Opinión

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El viaje en Metro de Pérez Llorca

Publicado: 02/12/2025 ·06:00
Actualizado: 02/12/2025 · 06:00
  • Pérez Llorca en Madrid.
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Winston Churchill bajó al Metro en la película El instante más oscuro para conocer la opinión de los londinenses sobre si debía declarar la guerra a la Alemania nazi ante una inminente invasión. Esa escena es ficticia, fue una invención narrativa que desorientó a muchas almas inocentes y escandalizó a puristas historiográficos. Ver a un político en un transporte público tiene cierto romanticismo, de realismo mágico. Tenemos la sensación de que están tan cómodos en su torre de marfil que en cuanto bajan de ella y se atreven a enterrarse en las profundidades, se enciende una luz en la oscuridad de las catenarias de las vías ordinarias del propio camino de los dirigentes.

Ha habido políticos que usaban el Metro, que se mezclaban con los mortales despojados de todo cargo público. Mi padre siempre me habla de un buen amigo suyo, Juan Morano Masa, exalcalde de León con el Partido Popular que cuando le eligieron senador acostumbraba a trasladarse de un sitio a otro en el Metro. La exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, también era una habitual en uno de los vagones de esa serpiente de metal que surca el subsuelo de las cañerías de la capital. Debería de ser más habitual ver a nuestros dirigentes vivir la vida de los demás, sino no sé cómo pretenden empatizar con los problemas de la ciudadanía que representan si compran en supermercados distintos a los nuestros o se mueven por las ciudades con su séquito palaciego. El último en esta costumbre plebeya ha sido Juanfran Pérez Llorca, el recién nombrado president de la Generalitat. Resulta curioso lo poco que ha trascendido la foto que compartió una diputada del PP en las Corts Valencianas, en la que la podía ver acompañada del jefe del Consell y de otros compañeros de bancada. Chapó. Parece ser que es tan sencillo como lo pintan. Llámenme superficial y facilón, pero de momento, con gestos como ese, Pérez Llorca ya traza una línea entre sus formas y las de los demás. Cuando escucho a muchos políticos hablar sobre el transporte

público, me da la sensación de que no se han subido en un tren en su vida.

 

Pérez Llorca, con gestos como este, supone un soplo de aire fresco y esperanza hacia una clase política que parece más preocupada en sus intrigas palaciegas que en los problemas de la prole. Ya contó Juan Ramón Gil en uno de sus artículos que uno de los problemas que había tenido Carlos Mazón en su estancia en el Palau era que se había rodeado de palmeros, de vasallos que le decían a todas horas lo guapo que era. Si bien es cierto que Mazón marcó la diferencia deambulando por la ciudad con su soledad iluminadora, a diferencia de esos cargos que tienen que ir con cuatro subalternos llevándoles el palio, el poder le había embotado la cabeza. Pensamientos que en muchas ocasiones estaban alejados de los gobernados, como les ocurre a la mayoría de dirigentes.

 

Si en El instante más oscuro, Churchill escrutaba ante sus vecinos los sentimientos encontrados que les producía la amenaza nazi, Juanfran Pérez Llorca debería hacer lo propio. Con gestos como el de su viaje en Metro ha demostrado que tiene una personalidad diferente a muchos políticos, ahora debe hacer de Pepito Grillo de su partido; le vendría bien a su jefe, Alberto Nuñéz Feijóo, acompañarle en una de esas excursiones metropolitanas para conocer la tensión de la calle. Preocupación que no está ahora mismo con el foco en la corrupción, si me apuran, de refilón. Por supuesto que nos cabrea que un señor se gastara dinero que no era suyo en El Corte Inglés o en otros grandes almacenes lupanares, el problema es que hay otros problemas que nos inquietan más: la vivienda y la subida de los precios. Seguro que, si Feijóo se subiera a un vagón y preguntase a la gente, le diría que le enfadan los mangantes, pero que le inquieta más no llegar a fin de mes o que no encuentra un piso en el que reclinar la cabeza.

Me parece muy bien que hagan una manifestación contra la corrupción, pero ¿cuándo organizan otra para criticar el alto precio de la vivienda?

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