CASTELLÓ. Un gesto sencillo como canjear 50 kilómetros semanales en coche por trayectos caminando, en bicicleta o en bus supondría al año reducir en 450 kilos por persona las emisiones de CO2 a la atmósfera, el equivalente a plantar cinco nuevos árboles. Los beneficios sobre la calidad del aire que tiene optar por la bici para los desplazamientos urbanos están entre los que destaca la ONU en un decálogo reciente publicado con motivo del Día Mundial de la Bicicleta.
Un reto, el de avanzar hacia la neutralidad de carbono, que facilita la red de carriles bici que cose la capital de la Plana y que sigue sumando kilómetros: a finales de año llegará a los 82 kilómetros, prácticamente la misma distancia que separa a Castelló de Vinaròs, al norte de la provincia. Lo hará tras incorporar la última vía en construcción, la que recorrerá el kilómetro y medio del itinerario peatonal y ciclista en el que se transformará la avenida Lidón tras su remodelación integral.
Los últimos datos recogidos en el Barómetro de la Bicicleta del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes al ejercicio 2019 (los últimos actualizados) situaban a la capital de La Plana en el tercer puesto del ranking estatal de ciudades con más kilómetros de carril bici por habitante, solo por detrás de Vitoria y de Albacete.
El auge en el peso que está ganando la bici en el espacio urbano como medio de transporte se refleja también en el ritmo ascendente de uso que registra el servicio municipal de préstamo de bicicletas de Castelló, Bicicas. Los datos facilitados por el área de Movilidad municipal a principios de este verano indican que en la ciudad hay 33.650 personas usuarias registradas en el sistema, de las que 5.325 tienen algún tipo de abono activo. De estas, 3.089 son hombres y 2.236 son mujeres. Bicicas tiene 62 bases distribuidas por toda la ciudad, incluido su distrito marítimo y la playa, y lo integran 550 bicicletas.
En poco más de un año la ciudad ha logrado sumar 5 nuevos kilómetros de itinerarios ciclistas. En julio de 2021 puso en marcha los 800 metros de carril bici de la calle Músico Pascual Asensio, financiado con fondos europeos. Le siguieron después la vía ciclopeatonal de la CV-16 (1,8 kilómetros), a cargo de la Generalitat Valenciana; los 620 metros de carril bici protegido en la Cuadra Lairón, ejecutados por Infraestructuras; y el de la avenida Harley Davidson, en el Grau, con 283 metros e impulsado por el área de Movilidad del Ayuntamiento de Castelló para conectar el carril bici del Serradal con el de Ferrandis Salvador. A finales de año estará operativo el carril bici de la avenida Lidón.
La red ciclista urbana transcurre en un 75% por el casco urbano. No obstante, se ha extendido también por primera vez en los últimos dos años hasta polígonos industriales como el de la Ciudad del Transporte (que queda unido así al casco urbano) o a grupos vecinales periféricos como Lourdes o Camarillas, hasta la fecha aislados desde el punto de vista ciclista.
A pesar del ritmo ascendente de la red ciclista castellonense, desde el Ayuntamiento de Castelló matizan que la construcción de nuevos carriles bici en la ciudad en los últimos meses, más que en kilómetros extra, se ha traducido en un refuerzo de la calidad y seguridad de los mismos. Y es que en varios de ellos lo que se ha hecho ha sido eliminar las aceras bici existentes (vías ciclistas señalizadas sobre aceras) para ejecutar carriles bici segregados (exclusivos para bici) y por lo tanto, más eficientes desde el punto de vista de la movilidad, y más seguros al estar protegidos del tráfico rodado.