CASTELLÓ. ¿Quién dijo que los alimentos agroecológicos y de cercanía sean más caros? Si bien esta idea prevalece en la opinión pública, lo cierto es que conforma un gran mito. Porque la alimentación industrializada, la que consume mayoritariamente la población española, a medio y largo plazo, cuesta mucho más cara a la sociedad, incluyendo, por supuesto, al bolsillo, la salud y el entorno de quien compra el producto.
El motivo principal es que los precios más bajos o "competitivos" del mercado convencional no reflejan los costes reales de la producción de alimentos. Son precios impuestos por las macro empresas que dominan este gran ámbito y que resultan "injustos", por ejemplo, para las personas agricultoras y para toda la sociedad, según indica el revelador informe "Los costes ocultos del sistema alimentario".
Se trata de un estudio, cargado de gráficos ilustrativos, que acaba de publicar el equipo del programa Llaurant un Futur Sostenible en colaboración con la Fundación Entretantos, para desmitificar que la agroecología y la producción sostenible es más cara que la industrializada. El documento ha sido escrito en un tono divulgativo, para llegar a un amplio público interesado en conocer cómo se produce lo que come cada día.
Llaurant un Futur Sostenible es un programa de educación para la ciudadanía que lleva tres años en marcha, conducido por la Fundación Novessendes y la ONGD Pankara Ecoglobal, y financiado por la Vicepresidencia Primera y Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda de la Generalitat Valenciana. Su objetivo apunta a fomentar, desde Castellón, una sociedad comprometida con la recuperación de la soberanía alimentaria y de la transición hacia un sistema alimentario justo para las personas.