Opinión

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BITÁCORA DE UN MUNDO REINVENTADO

No es vocación, es explotación

Publicado: 26/12/2025 ·06:00
Actualizado: 26/12/2025 · 06:00
  • Imagen reciente de una concentración de médicos.
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Los médicos no subimos el PIB, pero éramos el orgullo patrio cuando la sanidad pública funcionaba. España produce más facultativos que nadie y, sin embargo, a la hora de llenar una planilla de guardias somos cuatro gatos, por eso tenemos que hacer turnos que nos dejan exhaustos. Los médicos no subimos el PIB, pero usted necesitará uno despierto y bien preparado en caso de que colapse por la calle y alguien llame una ambulancia. No le va a ir mejor con sólo una enfermera un protocolo o una IA, como le querrán vender próximamente. No subimos el PIB porque no elegimos una carrera para hacernos ricos, pero estamos hartos de ser petróleo barato. Hartos de que se nos tache de elitistas cuando sentimos que estamos remando en galeras y que algo no era como nos lo habían contado. Cuando una publicidad le prometa que puede usted elegir especialista como elige peluquero, sepa usted que sin pasar por su médico de primaria puede ser irradiado, agujereado y asustado solo con el objetivo de que algún CEO embellezca su curva de ganancias en un despacho remoto. Y que, en caso de ser usted realmente un enfermo y no un cliente, será enviado a un box de la pública donde le recibirá un facultativo ojeroso al que pilla rumiando la idea de colgar la bata. Le sonreirá quizá, pero puede llevar 24 horas sin descanso, será alguien que estudió 11 años para recibirle pero se distrae o lucha por mantener el bisturí donde toca.

Los médicos acabamos de hacer la tercera huelga en un año y esto, que tendría que estar copando los titulares de la prensa estos días, pasa de puntillas en la prensa porque se debe hablar del fango político y del y tú más. Tampoco ocupa ni las conversaciones de los jubilados, colectivo feliz de tener una de las esperanzas de vida más largas, y me hiela la sangre. Me pasma ver cómo nos dejamos robar la joya de la corona a plena luz del día, como pasó recientemente en el museo del Louvre.

Los médicos no quisimos ser una élite, tan solo el orgullo de papá y mamá. Somos complacientes y robustos como mulas, pero nos hemos quebrado. La pública son las personas, se jactaba una gerente a la que fui a anunciar mi dimisión después de 20 años en un hospital del INS, ¿qué personas? Me lo pregunto todavía, y de esto hace 3 años, un tiempo en el que he recuperado la salud mental a costa de sentir que dejaba el lugar que yo había amado. Ya no tengo que aguantar a jefes arbitrarios y mediocres, jornadas infinitas y semanas de 70 horas, guardias que se pagan por debajo de la hora extraordinaria y no computan para la jubilación (pero sí cotizan). Libre de estas condiciones draconianas he podido gozar de tiempo para el  Alzheimer de mi padre y volver a enamorarme de mi oficio porque tengo una hora por paciente (y no 15 minutos, como tenía en el Centro de Salud).

  • Varias personas durante una manifestación, a 9 de diciembre de 2025. -

Ahora veo cómo mis colegas se levantan por fin y me sobrecoge ver que estamos unidos por primera vez en veinte años. Una huelga de médicos es insólita porque nos genera una culpa insoportable, sólo he conocido una en veinte años. Necesitamos apoyo porque sería una tragedia que todos salieran por la puerta de atrás como yo misma hice. Porque sueño con volver a mi plaza algún día y sentir otra vez la emoción de los primeros años, cuando proclamaba que pagaría por estar ahí. Pertenecía al milagro de la sanidad gratuita universal, la historia más bonita del mundo.

No sé si podré volver, pero de momento soy ciudadana de carne y hueso, candidata a que un día se me rompa un aneurisma o asista al cáncer de un hijo o nieto. Sin la joya de la corona, todos estamos en una intemperie. Les recomiendo a ustedes que viajen a un país como EEUU y busquen los parques que aquí todavía se llenan de ancianos felices y saludables, gente que discurre sus lunes al sol en un banco e irradian calma. Seguridad. Descanso. En Inglaterra ya tienen cifras de lo que supone sustituir médicos por enfermeras y de cómo esto sube la mortalidad. También sabemos hace tiempo que mantener el mismo médico de cabecera durante 15 años baja la mortalidad un 25% y las visitas a urgencias un 30%. Cuando nuestros gestores se hartan de explicar que no encuentran médicos disponibles, apelan a la excelencia de la IA y lo suyo es preguntarse si acaso los ciudadanos no prefieren que sean los políticos los que sean sustituidos por una IA.

Como no subimos el PIB sino el bienestar de un país, eso que no infla curvas ni se materializa en ningún sitio visible o monetizable, seguiremos muriendo cada vez antes y peor. No pasa nada, podremos seguir echándole la culpa al vecino, al partido que no nos gusta o al sindicato que no nos representó. Todo lo aberrante se puede normalizar, como ya estamos haciendo, y la que fue nuestra mansión de lujo seguirá cayéndose a pedazos porque siempre serán Otros esas Personas que hacen La Pública. Papá Estado seguirá echando balones fuera, culpándose entre administraciones (terrible espectáculo del Ministerio y las Autonomías), la inversión seguirá sin llegar y, para cuando a usted le duela el brazo izquierdo y un sudor frío le bañe el cuello, nosotros ya nos habremos ido. Nuestros hijos no querrán estudiar una carrera tan larga para obtener el mismo sueldo y categoría que una enfermera e hipotecaremos la casa por un transplante o un stent.

  • Varias personas durante una manifestación, a 9 de diciembre de 2025, en Madrid. -

“Tengo que dejar de ser simpática ―me dijo esta semana una médica a la que atiendo por depresión―, viene un paciente sin cita y lo veo, y encima revisa tal y cual cosa, y las telefónicas... No puedo salir antes de las cuatro y ya va todo tarde…” La visita debía ser presencial pero la hacemos por el móvil porque se ha retrasado: me habla desde el coche, en un descampado, en medio de la nada. Observo las bolsas bajo sus ojos y la forma en la que la mirada se le ha hecho mate en estos años. Me pregunto si se escandalizará como le diga que pida una nueva baja laboral (ya lleva tres), pero sé que lo piensa. Si para se siente culpable de  cargar a sus colegas con más trabajo. Es un cepo terrible. Ojalá no cuelgue la bata porque los pacientes la adoran. Sería otra más. Cerca del 25 % de los médicos en España sufren depresión por sobrecarga laboral y el 8,8% considera abandonar la profesión. Para cubrir las 69 mil jubilaciones que se esperan en la próxima década, las cuentas no salen. Y este año renunciaron a su plaza de MIR unos 4600 médicos.

No queríamos aquellos aplausos en la pandemia que nos erizaban la piel, tampoco aquel Premio Princesa de Asturias que recibimos en 2020. Sólo soñamos con que ser médico y tener una vida sea compatible. Trabajar en condiciones dignas. Por nosotros. Por ustedes.

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