CASTELLÓ. El arte de trabajar el cuero o la piel tiene miles de años. De hecho, la marroquinería, el concepto con el cual se denomina este oficio, ha cubierto distintas necesidades según la época en la que se desarrollaba, tanto que durante mucho tiempo en las colecciones del mundo de la moda estaban muy presentes pantalones y chaquetas elaboradas con estos materiales. No obstante, es en el sector de la fabricación de complementos donde ha perdurado más la implantación de este arte. Una tradición que quiere mantener María Pilar Renart, que hace cinco años inauguró su propio taller de elaboración de artículos de marroquinería en Benafer, un pequeño municipio del Alto Palancia, que no llega a los 200 habitantes. “La verdad es que me gusta mucho este trabajo y disfruto con él”, explica María Pilar.
María Pilar Renart, durante el proceso de fabricación.La responsable del taller de artesanía Renart explica que “la vocación por este oficio me viene por tradición familiar ya que mis padres tenían un taller también aquí en el pueblo y me enseñaron, y aunque yo soy de formación auxiliar de farmacia y he trabajado en el sector, al final me he decantado por asumir un reto en el que me siento muy a gusto”. El diseño y la fabricación de los artículos que vende María Pilar son propios. Su catálogo de productos puede alcanzar las 200 referencias, ya que la mayoría de ellos son exclusivos y aunque tengan una línea parecida, siempre tienen detalles que les diferencian: “intento que no haya dos iguales”, dice.
Bolsos, carteras, monederos en 3D, cinturones, mochilas, botelleros o detalles para celebraciones son parte de la producción que realiza el taller de artesanía Renart de forma manual y que en muchas ocasiones personaliza al gusto del cliente. Algo que si tiene claro María Pilar es que “los artículos han de ser accesibles para todos, no son productos de lujo”. Sus principales clientes son los vecinos de la localidad y de la comarca, aunque sus productos también los ha vendido en otros municipios de Valencia, Castellón y Barcelona, gracias al boca a boca, asegura.
De momento, el taller no tiene una tienda física para vender sus colecciones. “Fue poco antes de la pandemia cuando me plantee abrir una tienda online y una físíca y ahora con el tiempo pienso que menos mal que me pilló aún con la idea sin fructificar, porque hubiese sido horroroso si nos confinan recién estrenada la tienda. Y es que el negocio iba muy bien hasta que llegó la pandemia y nos obligó a todos a parar”. Al igual que otros muchos sectores, ese último año ha sido complicado para el taller debido a la situación sanitaria, pero en estos últimos meses, explica Renart que “ha mejorado la situación y se va recuperando la actividad”.
El trabajo de María Pilar se ha visto recompensado hace unas semanas con la concesión por parte de la Generalitat con el documento que le acredita como artesana, lo cual es un plus en su apuesta por sacar a flote su negocio en un municipio rural. “Cuando me case nos fuimos a vivir a Puerto de Sagunto, ya que mi marido es de allí, pero al poco tiempo volvimos a Benafer”, explica. María Pilar considera que “fue un acierto, ya que para los niños no es lo mismo vivir en un pueblo pequeño que en una ciudad, aunque sea pequeña”. Al mismo tiempo, valora mucho el poder estar trabajando en Benafer “porque me permite estar cerca de mis hijos el mayor tiempo posible y me permite tener una calidad de vida que no tendría en la ciudad”.
Renart reconoce que “para tomar la decisión de vivir en un pueblo lo has de tener muy claro y te ha de gustar, pero también creo que mucha gente no sabe los que es, ya que las cosas, a pesar de que aún faltan servicios esenciales, como el transporte público, han cambiado mucho y los niños tienen sus extraescolares todos los días, sus 'escoletas' en período de vacaciones...”. De momento, María Pilar, seguira diseñando sus artículos en su taller de Benafer, bajo la atenta mirada de su madre, quien muchas veces le traslada su sabiduría para que las aplique a sus creaciones.
