Se han convertido en un procedimiento muy extendido en el ecosistema bursátil desde mediados de los años ochenta, tal y como explica el analista
MADRID. Aunque los programas de recompra de acciones propias se han convertido en un procedimiento muy extendido en el ecosistema bursátil desde mediados de los años 80 del siglo pasado cuando comenzaron a realizarse por compañías norteamericanas, lo cierto es que han pasado los años y siguen despertando gran fascinación entre inversores tanto institucionales como minoristas, ya que en el mercado se ha extendido (y consolidado) la idea de que se trata de un buen sistema de retribución al accionista.
En la actualidad, las empresas estadounidenses continúan invirtiendo grandes cantidades en la compra de sus propias acciones. De hecho, en el primer mes de 2023, las recompras anunciadas se triplicaron hasta alcanzar la cifra de 132 mil millones de dólares. Las recompras realizadas superaron el anterior récord de enero -establecido hace dos añoas- en más de un 15 %. Y hay señales de que la cifra seguirá aumentando. Muchos creen que este tipo de operaciones ha sido uno de los principales catalizadores de la fuerte subida de la renta variable en el mes de enero.
La semana pasada tuvimos varios ejemplos de este tipo de operaciones, que fueron muy bien recibidas en las bolsas: dos aquí en España, afectando a los dos de los mayores bancos del país, Santander y BBVA, y la otra anunciada por Meta (Facebook). Santander publicó unos excelentes resultados el jueves día 2 y unas horas antes informaba de la finalización de su tercer programa de recompra de acciones, mediante el cual ha comprado en el mercado 340,4 millones de títulos propios, cifra que equivale al 2,03% de su capital social, por un importe de 979 millones de euros, acciones cuyo destino será su amortización. Por ponerlo en contexto, los 979 millones de euros equivalen al 20% del beneficio ordinario obtenido en los seis primeros meses de 2022. El banco retribuye a sus accionistas de forma híbrida, mediante un pago en efectivo y este tipo de operaciones desde hace tres años para alcanzar su política de pay out del 40%.
Un día antes fue BBVA el que, aprovechando la fecha de publicación de resultados del cuarto trimestre, anunció que destinará 422 millones a recomprar acciones, cantidad que se suma al programa de 3.160 millones realizado entre 2021 y 2022, así como que repartirá un dividendo complementario en efectivo de 0,31 euros brutos por acción.
En la misma fecha, Meta Platforms informó de unos ingresos del cuarto trimestre que superaron las expectativas, pero buena parte del impacto positivo que tuvieron sus cifras de resultados en el mercado llegaron al presentar un programa de recompra de acciones de 40.000 mil millones de dólares. Aquí las cifras que manejan las grandes compañías tecnológicas norteamericanas barren en volumen las de las mayores compañías europeas.
Pero a lo que vamos, independientemente de los volúmenes absolutos, estas operaciones gustan a los inversores porque si bien es verdad que mejoran todos los 'ratios por acción' de las compañías que las realizan, éstas se han encargado de transmitir el 'beneficio' que suponen para los accionistas.
Pero nosotros pensamos que a quién realmente benefician es a las entidades que las realizan:
En general estos programas gustan bastante, pero también generan críticas como por ejemplo:
Personalmente pienso que plantear este tipo de operaciones, tal y como ocurre con los 'scrip dividend' o 'dividendos flexibles' en términos de retribución, tiene sus peros y que conviene actuar con el criterio de un inversor clásico: Cobrar el dividendo en efectivo cuanto antes y cuanto más, mejor…
Antonio Castelo es analista de iBroker
Una de las herramientas que tienen las cotizadas para complementar el dividendo ordinario o extraordinario aprobado en junta es la recompra de acciones