MULHOUSE (FRANCIA). La primera jornada del operativo para la evacuación de refugiados ucranianos en Przemyśl (Polonia) impulsado por el empresario Juan Manuel Baixauli, de Consultia Travel - empresa que ha aportado el capital para poner todo en marcha -, en colaboración con Juntos por la Vida llegó a su fin con más de 1.200 km recorridos desde Bétera, el punto de partida, lo cual sitúa al bus a poca distancia de la frontera franco-alemana, en el departamento francés de Alsacia.
En el autocar, a parte de los conductores, viajan tres personas ucranianas que residen en España desde hace tiempo: Svetlana, de Donetsk; Anastasia, de Ivano-Frankivsk; y Andrey, de Kiev. Las dos primeras llegarán a Polonia - país que mayor número de refugiados ha recibido, con 756.000 - para realizar labores de traducción entre los refugiados y el equipo de la fundación valenciana.
Así se acordó la tarde del pasado viernes, en una reunión celebrada en el consulado de Ucrania en València que congregó a 14 personas de disciplinas diferentes para coordinar el operativo. Entre estas personas se encontraban el propio Baixauli, el cónsul, Pablo Gil, y personas pertenecientes a diferentes organizaciones como Remar o la propia Juntos por la Vida.
No sólo se organizó este viaje, también se aclararon las gestiones relativas al transporte de material donado a plantas comunes o la atención telefónica a los ucranianos que llegan a la Comunitat Valenciana.
El viaje arrancó de madrugada. A las 5:45 fueron citados los pasajeros en un hangar ubicado en la carretera entre Bétera y Olocau para cargar todo lo que tenían que transportar. A pocos minutos de que el motor comenzase a sonar, los asientos no ocupados del bus estaban - y están - repletos de cajas con material y recursos para socorrer a la gente a recoger en la frontera polaca.
Los tres ucranianos tomarán rutas distintas entre sí, Andrey bajará en Nuremberg (Alemania) para ayudar a una conocida suya que ha conseguido escapar con sus hijos hasta allí. Desde la ciudad germana les acompañará hasta Múnich, el que será su hogar provisional hasta que una hipotética desescalada de la tensión les permitiese sopesar volver a su tierra natal.
Por su parte, Svetlana y Anastasia, que sí que llegan a Polonia, tampoco volverán con el bus fletado por Baixauli, pues planean quedarse un poco más de tiempo. Svetlana, precisamente, comenta que ha cogido vacaciones en el restaurante donde trabaja, lo que le permitirá estar allí "sobre una semanita".
Se queden en un sitio u otro, las primeras 14 horas de viaje - sin contar descansos -estuvieron marcadas por el contraste entre lo que se podía oír en el interior del vehículo. Por un lado, se podían escuchar conversaciones en ucraniano, así como las voces, en la misma lengua, de los informativos que se ponían en los móviles; por el otro, los consejos sobre la ruta a tomar, anécdotas y charlas de los conductores, amigos y compañeros durante muchos años que ahora se embarcan en una de las empresas más atípicas que han podido vivir en sus carreras al frente del volante.
No obstante, el bus no está envuelto en un aura de pesimismo extremo. Pese a la situación que vive el pueblo ucraniano, los tres voluntarios mostraron entereza, decisión y alegría a lo largo de este primer día de viaje. Sí, hubieron momentos difíciles; al principio, algunos lloraban "todo el rato" durante el trabajo. No obstante, han canalizado esas emociones, "que siguen estando ahí", para poder llegar y asistir a sus compatriotas con la mejor cara posible con el fin de hacer un mejor trabajo.
En Przemyśl siguen aguardando los refugiados ucranianos y el equipo de Juntos por la Vida, capitaneado por su presidenta, Clara Arnal. Todas las plazas se llenarán, las que lleguen vacías más las tres que Svetlana, Anastasia y Andrey dejen. Los menores y madres a ubicar en el interior del vehículo ya guardan cierta relación con València, habiendo participado la mayoría en programas previos de acogida en la Comunitat.
No será este el primer bus que haga el traslado en la ruta Przemyśl-València, pues esta madrugada ha llegado a la ciudad uno con 52 refugiados a los que atendía la ONG valenciana listos para ser acogidos el tiempo necesario en espacios como los hogares que los propios valencianos ceden o deciden compartir.
Por el momento, la última hora que llega desde Rusia y Ucrania sigue manteniendo en vilo a las personas trabajando en las evacuaciones. El nuevo alto el fuego acordado ha vuelto a fracasar, según confirmaron fuentes de la ONU y del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Lo que podría haber significado la evacuación de cerca de 200.000 personas residentes en dicha zona, se ha traducido en la continuación del combate e imposibilidad de dejarlos escapar o dejar entrar suministros en una localidad que lleva cuatro días sin agua, calefacción o electricidad, según el último informe de la ONU.
El aumento de las peticiones de socorro es una realidad palpable pese a las dificultades existentes para abandonar Ucrania. En la tarde de ayer, los conductores que se turnan en la conducción del bus alertaron que les estaban llamando personas desde España pidiéndoles que, ya que iban a Polonia, se trajesen a familiares o conocidos por evacuar. Siguen preguntándose quién ha facilitado sus respectivos números de empresa a los solicitantes.
La llegada a Polonia está planeada para hoy, pasado el mediodía. Por lo que respecta a la madrugada y mañana de hoy, cruzar toda Alemania y Polonia de punta a punta hasta llegar a la frontera será el reto para conductores y pasajeros, quienes no dudan de la urgencia del momento y el servicio que están prestando.