VALÈNCIA. Pocas semanas después de cerrar un pacto de gobierno con Vox y de su desembarco en el Palau de la Generalitat, el presidente Carlos Mazón tomó la decisión de cambiar los plenos del Consell a los martes en lugar de los viernes, fecha en la que tradicionalmente se celebraban la reuniones del ejecutivo para aprobar los acuerdos que adopta el gobierno autonómico. Esta era precedida el jueves por el denominado 'consellet', donde secretarios autonómicos y subsecretarios preparaban los asuntos a abordar y ejercían de filtro, puesto que decidían si había quórum o no para que cualquier acción gubernamental saliera adelante. Con el cambio propuesto, pasaba a celebrarse los lunes.
La decisión no era trivial. La misma iniciativa también fue impulsada en su momento por el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que modificó el día de celebración de los Consejos de Ministros a los martes con el objetivo de dar más relevancia a los acuerdos adoptados y que estos tuvieran un mayor impacto mediático entre semana.
Mazón, siguiendo esta estela, lograría, por un lado, "contraprogramar" a nivel autonómico al ejecutivo central -de otro signo político-. Por otro, que los mensajes del Consell que preside se anunciaran a principios de semana y quedaran tres días para perfilar las iniciativas, dejando los fines de semana libres para realizar amplios análisis. De lo contrario, el calendario anterior apenas dejaba tiempo para sacar rédito a la acción gubernamental.
Ahora bien, basta con analizar la agenda institucional de los consellers para cotejar que no ha sido una decisión que el propio gobierno autonómico haya cumplido a rajatabla: casi un 30% de los plenos del Consell celebrados hasta la fecha no se han celebrado en martes. A lo que se añade que más del 25% de las semanas no ha tenido lugar esta reunión. Lógicamente, los motivos son diversos, algunos más justificados que otros.
En la última semana de septiembre, por ejemplo, el ejecutivo no celebró su pleno en martes porque el día 26 tuvo lugar la primera sesión de la investidura de Alberto Núñez Feijóo y Mazón se desplazó al Congreso de los Diputados para no perderse la cita, lo que derivó en que el pleno de su propio gobierno tuviera que trasladarse al viernes 29.
Lo mismo ocurrió la semana del 24 de octubre, cuando el jefe del Consell asistió a la apertura del III CharIN Europe Conference, por lo que el pleno acabó aplazándose al 25 de octubre, viernes. A la semana siguiente, lo mismo: el pleno del Consell en el que se aprobó el proyecto de Ley de los Presupuestos de la Generalitat para 2024 se celebró el lunes 30 y no un día después, vísperas de festivo, con la intención de adelantarse al plazo legal.
La situación se repitió la siguiente semana porque (algo, esto sí, habitual) los consellers tuvieron que comparecer en Les Corts Valencianes para presentar los presupuestos de sus respectivas carteras para el año que viene. Además de estos cambios, la semana del 9 d'Octubre el gobierno valenciano no celebró ningún encuentro a pesar de que el martes 10 era lectivo.
Durante el mes de diciembre, tampoco el Consell celebró en martes los plenos de la semana del 12 y 26. En la primera, el president se hallaba en Madrid en la II Cumbre Empresarial Madrid-Valencia organizada por la Fundación Conexus. En su lugar, se fijó dos días después, el jueves. El pleno del 26 directamente no se ha celebrado. A lo largo de esta semana la agenda de los consellers –salvo alguna excepción– ha sido escasa, coincidiendo con las fechas navideñas, a pesar de que el 26 de diciembre no era festivo en la Comunitat como sí lo ha sido en otras autonomías.
El porcentaje, si se tuviera en cuenta los plenos previos que se celebraron antes de que se tomara la decisión de cambiarlos al martes, aumentaría. Esto es porque el primero se celebró el viernes 21 de julio y las dos primeras semanas de agosto se celebraron un viernes y un jueves respectivamente.
Más allá de este baile de fechas, también el gobierno ha tenido su agenda en blanco en cuanto a reuniones del Ejecutivo se refiere durante varias semanas desde que el 21 de julio celebró el primer pleno del Consell para anunciar la rebaja del impuesto de Sucesiones dos días antes de las elecciones generales. Entre ellas, se encuentran las tres últimas semanas de agosto que algunos de los miembros del recién nombrado gobierno tuvieron de vacaciones estivales.
Una decisión que les valió las críticas de la oposición. PSPV y Compromís empatizaban con la necesidad de que los altos cargos también pudieran disfrutar de un descanso en verano. Sin embargo, afeaban que lo hicieran en el primer año de legislatura, recién llegados al ejecutivo autonómico, y con el caos que, por ejemplo, se produjo en las adjudicaciones de plazas de docentes días antes del inicio del curso escolar.
A estas semanas de agosto se agregan la semana del 9 d'Octubre, otra semana en noviembre y la última del año, esta semana de diciembre. En total, seis semanas. Lo que supone que el 25% de las semanas no se hayan reunido, o sumado al 30% de plenos en fechas diferentes al martes represente un 54%.