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Los embalses de Castellón inician el año hidrológico al 50% de capacidad, más del triple que en 2024

Los pantanos castellonenses almacenan 98,83 hectómetros cúbicos, frente a los 29,22 de hace un año. Desde la CHJ destacan la buena situación, que deja atrás las restricciones a los regantes por la sequía

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CSATELLÓ. Los principales embalses de la provincia de Castellón comienzan el año hidrológico en una situación claramente más favorable que la del pasado ejercicio y dejan atrás la sombra de posibles restricciones. Según los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), a fecha de 6 de octubre de 2025 los pantanos de la provincia almacenan 98,83 hectómetros cúbicos de agua, lo que supone el cerca del 50% de su capacidad total. Esta cifra triplica la registrada en octubre de 2024, cuando apenas alcanzaban los 29,22 hectómetros cúbicos. 

La mejora en las reservas de la provincia se enmarca en una tendencia general positiva en toda la Demarcación del Júcar, que ha iniciado el año hidrológico 2025-2026 con más del 49% de su capacidad total y un volumen embalsado de alrededor de 1.392 hectómetros cúbicos, frente a los 1.165 del año anterior. Tal y como han indicado desde la CHJ, el incremento está directamente relacionado con las copiosas precipitaciones acumuladas durante el último año, especialmente durante los episodios de lluvias intensas de finales de octubre y principios de noviembre de 2024, así como en marzo de 2025, que contribuyeron a recuperar notablemente los niveles hídricos de los principales sistemas de explotación.

En la provincia de Castellón, el embalse de Arenós acumula más de 52 hectómetros cúbicos, lo que supone cerca del 47% de su capacidad; también destaca el embalse del Sitjar que, con sus 28 hectómetros cúbicos, se encuentra al 56,8% de capacidad. L'Alcora está al 71,62% (0,98 hm3); María Cristina al 34,37% (6,34 hm3); Regajo, 50,53% (0,94 hm3); Ulldecona, 70,05% (7,71 hm3); y Onda, 75,58% (0,76 hm3). 

El director técnico de la CHJ, Manuel Torán, ha explicado que “dejamos atrás un periodo delicado para nuestros embalses gracias al incremento de lluvias que, aunque no ha sido uniforme en el territorio, ha permitido mejorar considerablemente la situación de muchos de nuestros sistemas”. La precipitación media acumulada en toda la demarcación se ha situado en torno a 523 litros por metro cuadrado, el octavo mejor registro de la serie histórica, frente a los 330 litros del año pasado. En comparación, el año más lluvioso de la serie fue 1996-1997, con 600 litros, y la media de los últimos 35 años se sitúa en 441.

El pasado ejercicio hidrológico se ha caracterizado, además, por una marcada irregularidad en las precipitaciones, con meses excepcionalmente húmedos —como octubre y marzo, cuando se rozaron los 140 litros por metro cuadrado de media— y otros más secos, como diciembre, enero o febrero. Esta alternancia ha propiciado variaciones bruscas en los embalses, especialmente en los de menor tamaño, que responden con rapidez a los episodios de lluvia.

En el caso de Castellón, la recuperación de embalses como María Cristina o Ulldecona ha sido especialmente significativa. Estos sistemas, que el pasado año obligaron incluso a ejecutar despesques selectivos para garantizar la calidad del agua almacenada, han dejado atrás los niveles críticos que marcaron la etapa de “sequía extrema” vivida en 2024.

De cara a la nueva campaña de riegos, según Torán, el suministro está totalmente garantizado y no se prevén restricciones en ninguno de los sistemas de explotación, aunque ha insistido en mantener una gestión prudente: “Siempre mandamos el mismo mensaje: tenemos que seguir pensando en ahorrar toda el agua posible. Nuestros usuarios lo tienen interiorizado, pero no por eso debemos dejar de repetirlo”.

Tras varios ejercicios marcados por la escasez, Castellón y el conjunto de la cuenca del Júcar afrontan el otoño con reservas estables y un horizonte de normalidad hídrica.

Esta situación es especialmente tranquilizadora para los regantes. En 2024 sufrieron las restricciones en el suministro y un aumento de costes energéticos por la sequía. En abril de 2024, las once comunidades del Mijares, con 20.000 comuneros, redujeron un 10% el riego por la bajada del nivel de caudal de los embalses, una circunstancia producida por un doble motivo: la ausencia de precipitaciones y un mayor uso del riego en los cultivos por esta escasez de lluvia. Esto obligó a activar un nivel de alerta, que es el previo al maximo, con lo que encaraba el pasado mes de octubre con temor a endurecer las limitaciones. A finales de 2024, la Confederación Hidrográfica del Júcar retiró las alertas en los sistemas de Castellón ante la evolución de los pantanos, que se ha mantenido en niveles positivos durante este 2025. 

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