Opinión

OPINIÓN

El interior de las cosas

Tiempos que hielan el alma

Mientras inauguramos septiembre, el gobierno genocida de Israel sigue asesinando al pueblo palestino, a las niñas y niños, a mujeres y hombres inocentes

Publicado: 01/09/2025 ·06:00
Actualizado: 01/09/2025 · 06:00
  • Mural, en Belén, Cisjordania, del artista Banksy
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CASTELLÓ. Cenamos en el balcón de la gran casa, bajo el alero y cubiertos por la persiana de listas de madera y de cuerda. Mi nieto Biel seguía con entusiasmo la tormenta, cientos de relámpagos, de temerosos rayos, un aplauso con cada iluminación del cielo, de la noche. Como si se tratara de fuegos de artificio. Mientras, iban disminuyendo en el plato las longanizas de la carnicería de Sara y MªCarmen y las patatas fritas de la iaia, como dice mi nieto, buenísimas. Una tormenta de verano que refrescó el aire morellano con una bajada notable de temperaturas. Un gozo para los sentidos. Una tierna y entretenida escena de abuela y nieto, bajo la tormenta, aplaudiendo también el estruendo del trueno, como si estuviéramos ante un espectáculo maravilloso. 

Regresamos a Castelló, el calor es un golpe duro. La soledad de la ciudad estimula la apatía. El Parque Ribalta sigue bostezando en su verano vegetal, descuidado, sucio en alguno de sus rincones. Pancho lleva a cuestas el calor, holgazaneando entre los matorrales, chafando con cautela las hojas del suelo, aburrido, añorando el aire morellano, el frescor de los días y de las noches. 

El regreso a la ciudad es una gran boqueada para tomar aliento, para vaguear por sus calles a la espera del gran retorno social, a la espera del inicio del curso escolar que devuelve la vida ciudadana. Mientras, en el centro urbano, cabalgamos entre obras, polvaredas, máquinas, zanjas y mucho ruido, demasiado. No hay ciudad sin obras en verano, aunque Castelló y su extensa Zona de Bajas Emisiones lleva largos meses levantada desde sus entrañas. Y los resultados no gustan a todos, no todas las calles están satisfechas con las obras realizadas por sus deficientes acabados, desorden del tráfico rodado,  aparcamientos, problemas para las bicicletas y para los peatones.

  • Niño en Jenin, en los Territorios Ocupados de Cisjordania

Por otra parte, mientras inauguramos septiembre, el gobierno genocida de Israel sigue asesinando al pueblo palestino, a las niñas y niños, a mujeres y hombres inocentes, sigue invadiendo Gaza para apropiarse del territorio, para seguir exterminando a la población. En Cisjordania, en los Territorios Ocupados, la violencia es extrema, la muerte es un ataque cotidiano. Los palestinos sobreviven sin que la vida valga nada. 

Ayer partía, desde el puerto de Barcelona una nueva flotilla de la libertad hacia Gaza, portando ayuda e intentando abrir un corredor humanitario frente al asedio ilegal de Israel. Son decenas de personas quienes viajarán, en una veintena de barcos, a la Franja de Gaza, contando con la presencia de destacados activistas nacionales e internacionales. Una flotilla que está apoyándose masivamente desde los medios de comunicación, desde el mundo de la cultura y desde la sociedad en general con actos en numerosas ciudades para mostrar solidaridad, rabia y reivindicación de la paz y la libertad de Palestina. Para que termine, de una vez por todas, el genocidio de Netanyahu. 

Frente al apoyo ciudadano en este país, Trump ha obligado a vetar a una delegación palestina, encabezada por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, que buscaba participar en la Asamblea General que cada septiembre celebra la ONU para que se escuchara la voz de los palestinos. Un solo país veta al pueblo palestino y a sus representantes en Cisjordania, y, como todo en este proceso, no pasa nada. Solo algunos países, como España, han denunciado la revocación de los visados de la delegación palestina. La situación es mucho más que insostenible. El mundo se pone de perfil, como lo está haciendo la ONU y la UE.

  • Mural pintado en el muro de la vergüenza de Belén

Ayer, por otro lado, reanudamos las comidas dominicales en Castelló. Mi vecina Carmen ha pasado un buen verano, rodeada de hijos y nietos. Intercambiamos palabras llenas de ternura y esperanza, los niños son vitamina física y emocional. Carmen cocinó ayer una refrescante ensaladilla rusa, y aporté libritos de berenjenas de segundo plato. De postre, sandía. Hablamos de lo divino y lo humano, de las estrategias de espectáculo de la derecha y su ultraderecha frente a los incendios, del naufragio en las costas de Mauritania de un cayuco donde murieron cerca de 200 personas frente al horror y crueldad de un tipo como Abascal que recomienda hundir el barco de Open Arms, la ong dedicada al salvamento de las personas migrantes en el Mediterráneo.

Tras el café brindamos con dos copitas de espirituosos, de absenta de Segarra, de Xert. Y brindamos con tristeza por la vida del pueblo palestino, deseando la detención del genocidio, de la masacre incontrolada, deseando que Netanyahu pague su culpa y que el mundo de respuestas y abandone el silencio mundial que sobrecoge y nos hiela el alma

Buena semana. Buena suerte.

No se olviden de Gaza, ni de Cisjordania.

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