CASTELLÓ. El alcalde de Soneja, Benjamín Escriche, se muestra dispuesto a negociar con el Obispado de Segorbe-Castellón en la firma de un convenio para compartir el uso de la ermita de San Francisco Javier, donde fueron hallados hace cuatro años los restos arqueológicos del templo visigodo más antiguo de la provincia.
Ese uso compartido permitiría al Ayuntamiento buscar financiación externa para ponerlo en valor, tanto el antiguo templo como su entorno. "Sin la cesión no podemos pedir subvenciones ni promover la rehabilitación de una propiedad que no es nuestra y sobre la que no tenemos ningún poder", razona el primer edil socialista. Actualmente, la ermita propiedad del Obispado solo alberga actos religiosos unas pocas veces al año.
Restos del siglo VI
Los restos del edificio cristiano afloraron hace cuatro años, durante unas excavaciones arqueológicas para rehabilitar la ermita de San Francisco Javier. Fue hallado un baptisterio del siglo VI y los vestigios de varios inmuebles adosados que se construyeron con posterioridad, todos ellos con enterramientos humanos múltiples. El templo religioso sobrepasa en tamaño a la propia ermita de San Francisco Javier y se extiende por las casas colindantes y por la calle Maestro Aguilar.
Fue construido en el siglo VI con tres estancias y una piscina bautismal excavada en la roca. Un siglo después, fue ampliado por la calle Maestro Aguilar con cinco fosas de enterramiento hasta que en el siglo VIII fue abandonado y expoliado con la llegada de los musulmanes. Sobre todos estos elementos arquitectónicos se alzó la ermita, la Casa Abadía y un patio trasero durante la segunda mitad del siglo XVII y el siglo XVIII.
Tras el hallazgo arqueológico, el Ayuntamiento de Soneja modificó su Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos para incluir el templo visigodo y la Casa Abadía como conjunto monumental. Además, barajó la idea de incoar otro expediente para que la Generalitat declare el complejo histórico y la campana como Bien de Interés Cultural (BIC), lo que abriría la puerta a la llegada de subvenciones para ponerlo todo en valor. Siempre, claro está, que el Obispado acceda a compartir el uso del templo.
También fue una escuela
La ermita de San Francisco Javier fue usada como escuela durante toda la dictadura franquista. Posteriormente, a pesar de la restauración ejecutada en el año 1982, fue deteriorándose lentamente hasta el año 2018, cuando apareció una fosa de inhumación múltiple durante las obras de restauración. La ampliación de las excavaciones en el solar de la antigua Casa Abadía y en el patio posterior para documentar esa fosa afloraron los vestigios del templo visigodo en 2020.
El alcalde de Soneja recuerda que, además del hallazgo del templo visigodo, los trabajos de restauración de la ermita ya terminaron. Se eliminaron las dos amplias grietas que recorrían el techo del templo debido al lento vencimiento de los muros laterales, se reforzaron los muros laterales mediante vigas transversales para evitar que la cubierta colapsara y se restauraron las pinturas murales.
Además de la ermita de San Francisco Javier, el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Soneja incluye también la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel y su campanario, la ermita del Calvario o del Cristo de la Providencia, el acueducto El Arco y el núcleo histórico tradicional del pueblo.