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La campaña citrícola encara una segunda parte con previsión de remontar tras bajar la presión en los mercados

Las primeras compras de las variedades híbridas de inicios de año comienzan con precios "aceptables", mientras se ultima la recolección de la clemenules, que no ha cumplido todas las expectativas del arranque de campaña

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CASTELLÓ. La campaña citrícola valenciana afronta el cierre de su primera mitad con un balance desigual y lejos de las expectativas iniciales. La recolección de clemenules, variedad estrella en este tramo y mayoritaria en la provincia de Castellón, quedará prácticamente finalizada entre el 20 y el 25 de diciembre, según confirman las organizaciones del sector. Y lo hará con un sabor agridulce: pese a que el inicio de campaña apuntaba a una combinación favorable —menor aforo y precios altos en origen—, la realidad de los mercados europeos ha sido muy distinta.

Según explica Carles Peris, secretario general de La Unió Llauradora i Ramadera, la fruta valenciana se encontró en septiembre y octubre con una fuerte competencia de Sudáfrica, cuyas exportaciones de pequeños cítricos se han intensificado en los últimos años en el tramo final de su temporada. Este solapamiento entre el cierre de campaña del hemisferio sur y el inicio de la europea ha disparado la presencia sudafricana en los lineales, especialmente en pequeños cítricos, precisamente el segmento que predomina en el cultivo valenciano y castellonense.

Esta presión ha frenado la demanda y ha impedido la esperada mejora de los precios. “Ahora la presión en los mercados europeos ha bajado porque ya no hay fruta sudafricana, y la demanda comienza a responder algo mejor. Pero los precios no están remontando”, señala Peris. En destino, las cotizaciones son inferiores a un euro por kilo, niveles claramente más bajos que la campaña pasada y que complican la rentabilidad del tramo final de clemenules.

El balance de la primera parte no sólo queda condicionado por los mercados. También pesa el elevado destrío, situado este año entre el 20% y el 25%. Una parte del fruto se ha descartado directamente y otra ha ido destinada a industria, lastrando los ingresos del sector. Las causas se reparten entre la afección de araña roja, que ataca de manera especial a la clemenules, y los daños provocados por los episodios de pedrisco de finales de la primavera.

Primeras operaciones para una segunda parte con mejores perspectivas

Pese a este arranque complicado, el sector afronta la segunda parte de la campaña con un moderado optimismo. Ya han comenzado los primeros tratos de variedades como clemenvilla, sando y tango, que se concentrarán en los primeros meses del año. Según Peris, los acuerdos iniciales se están cerrando en horquillas de precios “aceptables” (Clemenvilla: entre 0,50 y 0,60 €/kg; Sando: entre 0,50 y 0,68 €/kg; Tango: entre 0,70 y 0,90 €/kg).

Estas variedades híbridas presentan también un aforo reducido, lo que podría contribuir a mejorar la salida comercial si se mantiene la estabilidad en los mercados.

Las previsiones en los países competidores también acompañan. Aunque Egipto anticipa un aumento de producción del 10%, su oferta se centra fundamentalmente en naranjas, no en pequeños cítricos. En cambio, Marruecos y Turquía, dos de los principales proveedores alternativos de mandarinas en Europa, prevén descensos de cosecha, lo cual podría favorecer la posición del producto valenciano.

El presidente de Intercitrus, Celestino Recatalá, confirma que el sector se mantiene prudente pero con expectativas moderadamente positivas. “Estamos a la espera de ver cómo evolucionan las próximas semanas. De momento los precios se mantienen, aunque la demanda en el inicio de campaña ha estado muy por debajo de lo previsto”, señala. En su opinión, si se consolida la ausencia de presión importadora y se normalizan los ritmos de consumo, la campaña podría remontar en esta segunda fase.

El consumo de cítricos en Europa suele activarse con la llegada del frío y con el inicio de las compras navideñas, un comportamiento que este año se ha retrasado.

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