COMARCAS

Un estudio de avifauna avala el aeródromo y la La Llosa busca inversor para desarrollar 540 viviendas

El informe, elaborado por el biólogo Pablo Flores, concluye que los vuelos en la instalación “no generan un impacto negativo en las poblaciones de aves de la zona”

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CASTELLÓ. La empresa Diglar Vicbal, propietaria del aeródromo de La Llosa, ha incorporado a la documentación técnica presentada ante la Generalitat un estudio de avifauna estival realizado en el humedal de Almenara. El informe, elaborado por el biólogo Pablo Flores, concluye que los vuelos en la instalación “no generan un impacto negativo en las poblaciones de aves de la zona”. Esta tesis contrasta con la posición de colectivos ecologistas como Agró, que desde hace años denuncian los efectos negativos de los vuelos sobre la avifauna del humedal.

El informe constata la presencia de 119 especies diferentes de aves en la marjal de Almenara, de ellas 24 nidifican. Según el informe encargado por Diglar Vicbal, el riesgo no procede de la actividad del aeródromo sino del “uso de parapentes motorizados y de las actividades cinegéticas que se llevan a cabo en este enclave natural”. El ruido del motor de gasolina y el uso de munición de plomo, respectivamente, son los dos factores que suponen un mayor riesgo para el ecosistema avícola del humedal de Almenara.

Desde febrero de 2024, Sergio Ribelles ocupa la administración única de Diglar Vicbal y también es propietario de los 57.838 metros cuadrados donde se asienta el aeródromo. Tras varios intentos fallidos de trasladar la instalación, la empresa busca ahora regularizar el espacio mediante una Declaración de Interés Comunitario (DIC) y consolidar su presencia de manera definitiva.

Un modelo de negocio triple

Ribelles plantea un modelo de negocio triple para el aeródromo: mantenimiento de aeronaves, formación en aviación ligera y comunicaciones aeronáuticas, y vuelos turísticos y de emergencia. Según la sociedad gestora, la actividad del recinto se concentra en los meses de verano, con una media de un centenar de horas de vuelo al mes. Las instalaciones cuentan con cuatro hangares, tres zonas de maniobras, pista de aterrizaje, taller, salón social, oficinas y almacén de combustible.

El alcalde de La Llosa, Joaquín Llopis, señala que la tramitación de la DIC se encuentra en la fase de recopilación de informes medioambientales por parte de las administraciones competentes. Según Llopis, la permanencia del aeródromo en su ubicación actual es compatible con el desarrollo del PAI del Sector Casablanca, proyectado a escasos metros en la zona litoral y que prevé unas 540 viviendas. 

El consistorio y los propietarios de los terrenos buscan un promotor dispuesto a urbanizar los 77.903 metros cuadrados residenciales. Llopis afirma que varias empresas han mostrado interés, especialmente tras la confirmación de la gigafactoría de Volkswagen en Sagunt, aunque ninguna ha dado todavía el paso definitivo. “Han venido muchos inversores al Ayuntamiento a consultar la documentación, con interés, pero falta que alguien apueste firmemente”, subraya.

Uno de los pocos terrenos sin desarrollar

El Sector Casablanca es uno de los pocos terrenos aún sin desarrollar en la zona marítima de La Llosa, muy cerca del aeródromo. “Del Canal de la Gola hacia Xilxes, los terrenos están protegidos y no se puede construir; pero hacia Almenara queda este sector donde sí podrían edificarse viviendas”, explica Llopis.

El proyecto urbanístico, impulsado mediante la modificación 1 del PGOU, se inició en 2004, aunque no avanzó hasta 2018 tras superar obstáculos como informes desfavorables de la Generalitat sobre vías pecuarias y la ordenación del suelo residencial. El último paso administrativo se dio en noviembre del año pasado, cuando el consistorio retiró la condición de agente urbanizador que estaba en manos de General Constructor desde 2007. Actualmente, el desarrollo del PAI queda pendiente de la implicación de un promotor.

El plan reserva un 20% de las viviendas previstas como protección pública, consolida edificios del barrio del Mar que quedaron fuera del planeamiento urbano y proyecta una zona verde de 17.583 metros cuadrados que separará las viviendas del humedal de Almenara. Ademas, otros 99.862 metros cuadrados de suelo permanecerán protegidos como marjal.

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