Libros y cómic

PUBLICA 'LA SEGUNDA'

Mamen Monsoriu juega a convertirse en "amante" en su nueva novela

  • Mamen Monsoriu

VALÈNCIA. La escritora y librera valenciana Mamen Monsoriu tiene, aparentemente, una vida tranquila. Regenta la librería Imperio, hace poco se fue de vacaciones con su pareja y su hija, últimamente está haciendo más deporte… o eso es lo que dejan ver sus redes sociales. Además de todo esto acaba de publicar su nueva novela: La segunda (Editorial Espasa), en la que, gracias a la ficción, se ha dado el “lujo” de vivir una aventura entre las letras para ponerse en la piel de la “amante” de una relación para crear este libro. Un escape de una vida perfecta que relata a través de la historia de Celia, una mujer obsesiva y apasionada que vive su amor prohibido con Fer, un hombre que rehuye de la intimidad y que juega constantemente con los sentimientos de los que le rodean.

 

También cuenta la historia de esta “aventura” a través de las parejas de Celia y Fer: Víctor y Edurne, dos personas que buscan estabilidad y amor, pero que no van por el mejor camino para encontrarlo. Con todos estos ingredientes, y bastante imaginación, Monsoriu se sirve de la literatura para generar un relato en el que se convierte en “la segunda” a lo largo de 233 páginas en las que hace una “nueva autopsia de las relaciones amorosas descompensadas” que se leen desde el presente. “Me centro en la falta de comunicación y en sus consecuencias, en todo lo que podría haber pasado y no pasa por no hablarlo. Me centro en las aventuras y como trazan nuestra vida y también en un relato en el que imagino como es saberlo todo”, apunta la escritora.

 

“A lo largo de la escritura me dejo llevar por los personajes y la relación que hay entre ellos. La parte sentimental extrapola todo lo demás y sirve para definirles mientras  me centro en esa parte de ocultismo que hay en sus vidas”. Con un relato que se construye desde la primera persona -la de Celia- Monsoriu se fija en su entorno para dotar a la historia de credibilidad y actualidad mientras se nutre del mundo que le rodea: “Me gusta ver como crece la novela mientras observo las historias que suceden en mi entorno a lo largo de muchísimos años. Con el paso del tiempo reflexiono sobre el amor, como se transforma, y la paradoja del amante dentro de una relación”. 

 

Estos sentimientos se reflejan de manera muy poética en La segunda. Un buen ejemplo de ello es el momento en el que Celia, la protagonista, describe que siente las manos muy frías justo después de hacer el amor, que ni eso le puede calentar el “alma ni el corazón”. Este ejemplo le sirve a Monsoriu para hablar de lo efímero, los sentimientos y hasta el desvanecimiento que vive la “amante” en sus relaciones: “Me sirvo de las paradojas para hablar del amor a través de imágenes, la protagonista ve que el calor solo dura un tiempo y que luego se desvanece muy rápido. Me gusta jugar con el tiempo, los recursos y las sensaciones para componer esta historia”.

 

Monsoriu, que se considera una “escritora brújula” confiesa que tenía bien claro cómo empezar, terminar y configurar la historia -y sus giros potentes- para enfrentarse a La segunda, aunque tras varios años de creación ha visto que la clave es contar el relato con amor y naturalidad: “Este relato es como cuando le escribes a una amiga con la que te has distanciado para contarle como te va en la vida. Hay momentos de flashback, hay historias que nacen desde el presente y se va desenredando poco a poco lo que pasa. Me gusta ver como los protagonistas pasan por mi cuerpo y conforman la historia”. 

 

Dejándoles entrar, a través del relato, se da cuenta también de que la idea del amor ha cambiado en su cabeza, pero la del deseo sigue siendo tan primitiva como siempre: “El deseo sigue generando un factor de repetición casi tóxico, que hace que te haga volver a algo después del bajón. Estos intercambios hacen que la dosis cada vez tenga que ser mayor, como una droga… me hace pensar que es un sentimiento más fuerte que el amor, porque este es consciente, pacífico, mientras que el deseo se ha convertido poco a poco en algo peligroso”. 

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