Castellón Plaza

ENTREVISTA A LA DIRECTORA DEL MACVAC

Rosalía Torrent: "La paridad no cuesta trabajo, hay obras interesantes de mujeres para cualquier museo

  • Fotos: ANTONIO PRADAS
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CASTELLÓ. Rosalía Torrent fue galardonada a finales de febrero con el premio Olímpia 2021 del Ayuntamiento de Castelló por su gran labor en igualdad. Además de ser directora desde hace cinco años del Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, uno de los espacios culturales más singulares no solo de la provincia sino de la Comunitat, al albergar en su interior únicamente obras donadas y ninguna adquirida; durante su extensa carrera la catedrática en arte ha publicado numerosos estudios sobre diseño, género y patrimonio. Torrent ha comisariado nada menos que 36 exposiciones y ha estado vinculada en la dirección de revistas feministas como Asparkía (UJI). Un currículum, pero también un extenso camino, que la convierten en una de las voces valencianas más aplaudidas para hablar de feminismo, pero especialmente, para poner luz sobre la perspectiva de género de los museos. Y no solo de esto, la también profesora atiende a Castellón Plaza para hablar sobre diversidad, tecnología y los retos que, ahora más que nunca, el MACVAC en particular, y el arte en general, tienen por delante. 

-En 2017 solo un 20% de las obras que albergaba el MACVAC eran de mujeres. ¿Cuál es la cifra actual? 
-Sí, entonces éramos un 20%, que ya es mucho más de lo que hay en otros museos, pero en cualquier caso seguía siendo una cifra muy pobre. En el MACVAC tenemos claro que cuando se incorpora obra de un artista, también entra la de una mujer. Si bien, no podemos acceder a todas las obras que quisiéramos, porque el museo de Vilafamés no compra obras -a nosotras nos las ceden-, en la medida de nuestras posibilidades intentamos cubrir ese cincuenta por ciento, porque de hecho ahora somos en el panorama esa proporción. La paridad no cuesta trabajo, porque hay obras interesantes de mujeres para cualquier museo. No es algo que se haga forzado, porque somos y estamos. Lo que también ocurre es que en una colección de 700 obras, aunque incorpores 50 de mujeres, la proporción no sube apenas. Eso será dentro de bastantes años, ahora el porcentaje no ha variado mucho. Está igual en un 23%, pero estamos haciendo un catálogo razonado de museo, pese a que tenemos el espacio muy limitado, tanto de reserva como expositivo, y que no podemos tener todas las obras que queremos. Nuestra alternativa es que cuando programamos tratamos de hacerlo de un modo paritario y ahora mismo acabamos de incorporar obra de Pepa Caballero y dos esculturas de Pilar Salas.

"Aunque parezca una obviedad hay que contar cuántas somos. Y es que somos pocas"

Con todo, el problema de todos los museos, también de los museos de arte contemporáneo, es que efectivamente no hay una igualdad. A partir de los años 80 hubo una serie de grupos feministas, llamados Guerrilla Girls, y vinculados al campo del arte que se dieron cuenta de eso, de que las mujeres no estábamos en los museos. En su momento hicieron un póster sobre el Metropolitan de Nueva York, criticando el hecho de que menos del 5% de las obras del museo eran de mujeres, mientras que el 85% de los desnudos en obras eran de ellas. Estas mujeres empezaron a contar porque, aunque parezca una obviedad, hay que contar cuántas somos. Y es que somos pocas.

Foto: ANTONIO PRADAS 

-No es tampoco habitual encontrar a una mujer al frente de un museo. ¿Se siente la excepción?
-Bueno, ahora en el IVAM tenemos a una directora también, pero estas esferas siempre han estado muy masculinizadas, aunque hubo un momento determinado en España en el que muchas de las grandes galerías del país estuvieron dirigidas por mujeres y en Castelló la única galería que hay (Cànem), una galería espléndida que está ahí a pesar de todo, está dirigida por una mujer. Quizá este es un espacio en el que sí nos hemos introducido más. Y esto es positivo, porque las mujeres tenemos muy presentes las cuestiones de género. Hay compañeros que también las tienen presentes, pero nosotras tenemos una manera distinta de reaccionar a determinadas cosas, porque por las experiencias que hemos tenido no nos tienen que explicar determinadas cuestiones. Esas vivencias hacen que seamos absolutamente conscientes de dónde están las desigualdades. 

-La mayoría de artistas de entre 18 y 25 años no ven los museos como un lugar de oportunidades y, de hecho, hace cuatro años el núcleo de la obra de Vilafamés era de una generación de pintores de los años 70 y 80. ¿Cree que esto también debería de empezar a cambiar? 
-Lo que ocurre es que las obras que acoge un museo tienen que tener cierta trayectoria. En cualquier caso, deberíamos preguntar cómo se puede empezar a dar cabida a estos artistas jóvenes. En nuestro caso estamos haciéndolo a través de exposiciones temporales que les ayuda a formar parte de los museos. Además, algunas de esas obras posiblemente puedan incorporarse después. Aunque en un museo limitado como el nuestro, cuando hay que cubrir una serie de huecos siempre pensamos en esas piezas que nos faltan de autores o autoras que tienen una cierta trayectoria. Aun así, en campos como el video arte quienes están trabajando son los jóvenes principalmente y eso se ha de incorporar, pero hay que saber que los museos no tienen las peculiaridades de una galería.

-En muchos casos se habla de que los museos deben caminar hacia espacios multiculturales en los que se vean reflejadas desde personas con discapacidad hasta LGTBI. En el MACVAC, donde la colección no es inamovible, ¿está esto más fácil de conseguirse?
-Evidentemente es más fácil. De hecho las últimas exposiciones que hemos albergado han ido en este sentido. Lo que tenemos que tener todos claro es que somos un elemento más de la sociedad y, en ese sentido, tenemos que reflejar la sociedad. El MACVAC tiene un problema de accesibilidad que a mí me duele en el alma. El edificio tiene unas características complejas para acceder. ¿Qué hemos hecho al respecto? Pues al menos abrir por la parte de atrás, para que se pueda subir y con un sistema de rampas se pueda acceder al menos a la planta noble. Es un problema que por el tipo de edificio nos condiciona. Pero además de esto, hacemos visitas para personas con diversidad funcional. Fue algo con lo que ya me encontré cuando llegué al museo. 

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