VALÈNCIA. Hace ya siete años que la escritora Carmen Amoraga se puso el traje de Directora General de Cultura y Patrimonio en una renovación del gobierno autonómico que, ya bien entrado el 2022, ha dejado de ser novedosa. Queda un año para elecciones y, con ellas, se hace necesario echar la mirada atrás a las últimas dos legislaturas, a un proyecto que ha cambiado el rumbo de la política cultural valenciana. Aunque no todo es pasado, también hay futuro. De una cosa y la otra hablamos en San Miguel de los Reyes, sede de la dirección, con Carmen Amoraga.
-Queda un año para elecciones, ¿cuáles son los proyectos concretos que quiere sacar adelante la Dirección General de Cultura y Patrimonio de aquí a un año?
-Nosotros no vamos a impulsar ningún proyecto de aquí a final de año. Lo que vamos a intentar es acelerar la resolución de los que estamos desarrollando desde el principio. Desde el primer momento tuvimos claros dos o tres proyectos en cada una de las subdirecciones y un proyecto general, que era salir de los compartimentos estancos de la competencialidad. La cultura no puede vivir en compartimentos estancos. En el ámbito del Libro tuvimos muy claro que teníamos que impulsar el Plan de Fomento de la Lectura para que la Comunitat tuviese un nivel de lectura aceptable, además vamos a iniciar el camino para cambiar la Ley de Bibliotecas. En el caso del área de Patrimonio tuvimos claro que la situación del Museo de Bellas Artes no era la adecuada para la que es la segunda pinacoteca del Estado y desde 2015 trabajamos con el Ministerio, los titulares del museo, para cambiar esto.
-Habla de consolidar y no de iniciar proyectos, ¿quiere decir esto que se dan por cumplidos los objetivos de esta y la anterior legislatura?
-En este momento no, porque aún nos queda un año. Lo daremos por concluido cuando acabe la legislatura.
"cuando cambie la configuración [del museo] Pablo González Tornel podrá ser director, pero tendrá que pasar por un proceso"
-Hablemos del Museo de Bellas Artes. Hace un año, tras la comisión del nuevo patronato, confirmaba que se ha descartado las fórmulas del consorcio y de la fundación para encontrar solución a su situación, ¿en qué se está trabajando ahora?
-La configuración legal del museo no es la adecuada, pero las cosas no pasan de la noche a la mañana. Desde el principio trabajamos en la figura del consorcio y la fundación, pero efectivamente quedaron todas descartadas. Ahora estamos trabajando para que sea una entidad de derecho público, un acuerdo que hemos alcanzado con el Ministerio de Cultura. Hemos preparado un articulado de un anteproyecto de Ley junto con un equipo de la Universitat de València y la propia Abogacía, un texto que en el Ministerio conocen y al que han dado el visto bueno. Una vez este articulado tenga todos los vistos buenos pasará a la fase de creación de nuestra propia Ley. Cuando la legislatura acabe la Ley del Museo de Bellas Artes estará aprobada.
-Entiendo que será similar a casos como la Ley del IVAM.
-Efectivamente, convertiremos al Museo de Bellas Artes en un IVAM.
-Una vez el museo pase a ser una entidad de derecho público, ¿ qué cambios se darán en la práctica?
-Dejará de ser un servicio de la Dirección General. De hecho, el propio director es un jefe de servicio y por eso tiene que ser funcionario. Ahora [con la nueva ley] el museo será autónomo y el director no tendrá que ser funcionario ni será jefe de servicio, sino la persona más válida que se considere para el puesto. También es muy importante que la reposición y la creación de plazas no estará sujeta a la Ley de Función Pública, que es el gran problema que arrastra el museo, sobre todo en el tema de conservadores y los restauradores. Hasta llegar a este punto ha habido mucho trabajo anterior, de hecho hasta 2015 no podían acceder docentes [a la dirección], un cambio que ha permitido tener al director que tenemos. También hemos actualizado el decreto del patronato y se ha trabajado sobre el prestigio y confianza, una confianza que se traduce con la donación Gerstenmaier o la llegada del Retrato de Michele Marullo Tarcaniota, de Botticelli.
-Con la aprobación de la nueva Ley, ¿Pablo González Tornel cambiará su 'título' o se abrirá un nuevo concurso para elegir director?
-Esto es como el IVACOR, que antes formaba parte del Institut Valencià de Cultura y que conseguimos integrar en la Dirección General. Evidentemente es algo más sencillo, porque era de la Generalitat, pero en ese caso la dirección tuvo que abrirse con una nueva convocatoria, porque es algo diferente. No tengo ninguna duda de que cuando cambie la configuración [del museo] Pablo González Tornel podrá ser director, pero tendrá que pasar por un proceso. También hubo un cambio, por ejemplo, con la Ley del IVAM, que pasó de un director a un director artístico y otro gerente.
"a la política hay que venir con fecha de caducidad [...] ES NECESARIO QUE HAYAN MIRADAS DISTINTAS"
-Otra cuestión relevante para el museo es el plan museológico, que sigue sin aplicarse, ¿en qué punto está?¿cuáles son las noticias que les dan desde el Ministerio?
-El trabajo previo está hecho y estamos a la espera de que el Ministerio lo incluya en los presupuestos. Tengo toda la esperanza en que el 2023 se pueda incluir. Cuando nos reunimos lo reclamamos... pero es verdad que el Ministerio tiene muchos museos, como tiene muchas bibliotecas.
-Le preguntaba antes por los proyectos a un año de elecciones, no puedo no preguntarle, ¿le gustaría continuar en el gobierno, da por concluido proyecto...?
-Siempre he dicho que a la política hay que venir con fecha de caducidad. No puedo pedir que los demás hagan lo que yo haría, pero sí puedo pedírmelo a mi misma. No me planteo qué va a pasar después de las elecciones, pero sí que sigo pensando que esto tiene fecha de caducidad y que es necesario que hayan miradas distintas. No creo que mi proyecto esté agotado, porque no es mi proyecto, es un proyecto de gobierno, de equipo. Venga quien venga a la dirección general tendrá un equipo volcado con la cultura.
-El Consell declaró en enero el 2022 como Año Benlliure, ¿en qué se trabaja?
-Nosotros estamos más centrados en el Año Fuster, que se creó la comisión hace unas semanas y en el Año Sorolla. En este momento estamos reactivando el tema de los Sorolla de La Habana y estamos trabajando en un par de proyectos más con Presidencia. El Año Benlliure la verdad es que no nos hemos metido aún, no nos han convocado ni se ha convocado una comisión...
-Hace años Ximo Puig habló de un museo dedicado al pintor…
-No se ha avanzado en ese tema. Las idea no se ha aterrizado.
-El Observatori Valencià de la Cultura ha sido un proyecto fallido , ¿se retomará o se da por finiquitado?
-Es verdad que es un proyecto fallido, pero han pasado muchas cosas y yo creo que todo el gobierno, y en Cultura, hemos priorizado otro tipo de actuaciones empujados por las necesidades de la pandemia.
-Uno de los grandes proyectos de la Conselleria ha sido el impulso de la colección de arte de la Generalitat. Hasta ahora la hemos visto en muestras que tenían como eje mostrar el propio lote de compras, ¿por dónde pasa su futuro intelectual?
-El futuro de la colección está asegurado, una colección que tiene dos sentidos: que la Generalitat tenga la colección, pero también repercutir en el sector de las galerías, de los artistas... Hay una comisión que se encarga de seleccionar las compras y el único cambio que planteamos ahora es que esta comisión la va a ejercer la junta de valoración. La gestión recae sobre todo en el Consorci de Museus.
-El Consorci precisamente no cuenta con colección propia, como pueda ser el IVAM o Bellas Artes, y de hecho no está en su misión. ¿Cree que la colección debería tener una sede física?
-El sentido de que sea el Consorci quien la gestione es porque vertebra todo el territorio, se consigue su itinerancia. Al final la colección es de la Generalitat, lo que hace el Consorci es moverla. No creo que sea algo que esté sobre la mesa en este momento.
-En noviembre se paralizó la licitación de Artenblanc. Lo que iba a ser una cuestión de semanas sigue sin avanzar, ¿en qué punto está?
-Parecía que iba a ser para unas semanas y efectivamente no lo fue porque hubo unas incidencias en el procedimiento jurídico administrativo que hacía necesaria una nueva apertura del proceso. Coincidió con el cambio de ejercicio presupuestario, con lo que ha habido que volver a lanzarlo todo desde el principio. En este momento tenemos todos los informes favorables y esperamos que en breve se pueda contabilizar el contrato.
"si no hubiéramos puesto la base en Artenblanc no hubiera habido Clec"
-La Diputació está apoyando el festival Clec, que está tomando fuerza como espacio de moda en València, impulsado por la asociación de diseñadores, ¿cómo es la convivencia?
-Lo natural es que convivan distintos proyectos, como conviven en otros sectores. Ahora bien, si no hubiéramos puesto la base en Artenblanc no hubiera habido Clec, porque desde Cultura no se hacía nada con la moda. Este proyecto sirvió para romper ese compartimento estanco. Esto ha servido para que ahora convivamos con otras iniciativas como Clec y otras que llegarán. Hay que recordar que otros proyectos tiene una suma de colaboraciones, Artenblanc sale con un presupuesto específico de la Conselleria. El mayor acierto ha sido ver que la cultura y la moda están estrechamente ligadas.
-Esta semana ha presentado las nuevas líneas del Plan de Fomento del Libro y la Lectura, ¿cuáles son los principales objetivos de esta nueva etapa?
-El objetivo es el mismo: aumentar el nivel de lectura, que se ha hecho, pero aún así estamos por debajo de la media nacional. Para ello queremos trabajar estrechamente con todos los agentes de fomento lector, ya sean administraciones, colectivos o particulares. Para conseguirlo hemos aumentado el presupuesto. Estos cinco millones no serán solo para ayudas, también hemos reservado una cantidad de medio millón para coorganizar actividades porque pensamos que en la interlocución en la primera etapa del plan no quedó suficientemente claro que podían acudir a la administración autonómica para coorganizar actividades. Esta manera de trabajar la vamos a enfocar con recursos económicos y humanos, con la creación del departamento de Fomento Lector, que va a coordinar todas las actividades.
-¿Quién compondrá ese departamento?
-Lo liderará la persona que lleva la jefatura del servicio, Carmina Prats.
-Ha impulsado Sant Miquel del Reis como un centro cultural por derecho propio con, entre otras cosas, sesiones de conciertos de artistas mainstream, ¿cuál es el espacio quiere ocupar en el circuito cultural valenciano?
-La idea inicial es que esto no es un espacio de trabajo, es un bien de interés cultural, es un monumento que es patrimonio de toda la ciudadanía. A partir de ahí queremos también poner nuestro granito de arena para que los sectores culturales sigan funcionando, ¿cómo lo hemos hecho? Con producciones propias y ofreciéndolo como espacio a sedes o festivales, como Russafa Escènica o 10 Sentidos. Por otra parte están nuestras producciones propias, como Música empresonada, que surgen aquí y que están preparadas para intinerar. La manera de romper el ámbito competencial fue vincularlo al ámbito patrimonial.