CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló diseña su particular estado de alarma ante un futuro escenario de extrema sequía. Aunque ese panorama tan dantesco se considere como algo de otra época, el Ministerio de Transición Ecológica advierte que en menos de 30 años (en 2050) el 50% de los acuíferos estarán en una situación de estrés hídrico. Para anticiparse a lo que pueda venir y disponer de una estrategia adecuada, el equipo de gobierno impele un Plan de Emergencia. Se trata de un instrumento para facilitar la gestión de los sistemas de abastecimiento urbano en las situaciones coyunturales de agostamiento en las que se vean comprometidos sus recursos.
En concreto, el programa establece un protocolo de actuaciones para prevenir situaciones de escasez, garantizar la disponibilidad de agua y minimizar los efectos sobre el estado ecológico de las reservas naturales. En este contexto, contempla cuatro niveles: normalidad, prealerta, alerta y emergencia. Todos vienen determinados por el caudal de entrada en los pantanos de Arenós y Sichar, que son los indicadores de las existencias hídricas.
En la actualidad, Castelló se encuentra en el estadio más bajo. Sin embargo, existe un riesgo real de progresar hacia el peor de los escenarios en las próximas décadas. En un entorno de sequedad límite, el plan faculta al consistorio para adoptar medidas de emergencia, tales como cortes programados. No obstante, las más notables están asociadas a la posibilidad de imponer sanciones por un uso irresponsable del consumo y negociar los derechos temporales del uso del agua.
En este segundo caso, la norma permite a las entidades locales, y previa autorización, disponer de las concesiones otorgadas empresas privadas o comunidades de regantes, siempre y cuando se utilicen para el abastecimiento de la población mediante cesiones temporales.
Las acciones que contempla el Plan de Emergencias sirven para afrontar situaciones puntuales de falta de recursos hídricos debida a una sequía meteorológica prolongada. La paulatina implantación de las medidas en cada escenario de escasez debe retrasar o evitar fases más severas y minimizar sus efectos. Los usuarios del servicio deben estar informados de la fase en el que se encuentra el suministro.
No en vano, el Ayuntamiento de Castelló podrá activar el programa cuando crea conveniente empezar a aplicar actuaciones encaminadas al ahorro de agua, a la sensibilización ciudadana y a la adopción de preceptos para una gestión eficiente de los recursos hídricos.
Por el momento, el proyecto está en exposición pública, como avanzó el concejal de Transición Ecológica, Fernando Navarro, este jueves. "Es un documento importante para la adaptación a las consecuencias del cambio climático en Castelló", señaló, subrayando la importancia de contar con un protocolo propio ante lo que pueda acontecer en el futuro.
