VILA-REAL. Hay un dicho que dice que después de la tormenta viene la calma; que al final del oleaje salvaje del mar abierto, siempre hay una orilla en la que se puede descansar. Este es el caso del Villarreal, que después de enfrentarse al vigente campeón de Europa League, el Tottenham, a la Juventus y al City, le toca visitar al Pafos de Chipre.

Una jornada donde el Submarino tiene la oportunidad de cosechar sus primeros tres puntos, con tantos hándicaps como oportunidades.

Siempre con "humildad"

Esta temporada, Marcelino ha mencionado varias veces la palabra "humildad". Lo hace a menudo en las previas a los partidos donde la prensa etiqueta al Villarreal como el contendiente y al rival como David, de David contra Goliat.

Al técnico asturiano no le gustan las etiquetas. Sin embargo, es consciente de que es una oportunidad para lograr los tres puntos en Europa.

El equipo está en un excelente momento después de haber goleado al Rayo (4-0) en un partido marcado por la vuelta de Gerard al máximo nivel; habiendo ganado por un marcador abultado al Lucena en Copa (0-6); también rompió la mala racha en Mestalla ante el Valencia CF (0-2).

Los últimos marcadores indican varias cosas. Lo primero es que el club castellonense sabe mantener la portería a cero. A pesar de algunas derrotas, como aquella ante el Real Madrid (3-1) o el empate en el último momento del Betis (2-2), el Villarreal es el equipo con menos goles en contra de LaLiga, con tan solo 10 tantos, junto al Atlético de Madrid y Alavés.

La Champions es otra historia, ya que los tres primeros rivales que han tenido los 'groguets' no han sido justamente equipos pequeños. Aun así, en todos ellos, los hombres de Marcelino tuvieron una buena actitud y propusieron su propio juego.

Al Villarreal le castigan cuando erra

Los equipos perfectos no existen. Ni siquiera el Barça de Pep fue un equipo excelente, ya que los 11 que hay sobre el verde son humanos, y los humanos pueden equivocarse. El Villarreal no es una excepción, pero en este caso casi siempre termina en un gol en contra.

Los pases diagonales cortados por el rival o las pérdidas en transición casi siempre terminan en un gol en contra. Esto se ha visto en el partido ante el Betis, que empató un partido con color amarillo; contra la Juventus, que remontó en 10 minutos gracias a dos errores en la entrega; contra el Tottenham, después de una pérdida en campo contrario, de la que nació una jugada que terminó en un gol en propia de Luiz.

El Villarreal debe ser realista: no necesita ser perfecto. Necesita no ser castigado en los momentos en los que se equivoca, porque, si no, todo el trabajo hecho puede quedar lapidado bajo la tierra de la equivocación.

El Pafos, segundo de la liga chipriota

El equipo local también está en un momento dulce, dentro de su contexto futbolístico. El Pafos es uno de los conjuntos más importantes de su división, en la isla de Chipre. Tanto es su nivel, que se encuentran segundos, con 21 puntos, a un solo punto del primero.

Llevan una excelente racha liguera: en los últimos cuatro partidos han ganado cuatro y han dejado escapar uno. Un partido que les retira el derecho a liderar la tabla, pero que tampoco los deshereda de ese privilegio.

En Champions se encuentran ligeramente mejor que el Villarreal, ya que estos suman dos empates y una derrota, por lo que tienen un total de dos puntos, mientras que el Submarino solo uno. Como mencionaba antes, en su debido contexto: el Pafos se ha enfrentado al Olympiacos, al Bayern y al Kayrat Almaty.

Han perdido el único partido en el que llegaban exageradamente alejados de la victoria, es decir, contra los de Múnich.

Lo curioso es que los dos partidos que empata, contra los kazajos y contra los griegos, el Pafos ha tenido una roja directa, por lo que han jugado en desventaja numérica los dos partidos.

El Submarino sabe que tiene más oportunidades, aunque el perfil sea bajo, la necesidad y la realidad se fusionan para construir un escenario idóneo para los 'groguets'. Aunque, en la Champions League, siempre los más pequeños son los que más sorpresas dan, ya que la presión y la exigencia de los "equipos grandes" pueden jugar malas pasadas.