CASTELLÓN

ENTREVISTA CON EL AUTOR DE 'LA PARADOJA DEL BENEFICIO'

Jan Eeckhout (Premio Jaume I de Economía): "El cambio tecnológico es tanto el héroe como el villano de la economía"

El autor de 'La paradoja del beneficio. Cómo las empresas exitosas amenazan la economía' (2021) es doctor en Economía en la LSE y profesor investigador en la Universitat Pompeu Fabra. Tras obtener en junio el Premio Jaume I de Economía, el miércoles 26 pronunciará una conferencia en la UJI. Entre sus conclusiones: el auge de un puñado de empresas dominantes en todo el mundo, genera en España un coste anual equivalente al 8% del PIB.

  • Eeckhout pronunciará una conferencia el próximo miércoles 26 en la UJI
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

Doctor en Economía por la London School of Economics y profesor investigador ICREA en la Universitat Pompeu Fabra, Jan Eeckhout (Aalst, Bélgica, 1970) publicó hace cuatro años La paradoja del beneficio, con un subtítulo llamativo: Cómo las empresas exitosas amenazan la economía. Con una perspectiva académica, el libro analiza cómo desde los años 80, un reducido número de empresas ha recogido los frutos del progreso económico a nivel mundial y cómo ello ha contribuido a incrementar la desigualdad y a frenar la movilidad social. Por un lado, su investigación midió los márgenes comerciales (el margen precio-coste de las empresas individuales) en toda la economía, en todos los sectores e industrias, y en una larga serie temporal de 70 años. Por otra parte, analizó las implicaciones del poder de mercado en la macroeconomía y la desigualdad.

 

Eeckhout ha sido profesor en la Universidad de Pensilvania y en el University College de Londres, y Louis A. Simpson en Princeton, profesor visitante en la Universidad de Nueva York y en el MIT. Miembro de la Econometric Society, la European Economic Association y la Academia Europaea. Desde el curso 2008-2009, Eeckhout vive en Barcelona, donde ya había estado dos años entre 1997 y 1999. El pasado mes de junio, por aclamación del jurado, obtuvo el Premio Jaume I de Economía “por sus importantes contribuciones a una amplia gama de campos, entre ellos la teoría de la búsqueda, el crecimiento económico, la teoría de juegos y la organización industrial empírica”. El próximo miércoles 26 de noviembre a las 12 h pronunciará una conferencia en la Sala de Grados de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas de la Universitat Jaume I.

 

- ¿En qué consiste la paradoja del beneficio, explicada para profanos en la materia?

- Déjame explicarlo con una experiencia personal. Justo antes de la pandemia me encuentro a un amigo en EEUU, y me cuenta las cosas de su vida. Al preguntarle por el trabajo, me dice que no muy bien. Él tenía una startup y vivía en Silicon Valley, pero me dice que está cerrando la empresa. Y mientras me lo explica, vemos las noticias y cuentan que el índice Dow Jones ha llegado en ese momento a 30.000 puntos, gran noticia. Y claro, pensamos en qué buena salud tiene la economía, y mi amigo me dice que para él no va bien, y no solo por su startup sino porque alrededor está viendo caer a otras startups.

 

- Un contraste fuerte.

- Sí, y me añade que en las últimas dos décadas, el entorno para las startups ha empeorado mucho. Hay menos y más pequeñas, no logran prosperar como lo hacían antes. Y de la misma manera, el hombre que nos sirve la cervecita en esa conversación nos dice lo mismo: "es que yo estoy trabajando aquí ya desde 17 años en el mismo bar y cobro exactamente lo mismo. No ha cambiado". Esta es la paradoja: de un lado tienes unos beneficios enormes. De otro lado, tienes la otra parte de la economía, de las pequeñas empresas, de las startups, de los trabajadores y sus salarios. Ambas partes cuentan historias completamente opuestas.

 

- Y esa es la paradoja.

- Está en que según donde miremos, veremos cosas muy diferentes de la economía. E incluso mirando las empresas con unos beneficios supuestamente muy altos, tampoco va por todas ellas: hay empresas medianas, empresas con 400 empleados a las que en los 80 les iba decentemente y que ahora están luchando. Los beneficios muy altos son solo de unas pocas empresas, para el resto la cosa va igual que antes y para muchos, peor. Mira, el libro condensa muchos años de investigación, en la que encontramos que se debe al hecho de que hay empresas monopolísticas, sin competencia en sus mercados, lo que les permite poner precios más altos, sin considerar el efecto sobre la calidad de lo que producen, porque sus competidores no entran en el mercado.

 

"En los 80 empieza a cambiar todo, y se empiezan a generar poco a poco estas posiciones dominantes de algunas empresas: no hablo solo de tecnológicas, sino de empresas que utilizan la tecnología"

 

- ¿Y cuál es la razón?

- En la investigación encontramos que tiene mucho que ver con la tecnología. En particular la digital. Porque todo empieza a cambiar en 1980; y si rascas un poquito ves que es cuando la tecnología digital empieza a tener un impacto económico. Es obvio que Microsoft se fundó en los 70, y Apple... pero cuando económicamente empieza a tener impacto es cuando la gente empieza a comprar su primer ordenador y cuando las empresas empiezan a utilizar métodos digitales para procesar datos. Ahí empieza a cambiar todo, y se empiezan a generar poco a poco estas posiciones dominantes de algunas empresas. Quiero acentuar que no hablo solo de tecnológicas, sino de empresas que utilizan la tecnología.

 

- ¿Por ejemplo?

- Pues un ejemplo es Inditex, empresa del sector textil, el más tradicional que puedas imaginar. Pero utiliza de forma muy intensa la tecnología digital desde hace mucho tiempo y ahora aún más con la IA. Son la vanguardia. Y el cambio tecnológico es tanto el héroe como el villano de la economía, porque por un lado esa tecnología nos permite avanzar, o hacer esta videollamada, o curar cánceres que no pudimos curar antes, o tener una solución para el COVID rápidamente. Los alemanes lo consiguieron en una semana, una vez tuvieron el ADN del virus, gracias al avance tecnológico. Pero la parte del villano proviene de que estas empresas utilizan mucho la tecnología para generar economías de escala, que solo funcionan con una empresa grande. Con esas dimensiones puedes avanzar mucho, producir a un coste bajo y muy eficiente, pero a la vez, al vender te dices "no tengo ningún competidor, ¿por qué lo voy a vender a un precio bajo si lo puedo hacer a un precio alto?". Y eso es básicamente lo que pasa.

 

- Así las cosas, ¿es la tecnología el primer motor de esta disociación tan comentada, entre la economía financiera y la real, la de la calle?

- Bueno, lo que he dicho hasta ahora también sería verdad sin la parte financiera, porque Google o Meta tienen algo, pero muy poco, de base financiera. Amazon tiene aspectos financieros, pero en el fondo sus economías de escala no van por ahí. Si miramos lo que pasa en el mundo financiero, que es casi el 10% del PIB, pues ahí la escala es importante. Los monopolios son importantes: aunque ningún mercado sea puramente monopolístico, se generan aspectos monopolísticos y el sector financiero es otro de los mercados donde tenemos esto. Y luego hay un segundo aspecto: estas empresas dominantes generan tanta liquidez que no tienen ninguna restricción financiera. Y volviendo a mi amigo Álex, el de la startup de Silicon Valley, pues claro, allí vives o mueres con el acceso a la financiación. Y eso a ellos les ha complicado el acceso a la financiación, mientras que si Google decide invertir mucho en un proyecto, no tiene ningún problema para hacerlo. Es decir, el acceso a la financiación es muy importante.

 

- Algo más atenuado pero parecido sucederá con los oligopolios.

- Sí, sí. Obviamente un monopolio puro no existe. Ni el de las vías del tren, porque aunque no haya ninguna vía en paralelo, te quedan sustitutos imperfectos como volar o coger un autobús. Pero te diré que hemos avanzado mucho en la comprensión de cuán sustituible es el producto competitivo. Porque yo puedo tener un oligopolio entre dos productos que son perfectos sustitutos entre sí, y ahí haber un mercado con solo dos empresas pero bastante competitivo. Mejor si hay tres, sin duda. Pero si ahora tengo dos empresas cuyos productos son muy poco sustituibles, son casi monopolios, aunque técnicamente sean un duopolio. Es interesante la pregunta porque se está viendo que en el tiempo los productos son cada vez menos sustituibles. ¿Y esto por qué sucede? Para mí es otra paradoja, el hecho de que los productos ahora son mucho más específicos: antes dentro de Coca-Cola tienes light, Zero...

 

- Todas las variantes.

- Cada una está tan, tan especializada... y luego está el marketing, cada vez más individualizado. Antes veías, de niño, por ejemplo anuncios de lencería de señoras mayores, porque lo veías todo, pero ahora ya no lo ves. Solo te muestran lo que puede interesar a un hombre de tu categoría de edad, con tus intereses, con tu idioma, etcétera. Está todo segmentado para cada público y eso hace que los productos estén mucho más especializados para cada uno.

 

- En su investigación tratan el concepto del margen de beneficio sobre el coste marginal. El consumidor puede preguntarse, dado que el beneficio hoy es mayor, ¿quién lo está pagando y qué coste tiene eso para el ciudadano?

- Bueno, hay varios aspectos. Primero, como ciudadano tú puedes comprar acciones en estas empresas, y entonces, si te baja el salario pero te suben los beneficios como accionista -en un escenario ideal en el que todo el mundo tuviese esas acciones- podríamos pensar en que se compensaba una cosa con la otra. Pero ese no es el caso: incluso si pudieras redistribuir las ganancias de manera eficiente, óptima, lo que genera el monopolio es una ineficiencia en sí: habrá gente que no está comprando el producto, porque el precio es demasiado alto. Por ejemplo, si un teléfono que cuesta 1.200€ y su coste de producción, incluyéndolo todo, es de 300€, pues cada uno que estaría dispuesto a pagar desde 301€ hasta 1200€, no lo está comprando. Y decimos que el excedente del consumidor no está realizado, porque significa que hay equis compradores potenciales que están comprando otra cosa y no lo que realmente desearían o estarían dispuestos a pagar. Y eso genera una ineficiencia. Y por mucho que redistribuyeras todos los beneficios a los que han perdido esto en salario, no puedes compensarlo. Y este es el gran coste del monopolio. Es un precio demasiado alto que perjudica al consumidor y esto es irrecuperable. Por lo tanto, es digamos, el gran coste.

 

- Para hacernos una idea, ¿a cuánto asciende ese coste?

- En España, nosotros calculamos en la macroeconomía que ese coste es el equivalente al 8%, entre el 8 y el 9%, del PIB. El auge de estas empresas dominantes, [unas 500 en todo el mundo], ha generado una pérdida cada año del 8% del PIB. Es mucho. Porque por compararlo, por ejemplo: el efecto que tendría no controlar la inflación, que es el papel del Banco Central, el coste de no hacerlo se calcula entre 0,5% y el 1% del PIB. Lo otro es entre 8 y 16 veces más grande.

 

- Si estamos en una economía donde la productividad, aunque lentamente, sigue creciendo, pero los beneficios ya no filtran casi de ninguna manera hacia el trabajador si exceptuamos los perfiles de alta cualificación, ¿estamos en el camino del fin de la meritocracia laboral, tal y como la conocemos?
-
De alguna manera, así es.. Porque hay ahora unos salarios astronómicos en los extremos, en las superestrellas, pero desde el punto de vista del trabajador medio, las diferencias entre estas estrellas y el trabajador medio se están acentuando tanto que los salarios del trabajador común están estancados desde los 80. Por tanto, sí.

 

- Y los grandes monopolios tienen también un efecto importante sobre la innovación. ¿Cómo de dañina puede ser la falta de innovación en nuestro futuro a medio y largo plazo?

- Claro. Y las empresas que mes más innovan suelen ser las pequeñas, las startups. Cuando empiezan, muchas fallan, esto es normal. Pero las que siguen suelen crecer de manera rápida, por lo tanto contratan, y contratan a más gente joven. Y sobre todo, invierten más. Mucha gente dice "claro, pero esas empresas grandes innovan mucho porque la innovación viene de los Google y de los Amazon". Sí, innovan mucho, pero la innovación por venta o por trabajador en Google es menor que la innovación en una startup. Es decir. Innovan porque son tan grandes y por eso parece que innovan mucho. Pero si hubiera 100 startups igual de grandes en conjunto que la grande, su innovación sería más grande que la de la grande. Entonces, lo tenemos que ver en el contexto del tamaño. Y cuando no tienes esa innovación, a largo plazo es como dices, el precio de esa falta de innovación es se paga de aquí a cinco o diez años. El resultado se ve en el futuro. Y el ralentizamiento de la productividad, en gran medida, se produce por la presencia de estas empresas dominantes.

 

"La conectividad del territorio y la descentralización de las agencias estatales son dos roles importantes del Gobierno: los servicios públicos ahora suponen el 20-25% del PIB, y ahora el Estado está centralizado en Madrid"

 

- ¿Es el poder de mercado es en sí mismo ya un factor inflacionario estructural?

- Bueno, si te refieres a la inflación de precios, creo que no. Porque al final está el Banco Central de por medio, e interviene en el mercado con los bonos, y afecta al tipo de interérs. Pero se puede interpretar también que los precios vemos están afectados por cuánto dinero inyecta el Banco Central. Y si el objetivo, aunque no lo hemos tenido en los últimos años, es tener una inflación de 2%, pues para ello se inyecta más o menos dinero. Hablando del sector privado, si hablamos de ordenadores, el precio está bajando mucho. Porque la innovación ha hecho que el mismo ordenador de hace 20 años hoy sea muy barato: han bajado los precios reales. Y puedes tener una situación con mucho peso de la innovación, en el que bajen tus precios. Pero lo que nos interesa no es tanto el nivel del precio sino el precio en relación con el coste, y ese precio sí está aumentando. Y eso está desconectado de la inflación, porque como decía antes, entre medio está el Banco Central, que ajusta la liquidez que hay en la economía, y eso afecta tanto al precio como el coste. O suben los dos o bajan los dos. Pero lo que nos interesa a nosotros es cómo cambia el precio relativo al coste.

 

- Plantean la importancia de las políticas antitrust, pero ¿qué parte de la resolución de la paradoja del beneficio reside en la política? ¿Puede realmente el legislador tomar decisiones con impacto en este sentido?

- Mira, está todo en manos del político y al mismo tiempo, nada lo está. ¿Qué quiero decir con ello? En primer lugar: se puede hacer algo, y más que en manos del político, está en manos del ciudadano. Porque es difícil conseguir que este tema le interese al ciudadano, porque piensa "me das gratis el Google Maps, ¿de qué me voy a quejar?". Y hay que explicarle que lo está pagando él, porque a través de Google Maps le anuncian unas bambas.

 

- El producto eres tú.

- Sí, tú lo estás pagando de otras formas. En qué hacer, hay que ver dos cosas: primero, que se puede hacer algo, y dos, que se tiene que hacer a la escala más elevada posible. Quiero decir, obviamente a nivel español, pero también a nivel europeo y si puede ser a nivel mundial, porque el problema es un problema global. Y por lo tanto la solución tiene que ser global, porque estas empresas son empresas globales y parte de su forma de esquivar la intervención, digamos antitrust, es que se meten en jurisdicciones distintas para esquivarlo. Yo creo que lo más importante en esto es, al nivel de política pro competitiva, además de montar el típico antitrust, es tener regulación "ex ante", como lo hacemos con telecomunicaciones, con transporte, con energía, con agua, con todos estos sectores que están regulados. Marcamos las reglas y decimos "oye, para vender electricidad tienes que hacerlo con estas reglas, que son procompetitivas, para que haya competidores entren en el mercado".

 

- ¿En qué ámbitos se pueden marcar esas reglas “ex ante”?

- Uno de las aspectos, creo que el más importante a este nivel, es la interoperabilidad, que es una manera de conseguir que aunque tengas una tecnología que es monopolística, intentes tener competidores en ese monopolio. Por ejemplo, el tren de Barcelona a Madrid, el AVE tiene ahora cuatro competidores en el mercado. La línea sigue siendo monopolística y el regulador ha entrado: por insistencia de la Comisión Europea, ha dicho "mira, en esa línea, cuyo dueño es la Renfe, están obligados a ceder el acceso a la compañía italiana, a la francesa, a la que tú quieras". Y el efecto es que los precios han bajado, el servicio ha mejorado, hay más horarios, más paradas... todo lo que demande el el consumidor se ofrece porque hay competencia. Y si la Renfe con el AVE no lo ofrece, pues el Ouigo lo ofrece y entra en ese mercado para hacerlo más competitivo. Esa idea de la interoperabilidad es crucial.

 

- ¿Y plantear la fragmentación de empresas demasiado grandes?
-
Sí, sí. Y nos encontramos con una economía cada vez más entramada, complicada. Hablamos de redes globales muy complejas. Claro, en la época de Adam Smith podías hablar del carnicero, que va mejorando su producto y compite, y todo esto, pero ahora ya los carniceros son muy competitivos. En ese sentido, no me preocupa el mercado del carnicero, ¿eh? Lo que me preocupa es todo lo que es tecnología digital, estas empresas que tienen una envergadura mundial que lo cambia todo.-

 

- ¿Y qué consecuencias puede tener la paradoja del beneficio en un territorio como la provincia de Castellón, con gran peso de una industria tradicional como la cerámica?

- Esto tiene un efecto en todos los sectores, pero es verdad que es un efecto más grande sobre economías más restringidas. Cuando una economía es tan dependiente de un sector, es más vulnerable. Eso es crucial. Creo que hay una dimensión geográfica muy importante y ahí creo que ahí el Gobierno tiene dos roles muy importantes: uno tiene que ver con la interoperabilidad, que es la conectividad, a nivel de transporte sobre todo, pero también en infraestructuras eléctricas, energéticas... para evitar centralizar todo. El hecho de que voy a viajar a Barcelona a Valencia, donde todavía no puedo coger un AVE y tenemos el Corredor Mediterráneo, donde Madrid no quiere esa vía de tren, pues oye, no puede ser. Esa es una cuestión. Ya está demostrado que lo que pasa tanto en España, en Inglaterra o en Francia, con las infraestructuras centradas en una capital, pues no es eficiente. Queremos el sistema alemán.

 

- ¿Y el segundo rol del Gobierno?

- Esa va más allá del nivel de inversiones: es muy importante como gobierno ubicar las agencias estatales en todo el país. En el caso de las infraestructuras se trata de conseguir que fluyan los servicios privados. En este otro caso, habalmos de que los servicios públicos ahora suponen el 20-25% del PIB. Y todo está centralizado: eso no tiene ningún sentido. Y la Comisión Europea lo está haciendo muy bien. Todo estaba muy centralizado en Bruselas, pero si ves ahora el porcentaje de agencias comunitarias que está fuera es ya muy alto. En Sevilla, en Barcelona, en todas partes. Y esto no lo hace el Gobierno español. Todos quieren estar en Madrid, pero no entiendo por qué tenemos la Dirección General de Costas en Madrid, donde no hay playa. Y con ello podrías redistribuir el 25% del PIB, porque esto genera además servicios alrededor, y luego añádele el transporte y vas a tener una actividad mucho más mallada.

Recibe toda la actualidad
Castellón Plaza

Recibe toda la actualidad de Castellón Plaza en tu correo