CASTELLÓ. Hay varias formas de interpretar la locución latina Ite missa est, pero la más extendida viene a decir algo así como "vete, la ceremonia ha terminado". Y es que históricamente se ha utilizado este término para despedir las asambleas romanas, de ahí su significado. En efecto, todavía hoy muchos sacerdotes de la Iglesia Católica pronuncian el "Ite missa est", a lo que sus fieles responden "Deo gratias" segundos antes de marchar. Sin embargo, en su diccionario personal, el artista Pepe Beas utiliza esta frase para hablar de despedida, pero también de desahogo. Una especie de catarsis personal que puede llevarnos a abrir o cerrar nuestras heridas. No se atrevería el creador a decantarse por una acción. Es, asegura, una decisión totalmente íntima que de ninguna forma su obra va a condicionar. "Son imágenes para interpretar y descubrir. Al artista se le permite fabular pero no describir el final del trabajo", reitera. En parte, esto es así porque el final dependerá de cada espectador.
La contraposición entre el abandono o el encuentro, la protección o la apertura, el retraimiento o la extroversión, es una constante en el nuevo trabajo de Pepe Beas, el cual puede visitarse en Espai Nivi Collblanc (Culla) hasta el 20 de noviembre. El artista ha desplegado en las dos plantas del centro artístico una serie de piezas que de manera acertada buscan la interacción con el público. Su propio recorrido hará mover las grandes sábanas que cuelgan del techo. También las luces de neón y las fotografías impresas sobre papel interpelan al espectador. En ellas aparece además una figura humana envuelta de un grueso ropaje que recuerda a la propia piel. La piel, entiende Beas, como "resguardo y caparazón". Ha sido esta su forma de desarrollar de manera visual la psicología del "Ite missa est".