CASTELLÓ. El sábado 4 de octubre en la sala Because de Castellón tendrá lugar la presentación del nuevo álbum de Exfan, titulado, Rave 53. Antes de que salten al escenario para mostrar a los reunidos allí las nuevas composiciones, aparecerán los riojanos, Mutagénicos, una banda que comenzó practicando garage rock y que ahora le dan a toda la música buena. Castellón Plaza habla con el vocalista del combo, Alfredo “Roto” sobre la historia de la banda. 

En el nacimiento de Mutagénico hubo un bar. Ese lugar de encuentro, música, cerveza y charlas surgió el germen, bendito sea, del grupo. El bar, uno de los lugares más conocimos para los que buscan sonidos diferentes a los que copan Spotify, se llama Stereo Rock & Roll Bar. “Ese bar se abrió en 2003, lo abrió mi amigo, Jorge, que luego también fue miembro del grupo”, recuerda. “Es una sala de conciertos ahora, eso comenzó siendo un agujero negro donde sonaba la música que no pinchaba nadie, garage, rhythm & blues, soul, rock & roll”. 

Alfredo es ahora uno de los dueños de ese local, ya ven las vueltas que da la vida. “La medalla que nos podemos colgar los que abrimos y mantenemos ese local, es que es un refugio para gente inquieta, que le gusta lo diferente. Va gente de grupos, gente que dibuja, el artisteo de Logroño, la gente que mola. Desde 2018 tenemos licencia para hacer conciertos. Comenzamos haciendo conciertos destrangis una vez al mes, hasta que nos denunció la policía porque no teníamos licencia”.

La idea de montar un grupo

Antes de que Alfredo cogiera las riendas del local y se transformara en una sala de conciertos, donde, por ejemplo, el 31 de octubre actuará el exbajista y vocalista de los angelinos, The Nerve, Peter Case, era un asiduo al bar. Y una de tantas noches al calor de la música, la idea de montar un grupo de garage no parecía tan descabellada. “Una noche de calentada dijimos: vamos a montar un grupo para tocar, es que mola esta mierda del garage”, recuerda. “Éramos cinco guitarristas, así que en el primer disco yo me senté en la batería, que no la había tocado en mi vida (se sonríe), el bajista se colgó un bajo, y luego había dos que tocaban un poco el teclado y la guitarra”.

Al principio, como todos, comenzaron con versiones, pero pronto se animaron con esto de componer. “Empezamos haciendo versiones de los Ventures, el Walk don´t run, que no había que cantar, canciones un poco garagera y ya comenzamos a hacer letras. Las letras del primer disco son una chorrada, bromas nuestras. Luego ya las letras comienzan a contar cosas, a meter cizaña”.

Recién paridos, Mutagenicos, que sabían que su hábitat natural era el escenario, tuvieron su primer bolo en el festival Fast Fun Bizarre. “Ese festi lo organizábamos seis personas, yo me apunto a donde hay jaleo. Fue en Logroño, en la sala Biribay. Llevamos a los Cápsula, cuando no los conocía ni Dios, a Doctor Explosión. Llevamos un cartel de puta madre, empezamos a lo grande. Hicimos varias ediciones. Hemos montado siete ediciones; de hecho tengo los carteles en el bar”.

Un EP grabado con casiotone

Le siguió un epé grabado con casiotone, aunque no se note tanto. Casiotone Sessions fue su primer registro sonoro. “Lo grabamos en La Gota de Leche, es como una casa de la juventud que depende del ayuntamiento, y tiene un estudio de grabación. El que está ahí de técnico de sonido es el que nos hizo todos los discos después”. Tras la publicación, vino una pequeña gira por Francia e Inglaterra, bueno, más bien, una primera incursión. “Para Francia fue cerquita de la frontera, fue en Hossegor, para nosotros era un viaje de dos horas y poco, nos llamaron de un garito que nos había escuchado. Nos pagaban bien, nos daban de dormir y de cenar, ¿qué más quieres?”.

En 2014 llegó su primer elepé, El Guateque, que confiesa que no tiene nada que ver con el clásico de Blake Edwards, grabado “a huevo”, un término que me desarrolla a continuación. “Siempre grabamos a huevo, es decir, todos a la vez, luego las voces a parte, luego ya metes arreglos o voces, pero lo que es guitarra, bajo y batería a huevo”.

Lo normal en una banda de garage es grabar a huevo, no por pistas, que suele ser lo más habitual, aunque estoy notando que en los últimos años muchas bandas graban de este modo tan compacto. “Es normal, una banda de garage que grabe por separado no tiene ningún sentido porque tú en directo llevas ese sonido”, dice. “Luego tú en el disco puedes meter una pandereta de fondo, pero hay canciones que tienen que sonar crudas, sonar reales. Y sin claqueta, el batería, un, dos, tres y le seguimos a él, porque en directo no llevas claqueta”.

El primer corte, sin letra, da nombre al álbum. “El título (del disco) surge de que la canción “El Guateque” nos sonaba a canción de los 70 de guateque en una casa, y la peña bailando como se hacía antes. Nos gusta que el disco sea de música guatequera, de fiesta en casa, da igual que tenga letra o no, solo pensar en bailar”.

Los últimos trabajos

Lo primero que me dejó noqueado del segundo redondo de Mutagénicos fue la portada, absolutamente deliciosa, de ¡¡Mutan!! (2017). Sin embargo, lo que más caracteriza al álbum son los cambios de formación. Diez canciones divertidísimas, comenzando con “Quiero fumar”, el clasicazo de “Soy un Robot” y la versión de Los Nikis de “Saturno es aburrido”. Como curiosidad, cuando Jorge, el teclista y creador del nombre del grupo, se marcha de la formación, la canción “Junge Frau”, que había compuesto la letra él, ya no la podían cantar porque estaba en alemán y eso les fastidiaba, sin embargo, el tema les encantaba, así que decidieron reinventarlo en su siguiente trabajo, 3. “ya no la podíamos cantar y le cambiamos el título, la llamamos “Autocontrol”. Está grabada en el siguiente disco, lleva los mismos acordes, pero llevada más al swing, la otra era más garagera, le cambiamos la letra, no tiene que ver una con otra. La canción nos gustaba”.

Por cierto, también le pregunto por la portada, no puedo evitarlo. “Todas las portadas las ha hecho, lo que son los elepés, el mismo tío de Pamplona, Mikel Echandi, que es el cantante de Los Ácidos”.

En 2023 Mutagénicos publicaban, El Cuarto, con temas mucho mejor producidos si cabe y ese mismo aroma a caña y mala leche. “Cruella de Vil” o “Hermano siamés”, escrita después de ver una fotografía en internet de unos siameses que se habían casado, son perfectas para una noche de rocanrol. 

En sus directos se centran más en sus últimos trabajos, algo que no suelen hacer la enorme mayoría de bandas, que se enfocan en sus álbumes más clásicos. “No vamos a repasar todos los discos, ya del primero no tocamos ninguno, y de la maqueta tampoco, en esa época éramos cinco. Llega un momento que has tocado tanto las canciones que te aburren, entonces ya empezamos con lo último o cosas que tienes que tocar. La del Robot no la solemos incluir, pero la peña la quiere, la tendremos que incluir para Castellón. En nuestro show no solemos hablar, contar lo justo, vamos a piñón”.