CASTELLÓ. La provincia de Castellón sumó 3.064 habitantes el pasado 2018, con lo que ya roza los 580.000. Aun así, las comarcas castellonenses son las que menos población incorporaron de la Comunitat Valenciana, con tan solo el 0,53%, según reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística que este viernes ha publicado el Boletín Oficial del Estado. A 1 de enero de 2019, Castellón contaba con 579.962 habitantes, de los que 291.885 eran mujeres y los restantes 288.077 hombres.
En cuanto a la capital provincial, suma 840 vecinos, lo que le supone un incremento ligeramente inferior al de la provincia (0,4%). Es el segundo año consecutivo en que Castelló crece en cuanto a población y 171.728 personas viven en sus calles. La cifra supone algo más de 2.300 del mínimo de los últimos años, que se alcanzó en 2017, pero está muy lejos del máximo, registrado en 2010 con 180.690 personas. En aquella época, durante un lustro la capital de la Plana superó los 180.000 habitantes, pero el descenso brutal de 2013 y los años siguientes han dejado la cifra en algo más de 170.000.
Por su parte, Vila-real incorpora 416 vecinos y alcanza los 50.893, repartidos casi a partes iguales entre hombres y mujeres.
Las estadísticas del INE reflejan a las claras la lacra de la despoblación, que afecta especialmente a las comarcas del interior. Tanto es así que, de los diez municipios menos poblados de la Comunitat, siete se encuentran en el territorio castellonense. Además, excepto Fuente la Reina y Vallat, todos pierden vecinos.
Así, Castell de Cabres sigue siendo el pueblo más pequeño del territorio valenciano y pierde dos habitantes hasta quedarse con 17; Palanques pierde uno y queda con 30; Villores tiene 39 (tres menos); Herbers, 42 (siete menos que en 2018); Vallat, 49 (los mismos que en 2018); Fuente la Reina suma tres residentes y alcanza los 52 en 2019; e Higueras pasa de 62 en 2018 a 54 en 2019.