BENICÀSSIM. Si pensamos en hip hop en castellano con la esencia del reggae, seguro que nos viene a la cabeza la totémica imagen del madrileño, Morodo. Uno de los artistas que más ha trabajado por el reggae en nuestro país. Una vez más estará en su casa, el Rototom Sunsplash el 16 de agosto. Antes de esa cita, que será uno de los puntos álgidos del festival, invito al músico a echar la vista atrás y recorrer algunos momentos de su carrera y de la historia compartida de la cultura hip hop y el reggae.
Antes de comenzar le pregunto si quiere que le llame por su nombre o por su nombre artístico, que además también es su apellido. Seguro que es frecuente que mucha gente se pregunte qué significa Morodo. "Sí, parece un pseudónimo, pero es mi apellido, y fíjate, después de tantos años, y somos cinco hermanos en el barrio, yo soy el pequeño, los Morodos, soy el Morodo. Desde pasar lista en el colegio, hasta hacer la mili o en el parque con los colegas, y se me quedó Morodo (risas)", comenta.
Morodo es un músico veterano en la cultura hip hop, de cuando había fanzines y cintas TDK regrabadas. ¡Qué tiempos aquellos! "Empecé en el hip hop a finales de los 90, a un nivel muy underground, era la época de las maquetas, de las jams, cuando había que patear mucho", señala. "Poco a poco he ido evolucionando en mi estilo, siempre en rap, pero con toques de reggae. Desde el 2000 a hoy definiendo mi estilo, acercándome más a los sonidos jamaicanos", dice.
Muchos estilos musicales parecen hermanos porque comparten rasgos distintivos, esto es exactamente lo que sucede con el reggae y el rap. "Son géneros que están muy vinculados, tanto en movimiento social, o música protesta, por englobarlo", apunta. Es por esta cuestión, la de la compartir ideas, por lo que me resulta interesante cómo se gesta esa fusión. "No resultó difícil la fusión, sobre todo cuando ya había muchos grupos en los 90 que ya fusionaban el estilo. Ya había muchos raperos que son jamaicanos como Busta Rhymes, había mucha gente fusionando. No fue difícil fusionarlo".
Quizás en inglés, idioma natal de ambos géneros, la cosa podía parecer más sencilla o armoniosa, pero en castellano, quizás no había tantos referentes cuando Morodo comenzó. "Aquí lo que teníamos era muy patrio, pero no había mucho abanico para elegir, había mucho rapero puntual como La Puta Opepé o Mucho Muchacho en su época. Yo me encontré una generación posterior y los sonidos digitales eran lo que imperaban".
Morodo, toda una vida ligado a la música
Morodo comenzó con 12 o 13 años, y con esa edad se tienen unos intereses, que en la mayoría de las ocasiones suelen evolucionar o directamente cambiar. Algunos lo llamarán madurar, otros, perder la identidad, Morodo se ha mantenido fiel a aquellos temas. "Eran letras muy de calle, vivíamos mucha calle, del barrio. Letras muy combativas, tampoco ha cambiado mucho la temática, sí la forma de desarrollar la temática", reflexiona. "Empecé muy joven, pero dentro de lo joven que empecé era muy precoz; era el cachorro, era uno de los más jóvenes de los que se juntaban. Tenía algún ejemplo de aprender como Alma Vacía, gente de Alicante y Murcia como Metro, Nazión Sur (de los que después saldría gente como Hablando en Plata). Teníamos referentes".
Madrid era otro mundo. Una parte enorme del movimiento y la cultura hip hop estaba allí. No obstante, en el resto del país también había gente haciendo música y creando escena. Por ejemplo, en Castellón estaban El Imperio de la mente, Kolores Rasta, Tercer Acto, El Clan de las Sombras. Recomiendo leer el fantástico libro: "Un Viatge per les parets de Borriana a Vinaròs. Orígens del grafiti a Castelló", de Alberto Ramos y Sergio Esteve. "El hip hop en España siempre ha sido una cultura, bueno, como tal, como hip hop es cultura. Y todos los que formábamos parte del movimiento teníamos nociones de la existencia de los demás. Y eso derivaba en esas jams underground que se hacían, donde podías encontrar a gente de Murcia, gente de Barcelona, gente de Galicia y todo eso era retroactivo para el mismo movimiento local. Luego en Madrid teníamos gente muy longeva en la cultura como Randy, los Jungle Kings, CPV (El Club de los poetas violentos), que cada uno por su lado venían diferentes formaciones y se creó ese crew. En mi generación ya estaban los Creyentes en Torrejón. En Madrid siempre ha habido mucho hip hop".
En 2001 publica su primer disco OZMLStayl. Un disco de experimentación, de descubrimiento del hip hop más allá de lo que se hacía, y también había grabado, en Estados Unidos. "Estábamos aprendiendo a acercarnos al sonido que queríamos, y te explico el por qué. A nosotros en esa época, estoy hablando de principios de los 90, nos llegaba mucha música de Puerto Rico, allá por el 97 o 98 nos llegaba mucha música de allí. Vico C, Calderón, Eddie Dee, había una escena hip hop muy potente en Puerto Rico y había otra muy potente en Panamá y eso nos llegaba. Eso que ahora se convierte en reguetón, en Puerto Rico era normal que un beat de rap muy duro tuviese ocho compases de lo que ahora dicen dembow; de repente en un tema de rap metieran siete u ocho compases. Y en Panamá ya estaban haciendo Plena, que es música reggae en español".
Suele suceder que cuando aparece un nuevo concepto musical, acompañado de una escena que lo nutre y un público que lo disfruta y contagia, haya gente que quiera practicarlo fuera de ese círculo. Sin embargo, cada sonido es diferente y requiere de un conocimiento del género específico. Eso le pasó a Morodo en su primer álbum. "En el 97 nos llegaba esa música pero no sabíamos hacer las producciones, no sabíamos encontrar el sonido; podíamos acercarnos al Flow, al mensaje, a la cadencia, pero no al sonido. Ese experimento fue el OZMLStayl".
Morodo da el pelotazo con Cosas que contarte (2004), un disco que se vende muy bien y lo presenta en varios países. El contexto había cambiado, grandes festivales como Viña Rock hacía tiempo que apostaban por un escenario concreto destinado al género y eso le dio un impulso. El rap se había diversificado. Era el momento perfecto para publicar un disco como Cosas que contarte. "Es un poco contemporáneo con la generación. Creo que es una deriva que era natural. A raíz de estos nuevos sonidos, ya estamos hablando del 2004, la cultura crece, la cultura se nutre, desaparecen ciertos clichés, que si no eres calle, el gangsta, comienza a crecer la cultura y a desarrollarse. Tampoco es descabellado que el dancehall y el reggae se empiecen a involucrar más y comiencen a aparecer en escenarios como en del Viña Rock. Fue una evolución natural", señala.
El último larda duración que nos regaló Morodo fue Luz (2020), tras él vinieron colaboraciones y sencillos. "Es cierto que la industria, el consumo, todo cambia. Fíjate, desde que yo empecé que había cassette, vinilos, pasamos por el minidisc, el Laserdisc, el mp3 y ahora estamos en la era digital en la que no se fabrican discos, no se fabrica nada".