VALÈNCIA. El grupo empresarial Atitlan cerró un ejercicio 2022 de récord. Tras cumplir 18 años, la firma, propiedad de Roberto Centeno y Aritza Rodero, logró el pasado año disparar su beneficio y pasar de los 4,1 millones logrados en 2021 a los 73,1 millones el pasado ejercicio. Un aumento que fue consecuencia de la venta de su negocio de almendros y olivos, que permitió a la firma acometer una firme apuesta por el sector 'agro' con la reconversión de cultivos cítricos y su salto a la producción de pistachos y aguacate.
Así, el grupo consolidado –las compañías donde Atitlan tiene el control, más la parte proporcional de aquellas en las que ostenta una participación minoritaria– registró una cifra de negocio de 190,2 millones, un 13% menos, pero elevó su ebitda hasta los 90 millones de euros frente a los 26,7 millones de 2021 debido a que consiguió reducir su deuda y gastos financieros. Además, cerró el año con más 1.600 trabajadores y activos por encima de los 1.000 millones.
"Estos resultados fueron generados en gran parte por la rotación de los negocios de olivar y almendros hacia otros cultivos como el pistacho, el aguacate o los cítricos", explica la compañía. Y es que la firma reorientó el pasado año su estrategia en el sector agroalimentario, en el que está presenta desde 2007 con la marca Elaia. En aquel entonces arrancó con más de 20.000 hectáreas de olivo y almendro, unos cultivos que vendió al grupo andaluz De Prado.
"Como consecuencia de esta desinversión, la deuda que mantenía el grupo también se ha visto reducida respecto al ejercicio anterior. Por todo ello, la tesorería aumentó de forma relevante en 2022, lo que, sumado a la posibilidad de apalancamiento adicional, permite contar con una amplia capacidad para seguir invirtiendo", explica en su memoria anual. Tanto es así que Atitlan ha destinado 100 millones para producir 4.000 hectáreas de pistacho por su alta rentabilidad y fuerte tirón en la demanda de consumo.
Además, también cuenta con una rama de cítricos a través de Frutas Romu, que opera más de 1.300 hectáreas en Huelva, Comunitat Valenciana y la Región de Murcia. Actualmente, cultivan diferentes variedades de naranja y mandarina, pero también han transformado parte de este negocio. Así, ha dedicado 100 de esas hectáreas para probar con el aguacate y otras 300 las va a reconvertir en clementina de royalty, para lo que ha invertido otros 10 millones de euros, tal y como informó Valencia Plaza.
"Atitlan ha evolucionado en este tiempo de forma natural de un papel de inversor financiero hacia el de un compañero de viaje con vocación de permanencia y sostenibilidad", destacan desde el grupo empresarial valenciano. En este sentido, sus fundadores reiteran su compromiso por ser "capital permanente, responsable y paciente, sin horizonte ni necesidad de desinversión, con vocación de cultivar relaciones a largo plazo y apoyar modelos de negocio de crecimiento".
Con esta vocación, Atitlan se ha convertido en uno de los grupos empresariales más activos en el segmento del ‘middle market’ español, con una red de compañías variada y agrupada en diferentes verticales. Sus divisiones más importantes hasta ahora han sido la agricultura, las renovables y el inmobiliario. Todo ello ha generado una cartera de inversiones financieras de más de 125 millones, entre las que destaca la participación en el fondo de deuda alternativa Terram Capital.
En concreto, el grupo ha estado muy centrado en los últimos años en las renovables tras el 'boom' inversor en España. Un negocio que ha ido creciendo de forma vertiginosa con la promoción de varios proyectos. Por ello, crearon el holding Atitlan Helios SL para agrupar su negocio energético. Entre sus hitos más recientes está el haber logrado la autorización del Gobierno para la construcción de un parque fotovoltaico de 116 MW en Monòver con 53 millones de euros de inversión. También tienen luz verde para la megaplanta fotovoltaica de 84 MW instalados que proyecta entre Villena y Salinas.
Otra de sus áreas de negocio es el 'ladrillo'. Así, cuentan con la sociedad inmobiliaria Nuevas Actividades Urbanas (NAU), con participación en centros comerciales de la ciudad de València como Aqua y Arena y otros en la provincia como el Osito Park. En concreto, tiene en cartera Oceanic Center, la empresa que posee el complejo comercial, hotelero y de ocio Aqua Multiespacio junto a los Montoro a través de la firma Navisa.
También, forma parte de NAU la mercantil Valencia Natura Park, propietaria del centro comercial Arena Multiespacio, también al 50% con los Montoro. Lo mismo ocurre con Osito Park, propietaria de terrenos junto al centro comercial El Osito de la Eliana.
Además, hace poco Atitlan creó una sociedad junto a Grupotec con el foco puesto en la promoción inmobiliaria en el segmento 'living', que incluye activos relacionados con espacios compartidos como el coliving o senior living, así como el desarrollo de build to rent (BTR), construir para alquilar. Asimismo, vendió hace un año, junto a Área Desarrollo, división de proyectos inmobiliarios del Grupo Simetría y propiedad de la familia Batalla, una residencia de estudiantes con 250 camas en la avenida de Tarongers a la británica Round Hill Capital. La operación rondó los 25 millones de euros.
Pero también, ha invertido en otras compañías valencianas como el fabricante de pistas de pádel, Padel Galis, que cerró el pasado ejercicio de 2022 con una facturación de 20,6 millones de euros; o en Imex Products, compañía de grifería que ha experimentado un importante crecimiento en los últimos años, convirtiéndose en uno de los principales players nacionales. También, ha entrado en el sector del transporte con la compra de la empresa Anymore, especializada en el traslado de contenedores (TEUs) en el entorno del Puerto de Valencia.
Paralelamente, en estos momentos ha presentado una oferta vinculante por Tastia Group, dueños de cadenas de restauración como Muerde la Pasta y que recientemente entró en concurso de acreedores.
Asimismo, durante 2022 participó también en iniciativas filantrópicas con impacto social en la Comunidad Valenciana. En concreto, el grupo está comprometido con la equidad educativa y la igualdad de oportunidades, y canaliza este compromiso a través de la ONG Empieza por Educar (ExE). Además de este apoyo, ha desarrollado del programa propio Income Share Agreements (ISAs), que verá la luz en la segunda mitad de 2023.
Al mismo tiempo, el grupo sigue comprometido con la generación de un impacto positivo en las empresas donde participa en una triple vertiente: medioambiental, social y de gobernanza, alineado con sus principios de sostenibilidad y responsabilidad.