CASTELLÓ. El sector vinícola de Castellón encara una campaña que buenas previsiones para los productores castellonenses. Después de un 2024 seco -la escasez de lluvias provocó mermas de más del 30% en la cosecha y dejó la producción en mínimos- la actual campaña apunta a una importante remontada. Desde la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vins de la Terra de Castelló, su secretario Víctor Bellmunt, confirma que a dos semanas de finalizar la vendimia, "la producción será mucho mejor que el pasado año, cuando tuvimos mermas de más de 30% por culpa de la sequía". En cambio, la previsión de esta campaña es positiva, con incrementos de cosecha que en casos como el de la bodega del propio Bellmunt alcanzan el 50% con respecto a 2024.
Una buena noticia para los 16 productores agrupados en la IGP Vins de la Terra de Castelló, que el pasado año no pudieron cumplir expectativas, ya que finalmente la producción se quedó en 495.000 litros y 123.000 botellas, lo que representa un 13,3% menos que en la campaña de 2023.
Pero no será la única. O al menos eso esperan desde el sector, puesto que la aprobación de la Denominación de Origen Protegida (DOP) está mucho más cerca y su aprobación final llegará en 2026, según la previsión de los responsables de la IGP. "Después de superar los trámites en la Conselleria de Agricultura, en este momento el expediente está en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación donde se están realizando una serie de modificaciones y el siguiente paso será el procedimiento ante la Unión Europea, que esperamos que sea ágil", señala Bellmunt. En este proceso, el sector cuenta con el respaldo de instituciones como la Diputación de Castellón, que recientemente ha anunciado un convenio de 15.000 euros con la entidad para la continuación del procedimiento de la solicitud del paso de IGP a DOP de vino, así como actividades complementarias de promoción.

Víctor Bellmunt, secretario de la IGP Vins de la Terra de Castelló.
Este reconocimiento supondría un importante espaldarazo para las bodegas castellonenses, que siguen ampliando su cuota de mercado en el ámbito local. "Estamos consiguiendo nuestro objetivo principal, que nuestros vinos sean reconocidos en nuestra provincia", subraya Bellmunt, propietario de la bodega Bellmunt i Oliver Viticultors, situada en Cabanes.
Tal y como aseguró en su día el presidente de la IGP Vins de la Terra de Castelló, Juan Carlos Pavía, "la transición de IGP a DOP no solo representa un reconocimiento a la calidad y tradición de los vinos de Castellón, sino que también abre nuevas oportunidades para los viticultores locales, fortaleciendo la identidad de la región en el mercado vitivinícola tanto nacional como internacional".
Con la obtención de la Denominación de Origen, "podremos equipararnos al resto de denominaciones de origen de la Comunitat Valenciana y, en consecuencia, obtener una mayor visibilidad en el mercado enológico dentro y fuera de nuestro país". "La calidad la tenemos y el trabajo que vamos a hacer para que se nos reconozca dentro de las denominaciones de origen protegidas de toda España es una labor importante", aseguró Pavía.
Según el proyecto presentado por la IGP Vins de la Terra de Castelló, la DOP Castellón abarcará más municipios que los actualmente incluidos bajo la IGP, integrando todas las áreas con viñedos. Esto permitirá una mayor representación y protección de la producción vitivinícola de la región. Para resaltar la diversidad y riqueza del terruño castellonense, se han definido seis subzonas vitícolas específicas: Alto Palancia, Alto Mijares, Maestrat, l’Alcalatén-Plana de l’Arc, Costera y Els Ports. Esta subdivisión ayudará a identificar y valorizar las particularidades de cada área. Se establece una clara distinción entre las variedades de uva tradicionales de Castellón, denominadas prioritarias, y las variedades complementarias. Esta medida busca poner en valor la herencia vitivinícola de la región y promover las variedades autóctonas.