Foto: KIKE TABERNERVALÈNCIA. Música para dar mayor calidez y humanidad a los hospitales. Ese es el objetivo que tiene Músicos por la Salud, una fundación creada en 2015 por Guillermo Giner, que tras acompañar durante 11 meses a su madre en el hospital vio la importancia de apoyar, con la música, a las personas que acuden o residen en un hospital. En la actualidad Músicos por la Salud cubre todo el territorio nacional, con especial importancia en la Comunitat Valenciana y Madrid, donde ofrecen más de 1.000 microconciertos anuales.
La historia de Giner guarda cierto paralelismo con uno de los músicos por la salud, Juanjo Pérez. Su historia se remonta también al año 2015, cuando operaron a su madre de un tumor cerebral, y la acompañó durante un año el Hospital General de València y en el Hospital Militar de Manises. Músico de profesión, tocaba este instrumento en casa mientras su madre cocinaba, y decidió recrear la situación en el hospital. Un año después, los caminos de Juanjo y de la fundación se encontraron dos años después por una oferta de trabajo en la que buscaban músicos voluntarios. “Hubo esa unión, que de no haber sido por mi relación con hospitales o salud, a lo mejor no se hubiera producido”, reconoce Pérez.
Pérez no solo es un músico, es el hilo discursivo de microconciertos que se producen semana tras semana en hospitales como el de Manises. Pérez, acompañado por su guitarra y una pequeña mochila, viste unos vaqueros y unas deportivas. Posa con orgullo con una camiseta azul, la de una fundación cuya labor reconoce que le ha cambiado la escala de valores. Baja hasta el sótano de Manises y camina un largo pasillo en la zona de hemodiálisis.
Es una mañana tranquila en hemodiálisis. Los pacientes ya están tumbados en sus camas y cada uno mira un televisor colgado del techo que muestra, sin volumen, un magacín de una televisión nacional. Por la mañana suele ir gente más mayor, reconoce una paciente del turno de tardes que explica que los horarios vespertinos y nocturnos están más enfocados para aquellas personas que trabajan y no pueden acudir durante la mañana.
Juanjo llega al final del pasillo, saluda al personal que se encuentra en el mostrador y saca un pequeño atril sobre el que coloca unas partituras, va a empezar el concierto. El silencio de la sala lo rompe la melodía de una guitarra y la voz del músico: “Dejaré mi tierra por fin. Dejaré mis campos y me iré. Lejos de aquí…”. La mañana empieza con Nino Bravo. Tras este tema, los Ronaldos pasan a estar en la mente de los presentes con ‘No puedo vivir sin ti’. Pérez se pasea por toda la sala, para en algunas camas, y adapta su voz a lo que el paciente pide.
En concreto, se detiene al lado de una señora que se ha quitado los auriculares tras ver al músico acercarse. Ahora no hay voz, solo las manos de Juanjo frotando cada una de las seis cuerdas de la guitarra. De la caja de resonancia sale una plácida melodía, que otorga tranquilidad y calidez al lugar. La sala enmudece, los ojos están puestos en Juanjo y la reacción de la señora, que aplaude cada cierto tiempo. “Bravo, bravísimo, bravo”, responde la paciente cuando el músico acaba su pequeño concierto personalizado. Tras la última nota, Juanjo recoge su partitura, pliega su atril y recorre el camino inverso. Hasta la semana que viene.
Una sonrisa invade el rostro del músico tras ser preguntado por la respuesta de los pacientes. “Agradecimiento”, responde Juanjo. “Y, aunque parezca un tópico, cada día es un regalo. El regalo de poder, como músico, estar aquí”, añade Pérez, que de forma habitual hace su labor en salas, cafés, y pubs, lugares “que no tienen nada que ver con un hospital, donde la persona acude contra su propia voluntad”.
Juanjo explica que es importante que la actuación esté adaptada a cada sala para poder llegar a los corazones de los asistentes: “Llevo siempre un cancionero con canciones que van de los años 60 hasta los 2000 para poder adaptarme a cada momento. La intención es que los pacientes reconozcan las canciones y las puedan cantar conmigo”.
Pérez ha aprendido con el paso del tiempo a tratar con su público. Prueba y error: “nadie te lo enseña, se aprende cada día”. El músico reconoce que, con esta labor, se ha podido dar cuenta de la importancia de compartir tiempo acompañando a las personas. “Nos enfocamos en bobadas del día a día y, al fin y al cabo, todos queremos compartir un momento con alguien”, reflexiona Pérez tras la actuación en hemodiálisis.
Medio millón de personas se han podido beneficiar hasta la fecha de los más de 24.000 microconciertos que se han impartido en los 365 centros que ahora mismo tienen convenio de actuación con la fundación. En total, unos 3.000 músicos entre voluntarios, profesionales en plantilla, y personal de prácticas, forman parte de una organización que prevé dar a lo largo de 2023 el salto a Estados Unidos y Latinoamérica con una nueva fundación en Florida.
El estudio de impacto realizado por la propia organización indica que la asistencia a los microconciertos tiene un impacto positivo para los pacientes, tanto a nivel emocional como físico. El rol físico, la vitalidad, y la ansiedad fóbica se muestran entre los indicadores con mayor grado de mejora tras los microconciertos. En el estudio realizado en València, se detectó “mejoría en la comunicación, en la expresión de la felicidad, en el estado anímico y emocional, así como cambios positivos en el deterioro cognitivo y en competencia y habilidades de la vida diaria”.
La fundación también cuenta con un proyecto llamado Pianos por la Salud, del que el Hospital de Manises también forma parte. Consiste en la instalación de un piano en la entrada del hospital con el objetivo de organizar microconciertos impartidos por pianistas, alumnos de escuelas y conservatorios, y profesores. En el caso de Manises, la inauguración se produjo en 2021 por el pianista Chang Rok Moon. En la actualidad existe otro piano de la fundación en la Comunitat Valenciana en el Hospital La Fe de València.
La fundación actúa en todos los ámbitos del sistema sanitario. El propio músico reconoce que no existen lugares donde la música no sea algo positivo, aunque sí hay salas como es el caso de UCI y reanimación donde “el paciente está muy delicado” y “si el día está movido, a veces es mejor ni entrar” para no interferir la labor de los médicos.
Precisamente hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud en conmemoración al día, de 1948, en el que la ONU creó la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año la OMS pone el foco en un problema de salud pública determinado, y para el 75 aniversario ha elegido ‘Salud para todos’. Bajo este lema, la OMS ha creado una campaña en la que reivindica una cobertura sanitaria universal que contribuya a mejorar las condiciones de vida de las personas y reduzca las desigualdades
