Entrevista

Plaza Innovación

José Martín Cabiedes: "Hoy el riesgo de invertir como 'business angel' es 20 veces más que hace una década"

El socio fundador de Cabiedes & Partners habla de su salida de la inversión en compañías tecnológicas

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VALÈNCIA.  "Hoy el riesgo de invertir como 'business angel' es 20 veces más que hace una década". Así lo apunta José Martín Cabiedes, uno de los inversores privados más veteranos del ecosistema emprendedor español que, desde hace un tiempo, decidió cambiar la inyección de capital en startups por las empresas más tradicionales. Una conclusión que justifica debido a la necesidad de las tecnológicas de rondas más grandes y una menor probabilidad de éxito por inversión. "Nos hemos convertido en un agente muy marginal en el ecosistema", reconoce, aunque admite haber percibido recientemente -concretamente en el Big Ban Investors Congress del pasado mes de noviembre- "un ecosistema vibrante", similar al de los años previos al parón vivido en 2023 y 2024. 

El socio fundador de Cabiedes & Partners, firma que invirtió en compañías como Blablacar, Trovit, Kantox o Wetaca, advierte de que el principal problema sigue siendo la falta de salidas de las compañías. "Si no hay exits, hay incapacidad de reciclar capital", subraya. Una visión que comparten de forma general desde el sector. Ante este escenario, Cabiedes & Partners ha optado por cambiar de rumbo. La firma ha desplazado su foco hacia compañías industriales y negocios tradicionales con rentabilidad positiva, flujo de caja y reparto de dividendos, así como hacia oportunidades ligadas a la sucesión generacional y los fondos de búsqueda.

- ¿Cómo se encuentra actualmente el ecosistema emprendedor en España?

- En nuestro caso, hemos levantado el pie del acelerador en la inversión en startups y somos un agente muy marginal en el ecosistema. Dicho esto, en el BigBan Investors Congress me llamó la atención sentir un ecosistema vibrante, como se vivía en los años previos al desierto que vivimos en 2023 y 2024. En este sentido, me llevé una sorpresa positiva.

Lo más importante es que se trata de un ecosistema en el que no se están dando salidas y, si esto no ocurre, hay incapacidad de reciclar capital. Este se va invirtiendo, pero hay un momento en que se agota. De todas maneras, parece que ahora se está reactivando, según los datos que se presentaron. Seguramente son los primeros indicios de recuperación, pero, en ausencia de salidas, hay mucha ilusión, interés y apetito, pero no mucha actividad.

- ¿Y el venture capital?

- Respecto al venture capital, se han identificado dos grandes tendencias. Por un lado, los nuevos desarrollos tecnológicos que tienen que ver con la inteligencia artificial, tanto infraestructuras básicas como LLM o agentes. Y ahora, otra capa que parece que puede empezar a construirse, también de agentes. Eso lo ven y quieren participar. Y, por otro lado, se ven forzados a hacer inversiones, porque a los fondos les pagan anualmente por invertir. Puedes estar un tiempo con el freno echado, pero no toda la vida. En este sentido, los fondos están invirtiendo otra vez. Pero son opiniones de lo que observo desde la barrera.

- ¿En qué están poniendo el foco desde Cabiedes & Partners?

- Estamos haciendo muchas cosas, pero no en venture capital. Hemos encontrado otro tipo de activos en los que creemos que hay un mejor binomio rentabilidad-riesgo. Hemos hecho más de 60 inversiones en los últimos seis o siete años, pero no en startups tecnológicas. Nos hemos encaminado hacia compañías más tradicionales. Ahora, nos dedicamos a invertir en compañías industriales que tienen una docena de años en muchos casos y una situación de rentabilidad positiva. Generan beneficio, caja y distribuyen dividendos. Una economía más tradicional, como distribuidoras de alimentación, empresas de servicios industriales, de limpieza, de extinción de incendios, de parques para ayuntamientos… En definitiva, empresas industriales en las que lo tecnológico, en términos de producto, no pesa. Puede tener una función determinante desde la organización, pero no desde el producto.

- ¿En qué momento deciden cambiar el rumbo?

- Eso es un poco lo que intenté explicar, con poco éxito, en el congreso. Nosotros somos inversores privados. Somos business angels que tuvimos la suerte de empezar pronto y crecer con el mercado tecnológico, pero nunca hemos perdido nuestra esencia de inversor privado. En este contexto, a partir de 2017 lo que vimos es que las inversiones empezaban a ser demasiado grandes y arriesgadas para un inversor como nosotros. La exigencia de asumir riesgo nos empezaba a parecer inaceptable.

Muchas de las compañías en las que invertíamos entre 2010 y 2014 eran empresas que, con una cantidad accesible al bolsillo de los inversores privados, podían llegar a valer docenas de millones. Entonces, tenías tu hueco. Ahora, de forma muy exagerada en el mundo de la IA, una compañía con menos de 10 millones de euros es muy difícil que pueda llegar a tener un viso de sostenibilidad. Y lo que antes era medio millón o un millón, ahora son 20. Esta es una actividad que ya no encaja para un inversor privado pequeño. Tal vez es para otro tipo de jugadores.

- Entonces deciden cambiar su modelo de inversión.

- En 2016-2017 empieza a aparecer gente que, en vez de montar una compañía, propone comprar, entre varios inversores, compañías. Esas que todos conocemos y que igual no uno, pero entre diez de nosotros sí podemos comprar. Hay muchas compañías cuyos dueños han cumplido una cierta edad y no tienen una transición generacional resuelta. Y esos señores o señoras tienen que vender. Ahí hay un mercado en el que un inversor privado pequeño puede operar y nos está yendo bien. Por desafección a un activo y porque nos aparece la oportunidad en otro, vamos moviéndonos. Ahí, lo interesante es que un inversor privado puede estar invirtiendo aquí hoy y mañana en otro sitio, y no se debe a nadie más que a sí mismo, y eso es una ventaja.

- Parece que cada vez surgen más vehículos destinados a adquirir este tipo de compañías.

- Pasan dos cosas. Desde el punto de vista de la oferta, España tiene un boom económico muy grande con la transición al sistema democrático y la entrada en la Unión Europea, y todo eso produce un florecimiento económico brutal. Esto ocurrió hace unos 43 años. Entonces, están los empresarios que nacieron en ese entorno. Hay un boom generacional muy concreto. Estos empresarios, hechos a sí mismos, han educado mucho a sus hijos y ahora son médicos de renombre, directores de cine, se han ido fuera… La cuestión es que no están accesibles. Ahora, el dueño se encuentra con una compañía que va bien, pero no tiene transición generacional.

Por el lado de la demanda, a finales de los 90 en Europa y en España, alrededor de 2010, empieza a conocerse un modelo que son los fondos de búsqueda. Es una manera de financiar a un emprendedor para que busque compañías en esa situación y pueda comprarlas con financiación de una serie de inversores privados. Hay escuelas de negocios, como el IESE o el IE, que abanderan esto, lo cuentan en clase y generan cada vez más interés por parte de emprendedores y emprendedoras que se dan cuenta de que montar una compañía es difícil y que Iñaki Berenguer hay uno. En cambio, en las transiciones vía fondos de búsqueda hay mucha más probabilidad de éxito. Empieza a haber también algún fondo dedicado a esto, pero la suma del tamaño de estos fondos en España es menos de la mitad de la gestora a la que le dio el último premio BigBan. 

- Estaba diciendo que no hay tanto mercado para los business angels en la inversión en startups. ¿Cómo replantearse la figura del business angel?

- El único modo de hacer esto hoy en día es colegiadamente, porque el riesgo que tiene que asumir un business angel es 20 o 40 veces mayor que el que asumíamos nosotros en su momento hace una década, ya que la probabilidad de éxito de cada inversión es más baja y el dinero necesario para que salga bien es más alto. Por lo tanto, la multiplicación es exponencial. La única posibilidad es unirse para invertir y diversificar. La labor fundamental de los business angels es asociarse e invertir colegiadamente, porque siempre alguien de los 20 que invierten sabe algo de ese tema. Y es lo que le recomendaría a cualquier inversor privado que quiera enfocarse a lo tecnológico. Antes había que invertir con un grupo de 10 y ahora con 20.

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