CASTELLÓ. Las calles del centro de València se volvieron a llenar masivamente el sábado. Más de 55.000 personas recorrieron la manifestación que conmemora un año de la catástrofe que se llevó 230 vidas. Son muchas muertes para olvidar y perdonar. Demasiado dolor, tristeza y rabia. La manifestación de València contó con la participación de castellonenses que viajaron para solidarizarse con las víctimas de la DANA exigiendo la dimisión de Mazón, presidente que no parece tener vergüenza ni inmutarse ante la tragedia que carga a sus espaldas. La banalización de la política que ejerce el actual President de la Generalitat es gravísima. El desprestigio, tremendo. Cada día se conocen nuevos datos y circunstancias que van desmontando el enmarañado objetivo de la mentira, de los bulos y de la manipulación que, por cierto, ejerce ejemplarmente la vicepresidenta primera del Consell. Y cada día se va resquebrajando más la coraza que se ha creado Mazón para protegerse de la verdad y su propia incapacidad, para seguir mintiendo.
Más de 55.000 personas en la calle son mucha ciudadanía cabreada y doliente. Escuchando testimonios de familiares de las víctimas mortales sobrecoge cada palabra, cada sentimiento de pérdida, cada recuerdo imposible de olvidar. Porque no es posible el olvido ante semejante horror y ante la posterior ignominia que están sufriendo los habitantes de los municipios afectados. Es muy difícil, tras un año, archivar la memoria y el corazón. Imposible.
El mismo día 29, en el que se cumple un año de la maldita DANA, se celebrará en la Ciudad de Las Artes y la Ciencia un funeral de Estado, con la presencia de los Reyes, el Presidente del Gobierno, otras autoridades del Estado y del país valenciano, y las poblaciones afectadas por la catástrofe que cobrarán todo el protagonismo de este acto. Las diversas asociaciones de víctimas de la DANA han hecho público su rechazo a la presencia de Carlos Mazón, un político que no supo estar a la altura el día de la catástrofe, que no estuvo presente hasta después de que la muerte se llevara tantas vidas. Demostró tal falta de empatía e incapacidad que agredió duramente la dignidad y confianza del pueblo valenciano. Parece mentira que aún no se conozca la verdad. Hoy, tras un año, las víctimas no quieren más humillaciones, más negligencia ni provocaciones.

Foto: KIKE TABERNER
El apoyo del PP y de Vox a Mazón para que permanezca aferrado al sillón presidencial resulta indecente, a pesar de los daños colaterales que caen sobre los hombros de Feijóo. La insensibilidad es de tal calibre que el PP ha convocado, con su mayoría absoluta en el Senado, al Presidente del Gobierno, el día después del 29 de octubre, para que declare ante la comisión de investigación del ‘caso Koldo’. Y todo para luchar contra la difusión y repercusión del funeral de Estado, para minimizar el impacto, para tapar la mala imagen de Mazón.
En Castelló, diversos colectivos sociales están organizando una concentración para la tarde del miércoles, sumándose al funeral de València, reivindicando justicia para la víctimas, pidiendo la dimisión de Mazón. Desde la sociedad castellonense ya se han convocado otras concentraciones y manifestaciones. Y han sido masivas, la solidaridad es cercana, la empatía y la estima ha arraigado en el pueblo frente al silencio de las actuales autoridades municipales y provinciales.

Foto: KIKE TABERNER
Mientras les escribo, más de 30.000 personas se manifestaban ayer en Sevilla, convocadas por la asociación Amama de mujeres víctimas del cáncer de mama. Según este colectivo, hay unas 20.000 mujeres afectadas por las irregularidades en los procesos de cribado. Ayer pidieron la dimisión del presidente del gobierno andaluz, exigieron responsabilidades y justicia, porque con la vida de las mujeres no se juega. Es demasiado grave y alarmante que falle el sistema de esta manera. Aquí, en el país valenciano, empiezan a aflorar cifras dolientes. Cada vez son más las mujeres que están sufriendo retrasos en la convocatoria para las revisiones bianuales y, sobre todo, para el cribado y esto no puede tolerarse. Es violencia institucional.
Ayer, mi vecina Carmen y yo volvimos a comer, como cada domingo, celebrando el cambio de tiempo, la lluvia, la llegada del otoño. Ella es tan buena cocinera que ayer bordó una olleta de La Plana, junto a una ensalada de lechuga y granada. Comimos sin parar de hablar, impresionadas por la cantidad de gente que acudió a la manifestación de València, entonando un ¡Basta! contra Mazón que no solo estuvo comiendo hasta pasadas las seis y media de la trágica tarde del 29 de octubre, si no que, además, se paseó por el centro de València hasta llegar casi a las 20h a su despacho del Palau. Es indecente e ignominioso.
Buena semana. Buena suerte.
No se olviden de Gaza ni de Cisjordania.