CASTELLÓ. “Con estos orígenes pequeños llegará el Ateneo a ser obra fuerte (…) y en pago de ello trayendo un granito de arena veréis progresar la sociedad y vivirá luengos años”. Con estas palabras, recibidas con una “salva de aplausos” según la crónica de Heraldo de Castellón, cierra Ramiro de Maeztu la conferencia inaugural del Ateneo de Castellón, al anochecer del sábado 11 de abril de 1925 en el salón de actos del Instituto General y Técnico de Castellón, hoy IES Francisco Ribalta. Maeztu acude a Castellón ante la imposibilidad de contar con el arqueólogo e historiador Pere Bosch i Gimpera, que es primera opción elegida.
La presencia en la ciudad del célebre periodista, pensador y ensayista es el primer acto público organizado por la entidad cultural. Tal y como ha documentado María Teresa Calderón, dos meses antes 71 asistentes se reúnen a las 11.30 h de aquel lejano domingo 15 de febrero de 1925 en el salón de actos del Ayuntamiento en una junta general convocada "para dejar constituida legalmente la sociedad", como se anuncia la víspera en la prensa local. Un mes atrás, el 16 de enero, La Provincia Nueva da cuenta de la convocatoria de una asamblea “pro-Ateneo” por parte de una “comisión organizadora”. La cita es el domingo 18 y en ella, al elogiar al “grupo iniciador del Ateneo”, Heraldo alaba un “hermoso discurso” de Vicente Sos Baynat, “haciendo con suma discreción y brevedad el proceso de las ideas hasta llegar al día de ayer”. Entre los parlamentos, el líder republicano y futuro presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales de la II República, Fernando Gasset señala que el Ateneo “sin un amplio espíritu liberal nacería muerto”. Y es que por esos mismos días, el “grupo iniciador” firma un texto en el que se dice constituido por un grupo de "jóvenes amigos" que creen "importante advertir nuestra inquebrantable situación al margen de toda política. La finalidad del Ateneo, la Cultura, lo exige".

Al mes siguiente, el 15 de febrero, la reunión es presidida en representación municipal Ángel Sánchez Gozalbo y entre los asistentes está el alcalde Salvador Guinot, a la sazón primer presidente de la Sociedad Castellonense de Cultura, fundada cinco años atrás. El primer presidente es el catedrático de Física y Química José de la Torre Rebullida y en su Consejo Directivo figuran nombres como el de Vicente Gea Mariño, presidente del Colegio Oficial de Médicos; Manuel Sales Boli, catedrático de Matemáticas, o Fernando Puig Gil, quien también sería catedrático de Filosofía, sin olvidar a Luis Revest Corzo, historiador, profesor, bibliotecario, archivero, filólogo y cronista municipal. No obstante, tal y como apunta Víctor Llorente en la web del Ateneo, “deben considerarse fundadores” asimismo Juan Carbó y Vicente Sos Baynat.
En cualquier caso, el primer grupo directivo sería efímero en su cúspide, pues el 11 de junio del mismo año de la fundación, Vicente Gimeno Michavila sustituye a José de la Torre en la presidencia, incorporándose también el profesor catinense Vicente Artero Pérez. En esa misma fecha son nombrados socios de mérito Juan Bautista Adsuara, el polifacético músico y pintor Francisco Pérez Dolz y el pintor, arqueólogo y escultor Juan Bautista Porcar, quien además y durante el curso 1925-1926 impartirá un cursillo sobre Historia General del Arte. Asimismo, se nombra a José Peñarrocha Roig como conserje de la primera sede social de la entidad, un piso en el número 2 de la plaza de la Independencia.
Contra cualquier apariencia, los inicios del Ateneo no son fáciles. El momento elegido, la Dictadura de Primo de Rivera, es “poco propicio” en palabras de Ramón Godes Bengochea, quien recuerda cómo el anuncio de una conferencia del Ángel Ossorio, ex ministro de Fomento y crítico con el régimen -anuncio realizado antes de obtener la preceptiva autorización gubernativa- le cuesta al presidente Gimeno Michavila una multa de 25 pesetas por parte del gobernador civil. Las dificultades irán a más desde mediados de 1927, bajo la presidencia de José Castelló y Tárrega, propietario y director de Heraldo: la vocación de neutralidad política del Ateneo choca frontalmente con la Dictadura y los problemas se acrecientan, comprometiendo su programación por la negativa de prestigiosos conferenciantes a acudir a Castellón en tiempos difíciles para la libertad.
El fenómeno de los ateneos
En la segunda mitad del siglo XIX, empiezan a proliferar los ateneos por España, a partir de la primera experiencia del Ateneo de Madrid, fundado en 1820. El fomento del conocimiento y la difusión de la literatura, las ciencias y las artes es el motor de este movimiento, a partir de un deseo de convivencia en libertad por parte de personas de distintas tendencias e ideas. El término viene del griego Athenaion, un templo dedicado a la diosa Atenea en Atenas), donde acostumbraban a reunirse poetas y gentes de letras, que leían y comentaban sus obras. Ya en el siglo XX, en el Castellón de los años 20 es fácil apreciar este espíritu, a pesar de que la ciudad solo ronda los 35.000 habitantes: no en vano en 1920 se constituye la Sociedad Castellonense de Cultura y en 1923 nace la Sociedad Filarmónica de Castellón.
Desde prácticamente el primer momento, se forman las tres secciones originales de la entidad: Literatura, Comercio y Artes Plásticas. Además, se crean paulatinamente escuelas de aprendizaje, clases de contabilidad, dibujo, idiomas (con las primeras clases de inglés y valenciano), o actividades especiales, además de las que han llegado hasta nuestros días, de las conferencias a las muestras artísticas, pasando por los viajes culturales o los conciertos de música. La enseñanza del valenciano es patrocinada por el político valencianista Gaetà Huguet, coordinador de las publicaciones, con el bibliotecario Fernando Puig al cargo de las clases. El inglés corre a cargo de José Peris Chillida.

Adela Cortina, en una conferencia en el Ateneo. -
Nota curiosa resulta la creación de una sede barcelonesa del Ateneo de Castellón en el año 1927, con Alejandro Sos Baynat -hermano de Vicente- como primer presidente. El propio Huguet recibe en ese mismo 1927 uno de los primeros homenajes del Ateneo de Castellón, en el que intervienen Luis Revest, Ricardo Carreras y Salvador Guinot. Al año siguiente, el sábado 17 de noviembre de 1928, el homenajeado será un español inmortal, con motivo del centenario de su fallecimiento: Francisco de Goya y Lucientes, con un papel nuevamente destacado para “el notable pintor castellonense” Porcar, según recoge Heraldo de Castellón.
El advenimiento de la II República significa un impulso importante para la entidad. El 24 de mayo es elegido presidente Manuel Breva Perales, y el Ateneo entabla unas relaciones con el Gobierno del nuevo régimen con el propósito de impulsar actividades culturales para la clase obrera, y asimismo participa activamente en el debate público sobre el Estatuto de autonomía para la región valenciana, que no llegará a ver la luz. Con todo ello dará al traste el estallido de la Guerra Civil, que además de suponer la pérdida de la mayor parte de la documentación y todos los fondos bibliográficos recopilados por el Ateneo en esos primeros años, “diezma las filas ateneístas y acaba con el propio Ateneo”, como constata Ramón Godes.
Segunda etapa
Los rigores de la segunda Dictadura de este siglo de Ateneo acallan su voz durante casi tres décadas. Es por ello que al replantearse su surgimiento en 1964, prosigue Godes, el Ateneo “tiene que partir de cero”. En esta segunda fase, la primera sede de la entidad estará en el número 22 de la calle Escultor Viciano, desde donde pasados un par de años se trasladará a la Casa de la Cultura de Castellón (Mayor, 103) y posteriormente, en 1977, irá a unos locales de la antigua Jefatura Provincial del Movimiento en la actual avenida del Mar, entonces Cernuda y Velasco. De allí pasará a la nueva Casa de la Cultura en la calle Antonio Maura, donde llegará a tener, gracias al Ayuntamiento presidido por Daniel Gozalbo, de biblioteca, sala de reuniones, secretaría y salón de actos.
El primer presidente de la segunda etapa es el pintor Luis Prades Perona, a quien sucederán Ramón Godes Bengochea, Miguel Bellido Ribés y el pintor y profesor Vicente Castell Alonso, cuya impronta marcará cerca de un cuarto de siglo al frente del Ateneo, al liderarlo desde 1999 hasta 2022. Desde el primer momento de la ‘segunda vida’ de la entidad se insuflan nuevas energías a sus actividades, especialmente en el ámbito literario. Así, entre los nombres célebres que acuden a conferenciar a Castellón se puede citar a los escritores Vintila Horia, Manuel Vicent, Camilo José Cela, Alfredo Marquerie, Fernando Sánchez Dragó, Manuel Vázquez Montalbán, Montserrat Roig, Carlos Bousoño o José Hierro. Asimismo, la lista se engrosa con personalidades como el economista e historiador Ramón Tamames, o la ex ministra de Asuntos Sociales Cristina Alberdi.
El Ateneo del presente tiene su sede -una vez más, marcada por la provisionalidad, en el Menador de nuestra ciudad. En su espacio físico, en el primer piso de la antigua delegación de Hacienda, se acumulan numerosas publicaciones a la espera de ser debidamente catalogadas. El ritmo de su corazón lo sigue marcando la participación de las personas asociadas en sus exposiciones, conciertos, conferencias y un sinfín de viajes culturales, que les han llevado en las últimas décadas a la feria ARCO de Madrid, a Interarte en Valencia, al Año Santo Xacobeo o a exposiciones de Velázquez, Goya, Sorolla, Picasso o Gaudí.
Desde octubre de 2022, su presidente es Santiago Fortuño Llorens, catedrático de Literatura Española en la Universitat Jaume I, quien se muestra optimista sobre el futuro del Ateneo de Castellón: “con unos 600 socios, es la asociación cultural con más masa social de la provincia; además, esta es estable y recibimos continuamente altas de profesores de instituto, ingenieros, médicos, abogados, etcétera”. En opinión de Fortuño, en el origen del Ateneo pesa el momento, la llamada Edad de Plata de las letras españolas, en plena efervescencia en los años 20 del siglo pasado en los que Castellón era un pueblo grande en el que había jóvenes “con inquietudes, entre ellos estudiantes” que encontraron asimismo a un Ayuntamiento favorable a auspiciar una entidad de este tipo: “era una manera de promover la cultura desde arriba”.

Roman Gubern, entre las personalidades que han acudido al Ateneo de Castellón. -
Actualmente, con una cuota de socio de 40€/año, el Ateneo de Castellón es “incomparable” en su dimensión y posibilidades con otros de su especie en España, pese a lo cual de septiembre a junio mantiene “al menos una actividad semanal, y a veces más”. Entre sus rasgos distintivos figura “su nomadismo”, se lamenta Fortuño: “estuvimos 37 años en la Casa de la Cultura hasta que hubimos de pasar al Menador”, por lo que pide al Ayuntamiento “que nos conceda estabilidad”. Otra de las necesidades acuciantes es la catalogación de su biblioteca, compuesta por más de 5.000 volúmenes y que durante un tiempo estuvo catalogada por la UJI. Pese a que la sala que ocupa en la actualidad el Ateneo está repleta de libros, “aún nos falta un tráiler” depositado en almanenes municipales. “Obviamente, nos gustaría que estuviera todo catalogado y al servicio de la gente de Castellón y de cualquier historiador interesado, porque tenemos muchas publicaciones antiguas, entre ellas también revistas”. No obstante, Fortuño se muestra optimista, convencido de que el tiempo del actual “pensamiento líquido” pasará y resurgirá con fuerza el interés en una cultura seria, ilustrada y ansiosa de conocimientos “en todos los campos”.
En esta línea, en el acto de ayer sábado en el Real Casino Antiguo, la alcaldesa Begoña Carrasco aventuró una nueva etapa para la institución: “este 2025 va a significar sin duda, un punto y seguido memorable para el Ateneo y van a ser seguro muchas las ocasiones en las que nos vamos a encontrar a lo largo del año. Pero el verdadero éxito será, no lo olvidemos, el seguir acercando la cultura, la institución y su gente al resto de la sociedad castellonense”. En esta línea, Carrasco ha añadido que el Ateneo “ha actuado desde su fundación como difusor, como catalizador de todo aquello que tiene que ver con las Bellas Artes, con el patrimonio, con la historia y también con la manera de ser y sentirse de Castellón”.
Tras la conmemoración del centenario, la vida sigue. Cien años después de su constitución, el próximo 28 de febrero tendrá lugar la última conferencia programada hasta el cierre de este reportaje: correrá a cargo del profesor de piano Mario Masó Agut y abordará la figura del pianista Leopoldo Querol, a los 125 años de su nacimiento. Será el acto 1155 de la vida del Ateneo de Castellón. Tras la cifra cabe todo un siglo y se condensa la esperanza en el futuro de una entidad nacida para difundir la cultura en libertad.

Foto: CARLA PÉREZ