CASTELLÓ. José Manuel Salvador Querol (Castelló, 1961) asumió el pasado mes de diciembre la presidencia del Colegio de Economistas de Castelló. En la entidad lleva 20 años y ha gestionado diferentes áreas como tesorería o formación. Cuenta con una junta más reducida, de 11 personas, y resalta el apel del colegio e defender y asesorar a los problemas. Uno de sus retos pasa por incrementar la relación con la UJI para reforzar el asesoramiento formativo y laboral en los estudiantes. El colegio agrupa a 500 profesionales y el año pasado cerró una fusión con la organización de Titulares Mercantiles de Castelló. Afronta un contexto convulso por la situación del azulejo, el principal sector de la provincia.
-¿Cómo valora la salud de la economía en Castellón?
La economía viene marcada sobre todo por la situación de la cerámica, que representa un importante número de empresas y de trabajadores, que ha sufrido incrementos en los costes energéticos por los conflictos bélicos y su dependencia del gas. También ha caído su demanda en países como Reino Unido y Alemania, países en los que el sector de la construcción atraviesa problemas. Así, ha caído un 20 % las exportaciones y la producción, lo que ha aumentado la cifra de ERTE.
Desde el colegio fuimos firmantes del manifiesto sobre la cerámica que se presentó en Madrid para reivindicar que mejoren las ayudas para el sector. es condiciones que las que se recibieron el año pasado. Entiendo también que el sector ha de evolucionar hacia otras fuentes de energía para no ser dependiente del gas, como el hidrógeno verde.
-¿Cómo cree que evolucionará el azulejo?
En la medida que mejore la economía. 2024 puede ser un año de transición tras los malos resultados de este último año por los conflictos bélicos, y 2025 parece que será el de la recuperación. Pero la recuperación tiene que venir acompañada de mejoras en la productividad del sector, con inversión en tecnología para avanzar en nuevas fuentes de energía, porque depender del gas supone unos costes de producción. Aquí se ha de ver si el Gobierno implementa unas ayudas a las empresas para que no tengan que producirse nuevos cierres
o nuevos ERTE.
Por otro lado, también hay problemas en el sector citrícola. Las condiciones climáticas han reducido la producción, al tiempo que coincide con la entrada de cítricos de terceros países.
El único sector que se mueve con alegría es la hostelería, que tiene unos resultados parecidos a los de antes de la pandemia, una circunstancia que ayuda a la economía provincial.