergüenza: “Lo que tú haces no es trabajar”. No era trabajo, a su juicio, consultar cada día decenas de sentencias para elaborar informes que servirían para la defensa de sus afiliados en juicios.

La secretaria general CCOO valencia, Ana García y el secretario general UGT PV, Ismael Sáez. Foto: ROBER SOLSONA/EP

No di crédito a lo que me dijo. Me fijé en él, en su sonrisa ladina, y en el retrato de La Pasionaria (¿o era del Che Guevara?) que había a sus espaldas. No volví a poner los pies en ese sindicato. Allí conocí a afiliados de base, honrados y ejemplares, que se desvivían por defender los derechos de los trabajadores. Vaya mi reconocimiento para ellos. Pero la mayoría de los dirigentes conformaban burocracias podridas por el nepotismo y la politización, siempre al servicio de los partidos que los subvencionaban.

Campeones en aplicar la reforma laboral

A aquella gran decepción se sumaron otras con las dos grandes centrales, que ejercen un duopolio desde la Ley Orgánica de Libertad Sindical de 1985. Siendo periodista de un diario nacional, presencié cómo UGT aplicaba la reforma laboral de don Mariano Rajoy a sus trabajadores en la Comunidad Valenciana, reforma que denostaban en público. Pura hipocresía. Luego lo haría CCOO. Qué decir, también, de la corrupción sindical en los últimos treinta años: de la estafa de la PSV al saqueo de fondos públicos en el ‘caso ERE’ en Andalucía. En la UGT de Madrid, donde ha dimitido su secretario general, también empieza a oler a podrido.

“¿Dónde están los compañeros del metal en el país de las colas del hambre y con una subida del precio de la luz del 500%? No se les oye”

Después de lo dicho es comprensible mi recelo, cuando no mi abierto rechazo, hacia los dos sindicatos mimados por el Régimen. Creo no ser el único en pensar que UGT y CCOO son organizaciones secuestradas por sus dirigentes, que priman la defensa de los gobiernos de su cuerda sobre la de los trabajadores que dicen defender. Del poder político sobreviven gracias a las ayudas públicas; ahora aguardan los fondos europeos como agua de mayo, dada la constante caída de afiliación.

Es patética la sumisión de Pepe o Pep, el del fular multicolor, y de Unai el Sordo al  Gobierno pinocho. Es difícil hallar mayor servilismo a la coalición social-comunista. Si ahora no hay motivos para la protesta, ¿cuando los habrá? ¿Dónde están los compañeros del metal en el país de las colas del hambre y con una subida del precio de la luz del 500%? No se les oye. ¿A qué esperan a manifestarse Pepe y Unai el Sordo para denunciar los salarios bajos, la precariedad y la explotación laborales, los desahucios, la carestía de la vida, el cierre de decenas de miles de pequeños comercios, el arrinconamiento de los cincuentones sin empleo y el deterioro de la sanidad y la enseñanza públicas? ¿Qué tiene que pasar para que bajen de sus despachos? ¿Por qué callan? ¿Qué crédito les puede quedar después de estos años de silencio cómplice?

Manifestación ante la sede de la CEOE

Es de risa que cuando deciden manifestarse lo hagan frente a la sede de la CEOE, con la que se llevan tan bien en el fondo. Los sindicatos mayoritarios son la coartada perfecta de las grandes empresas para sacar adelante sus recortes de empleo. También encuentran tiempo y ganas para pisar la calle en defensa de la dictadura lingüística en Cataluña.

Pero tal vez se estén reservando para cuando gobierne la derecha, si algún día lo hace, porque sabemos, por boca de algunos dirigentes de izquierda, que los conservadores carecen de legitimidad democrática para alcanzar el poder. Lo dijo el burgués Pablo Iglesias y lo ha dicho doña Yolanda, bendecida por Jorge Bergoglio. La vicepresidenta ya ha avisado de que su muchachada tomará las calles si pierden las próximas elecciones generales.  

 A Pep y a Unai el Sordo les pillará un poco mayores volver a las barricadas. Para ellos sería como revivir la juventud, un chutazo de pastillas azules. Mientras llega la nueva toma del Palacio de Invierno, un tiempo de rebeldía de garrafón, a no muy tardar en 2023, disfruten, compañeros del metal, de la buena mesa estas Navidades. Lo pagamos todos los contribuyentes. ¡Que no falte el marisco gallego! Os queremos sanos y fuertes para combatir a los enemigos de la clase obrera si estos se atreven a recuperar el poder en lo que llamáis Estado español, que ni siquiera el nombre de España os atrevéis a pronunciar.

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