CASTELLÓ. La Diputación de Castellón se ha lanzado a coger la bandera del ecologismo. El actual equipo de gobierno ha asumido que la transición ecológica y los retos que plantea el cambio climático deben ser una de las señas de identidad del equipo de gobierno de PSPV y Compromís.
Los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenibles) de la ONU son una de las banderas que la izquierda ha decidido asumir como propias conscientes de que es una de las grandes proecupaciones de las generaciones más jóvenes (y nuevos votantes) y que conecta con gran parte de los 'milenials'. Una preocupación que se centra en el voto urbano pero también conecta con las raíces de las tradiciones y la ecología.
El PSPV aterrizó en 2019 en el poder institucional de la Diputación tras más de dos décadas en la oposición y optó por políticas continuistas del anterior mandato si bien, poco a poco, están encontrando señas de identidad que les diferencian y, justamente, el ecologismo es uno de ellos.
Teniendo en cuenta que se trata de un área de gestión compartida a medias entre Ignasi García (Compromís) y la socialista María Jimenez (PSPV), dos de los valores en auge en ambos partidos, la Diputación ha apostado por centrarse en grandes cuestiones vinculadas a la emergencia climática.
La época de Carlos Fabra se caracterizó en la apuesta por los conocidos como POYS (Planes de Obras y Servicios) y que la Diputación tuviera presencia en los municipios a través de infraestructuras, su predecesor, Javier Moliner, apostó por focalizar la institución en uno de los grandes problemas de Castellón: la despoblación. De hecho, el gabinete del ex presidente del PP puso encima de la mesa la cuestión antes de que otras administraciones detectaran el problema y se pusiera en la agenda política.
Martí junto a Compromís ha decidido abanderar una de las temáticas que más se disputan la izquierda (también Podemos trata de liderar estas causas). De hecho, la presentación de una guía para impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU es un claro ejemplo de ello, pero, sin ir más lejos, la apuesta por reducir la producción de residuos es otra de ellas.
No fue casual, por ejemplo, que por primera vez el equipo de gobierno presentara un acto tan importante (y con un foco mediático tan elevado) fuera del Palacio de las Aulas como son los presupuestos y se ubicara junto a una explotación citrícola de Almassora. Es decir, PSPV y Compromís quisieron ligar la imagen de las cuentas provinciales al medio ambiente en "un escenario que no es el habitual porque queremos evidenciar el soporte de la Diputación de Castellón al sector citrícola", aseguró el presidente.
Otra prueba de esta evidente apuesta como eje político es que el gran proyecto de la Diputación de esta legislatura (y de las próximas) es el Plan del Agua. Un mega proyecto que implica al Estado (con una inversión prevista de 207 millones de euros) y cuyo objetivo es garantizar que los 135 municipios de Castellón cuenten con suministro hídrico.
El objetivo es que se incluya un precio único solidario para el agua en todos los municipios de la provincia y que, además, se incorporen todos los consorcios de aguas en uno unitario, construyendo canalizaciones para los municipios y que se compartan, además, todos los recursos hídricos.
