ALICANTE. El vila-realense Alberto Ibáñez es, además de diputado nacional, coportavoz de Iniciativa y Compromís. En esta conversación con Plaza, también habla de los problemas internos que arrastra la coalición desde la elección de Enric Morera como senador territorial, toda vez que Iniciativa sostiene que ese cargo le correspondía a Carles Mulet, de Iniciativa.
-¿Cuál es la situación en estos momentos en el seno de la coalición Compromís después de las tensiones generadas con la elección del senador territorial?
-Después de ese episodio estuvimos reflexionando. Hubo un tiempo en el que no hubo relaciones, que afortunadamente pudimos reconducir poniendo las herramientas para hacer lo más difícil, que es recomponer la confianza. Yo creo que la solución a la que optamos en Compromís no era sólo una cuestión de garantías internas para respetar la pluralidad de Compromís, que ha sido su éxito electoral. Es decir, el éxito electoral de Compromís ha sido que nos ha votado el electorado clásico del valencianismo, de la izquierda no dogmática y del ecologismo, y esto debe estar reflejado en los equipos, en las campañas, etc. Y será la parte fácil, el encontrar los equilibrios en los lugares visibles y en los lugares también de trabajadores y trabajadoras de la coalición. La parte más difícil era la de recuperar la confianza y para eso hace falta tiempo. Creo que estamos trabajando de una forma coordinada. En mi caso, por ejemplo, con Àgueda Micó en Madrid, o Aitana Más con Joan Baldoví y otros muchos espacios y, por tanto, el trabajo diario en las instituciones, acompañado por esa reflexión que ha hecho Compromís y que debe seguir haciendo después de haber pasado del gobierno a la oposición, nos pone en una predisposición de empezar en 2024 con una hoja de ruta marcada para recuperar la Generalitat.
"Tenemos un proceso abierto de reflexión en iniciativa, que terminará en febrero de cómo queremos que sea el espacio electoral que representamos"
-A nivel más local, ¿el principal conflicto está en el colectivo de Elche?
-Yo no hablaría de grandes conflictos. Sí que es cierto que hay colectivos locales en los que hay desacuerdos. No sólo es esa ciudad, también está el caso de Gandía o Mislata. Pero hay otros, en menor medida, aunque los tres principales, donde existen desavenencias e incumplimientos o desacuerdos entre los tres partidos, son esos. Y por eso, el acuerdo que tomó Compromís a nivel de organización era generar una estructura que hasta ahora no teníamos. Porque uno de los problemas que ha tenido Compromís es que no tiene una estructura compartida. En este caso, como Iniciativa, tenemos un proceso abierto de reflexión que terminará en febrero de cómo queremos que sea el espacio electoral que representamos. Nosotros necesitamos dotarnos de espacios compartidos. La mayoría de las fuerzas políticas tienen el comité de garantías, por ejemplo. Compromís no tiene, así que cuando hay un conflicto entre las partes, no existe. Esto ha supuesto que históricamente queden conflictos donde se enquisten las cuestiones: algunos se han resuelto, otros no. Y creo que la dirección de Compromís pensó con buen criterio dotarnos de un espacio a nivel autonómico que después descendiera a los colectivos donde hay conflicto. Así que gente de los tres partidos a nivel local, junto a gente de los tres partidos a nivel de ámbito autonómico, negociaron, dialogaron y buscaron resolverlo. Y yo creo que existe espacio de negociación y de resolución pacífica de los conflictos. Esto debe ayudar a no entorpecer cuál debe ser el único motivo por el que se milita en política, que es mejorar la vida de la gente y particularmente en aquellos municipios en los que está gobernando la extrema derecha.
-Visto lo que ocurrió en las autonómicas, que el voto de Podemos pegó un bajonazo, y que parte del de Compromís se resintió, ¿el futuro pasa por recomponer ese espacio? ¿El objetivo es que Compromís, al sumar o sin sumar, ensanche espacio?
-Creo que el objetivo a nivel organizativo electoral debe ser, al igual que en 2011, donde parecía que era imposible acabar con la etapa oscura de corrupción y de desmantelamiento de los servicios públicos de Camps, hubo un acuerdo político muy importante entre la izquierda y el país, lo que desembocó en unos resultados en Compromís en el 2011 que permitieron que en el 2015 Mónica Oltra y Podemos tuvieran mejores resultados que el PSPV-PSOE. Ahora nosotros tenemos el mismo reto sobre la mesa y es, por tanto, Compromís debe buscar una alianza con aquella gente que no está en Compromís para ofrecer la mejor respuesta al conjunto del electorado que hoy en día todavía puede sentirse huérfano.
"Compromís debe buscar una alianza con aquella gente que no está en Compromís para ofrecer la mejor respuesta al conjunto del electorado que hoy en día todavía puede sentirse huérfano".
-¿Qué pasará con el futuro de Mónica Oltra?
-Yo, desde el día en que Mònica Oltra presentó su dimisión, siempre he dicho que ella será lo que ella quiera ser, pero mientras no esté en primera línea política, no voy a contribuir al ruido. Creo ella que está siendo de una elegancia extraordinaria mientras no está en primera línea. Mientras otros partidos siguen constantemente opinando y generando bronca, ella está siendo muy elegante y la misma elegancia y el cariño que le tengo será lo que quiera cuando ella decida.
- Se archive o no, vaya a juicio o no, ¿el caso de Mónica Oltra es un caso de lawfare?
-Es un caso de lawfare. Yo lo he defendido y explicado siempre. Por muchas vueltas que le demos, un caso de lawfare es que se aprovechen las garantías del estado de derecho para hacer una guerra contra una representante política. Hay muchas variedades del lawfare. Desde la que hemos visto en el caso Kitchen, donde había policía construyendo pruebas falsas, u otras cuestiones en las que una alianza entre la extrema derecha y los medios de comunicación aprovechan unas garantías, como pueda ser una cuestión tan sencilla como imputar o investigar a alguien que teóricamente, en un estado maduro sería darle garantías a esa persona, se aprovecha para acabar o frenar la carrera política de una persona. Por tanto, evidentemente, y como ha reconocido el propio presidente del Gobierno español en Televisión Española, en el Estado español hay casos de lawfare y debemos repensar cómo protegemos a aquella gente que pone la cara, el cuerpo y el alma en la política.
"Compromís y Sumar tenemos un acuerdo de bilateralidad y no competencia electoral. El resto es ruido"
-Por último, ¿qué le parece que Sumar quiera tener estructura propia en la Comunitat Valenciana?
-En un contexto de auge de la extrema derecha y, según el último eurobarometro, con sólo un 7% de la ciudadanía confiando en los partidos políticos, especular y mirarnos el ombligo es una irresponsabilidad. Compromís y Sumar tenemos un acuerdo de bilateralidad y no competencia electoral. El resto es ruido, partidismo y quitar el foco de lo importante: subir el SMI, regular el precio del alquiler, invertir más en investigación científica, cultura o indústria. Aquí hay un gobierno de ultras que nos obliga a la izquierda a trabajar en lo que importa a la gente. Y en el Congreso hay una mayoría parlamentaria compleja que necesita de menos ruido y más nueces.