CASTELLÓ. La provincia de Castellón se consolida como uno de los territorios donde más se ha encarecido la vivienda en el conjunto de España. Con un incremento interanual del 13,8%, Castellón ocupa la octava posición del ranking nacional de evolución de precios, situándose en el grupo de cabeza del encarecimiento del mercado inmobiliario en términos porcentuales y por encima de la media nacional, según el último informe de coyuntura residencial de Tinsa correspondiente al cuarto trimestre de 2025.
Solo siete provincias presentan aumentos superiores: Madrid (+19,6%), Alicante (+17%), Cantabria (+15,8%), Valencia (+15,5%), Santa Cruz de Tenerife (+15,4%), Toledo (+14,3%) e Islas Baleares (+14,1%). Este posicionamiento refuerza el protagonismo de Castellón en un contexto de crecimiento generalizado de los precios, especialmente intenso en el arco mediterráneo, las islas y los principales polos de empleo.
Más allá del dato interanual, Castellón destaca también por la intensidad del repunte en el corto plazo. El precio medio de la vivienda terminada (nueva y usada) alcanzó en el cuarto trimestre los 1.331 euros por metro cuadrado, tras registrar un aumento trimestral del 4,2%, uno de los más elevados del país y claramente por encima de la media nacional (+3,5%).
La evolución de Castellón se enmarca en el fuerte dinamismo de la Comunitat Valenciana, que figura entre las comunidades autónomas con mayores subidas de precios en el último año. En conjunto, el valor de la vivienda en la región creció un 15,9% interanual, el segundo mayor incremento de España, solo por detrás de la Comunidad de Madrid y seguida de Cantabria y las Islas Baleares.
A nivel provincial, Alicante lidera el encarecimiento en la Comunitat Valenciana, con un aumento interanual del 17% y un precio medio de 1.823 €/m², mientras que Valencia alcanza los 1.735 €/m² tras crecer un 15,5%. Castellón, con precios más moderados en términos absolutos, destaca por el fuerte impulso registrado en los últimos trimestres.
Aún lejos de los máximos de la burbuja
Pese al intenso crecimiento, el mercado inmobiliario castellonense sigue lejos de los niveles máximos de la burbuja inmobiliaria. Según Tinsa, los precios en la provincia se sitúan todavía un 24,1% por debajo de los valores alcanzados en 2007-2008, una distancia sensiblemente mayor que la de Valencia o Alicante. Desde los mínimos posteriores a la gran recesión, la vivienda en Castellón se ha revalorizado un 46,7%, lo que refleja un encarecimiento del mercado al calor de la elevada demanda y la escasez de oferta.
En la capital de la Plana, la subida es más moderada. El precio medio se sitúa en 1.291 €/m², con un incremento interanual del 6,3% y trimestral del 2,3%, lo que evidencia un comportamiento más contenido respecto al conjunto de la provincia.
Demanda robusta y oferta limitada
El informe de Tinsa apunta a que este repunte de precios se explica por una combinación de factores estructurales: la resistencia del empleo, la mejora del poder adquisitivo tras la moderación de la inflación, la estabilización de los tipos de interés y el crecimiento de la población desde la pandemia. Todo ello ha sostenido una demanda residencial robusta, en un contexto de escasez de producto disponible, especialmente en las zonas con mayor atractivo turístico o residencial.
A nivel nacional, el precio de la vivienda creció un 13,1% interanual en el cuarto trimestre de 2025, con un avance trimestral del 3,5%, confirmando una aceleración generalizada del mercado. Aunque la tasa de esfuerzo media de los hogares se mantiene en niveles considerados razonables (34% de la renta disponible), el informe advierte de que el intenso crecimiento de los precios empieza a tensionar el acceso a la vivienda en determinados territorios.
En este contexto, Castellón gana peso en el mapa inmobiliario nacional como una de las provincias donde el encarecimiento de la vivienda se está produciendo con mayor intensidad en el corto plazo. Un fenómeno que, si bien parte de precios más bajos que en otras zonas del Mediterráneo, plantea ya desafíos en términos de acceso a la vivienda y planificación de la oferta residencial, especialmente si se mantiene el actual desequilibrio entre demanda y producción de nuevas viviendas.