ALICANTE. “Que veinte años no es nada”, decía Carlos Gardel en su tango Volver. “Y aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor”, dice la misma canción, que bien podría ser la banda sonora del poemario Cosas que nunca te dije. El libro que acaba de presentar el escritor alicantino Juanjo Cervetto, quien vuelve, y se retrotrae veinte años atrás, para sincerarse y desvelar un amor inconfesable, aquello que nunca le dijo Pepa, esa “mujer normal y corriente” que, sin embargo, marcaría para siempre su forma de amar. “Me siento satisfecho porque no había tenido ocasión de hacerlo y ahora sí he podido. Para bien o para mal, en el fondo era un amor secreto y no había tenido la capacidad de visibilizar sentimientos, por eso este libro es una confesión”, afirma el autor. Al verbalizar, todo cobra sentido. “Al decir todo eso que no habías dicho nunca, te oyes y eso te permite ser más tú e incluso reafirmarte”, apunta.
Bajo el burlón mirar de las estrellas, Cervetto aprovechó los días de confinamiento para dar rienda suelta a esa confesión que había permanecido dos décadas a buen recaudo. “Un día predije que me iba a sentar a escribir y así ha pasado”, recuerda, aunque asegura que ha sido algo fortuito. “Ha sido ahora solo porque he tenido la oportunidad de hacerlo gracias al parón que nos ha dado la pandemia; soy positivo y me gusta verlo de esa forma, así que no me puedo quejar de la situación porque para mí ha sido una oportunidad”, explica.
El día que empezó el confinamiento, se dio cuenta de que tenía todo el tiempo del mundo para sentarse a escribir y así lo hizo hasta el mes de junio. Tres meses en los que dio forma a este relato sobre una relación “emocionalmente trascendente” con el que ha querido reflejar todo el amor que ha sentido por ella. “Pero no tiene por qué ser equivalente a lo que ella ha podido responder”, aclara. De hecho, ahí está su mayor conclusión. “He llegado a la conclusión de que el amor, curiosamente, no es recíproco. Lo que tú sientes no se corresponde con lo que otros puedan sentir o transformar por ti”, afirma, sin ser esta una conclusión dolorosa, sino realista, que además le llena orgullo por haber sentido todo eso y le reafirma en el lugar en que hoy se encuentra. “En el fondo, después de haber escrito este libro, no estoy en el mismo lugar”.
“Cuando me ocurrió esto, a pesar de todas las pegas que tenía esta historia al ser un amor secreto y nada transparente, yo lo vivía sin prejuicios y no tenía la capacidad de objetar esa situación. Lo vivía al 100% sabiendo que no era una relación equilibrada. Sin embargo, hoy tengo claro que no lo voy a vivir una vez más. Tengo claro que, con quien esté, voy a estar de manera equilibrada, buscando la reciprocidad”, afirma.
La aventura de haber vivido un amor desajustado a la lógica ya la ha vivido y lo que quiere es otra cosa. “No voy a mover una ficha por alguien a quien no tenga claro que le importo de verdad”, asegura. La parte valiente ya la ha escrito. “Hoy te puedo decir que no soy el mismo. Soy igual, pero no soy el mismo. Me ha cambiado el chip”, sentencia. Sin embargo, en el último poema, Cervetto viene a decir que, más allá de todo lo que ha pasado, y lo que no ha pasado, su amor será infinito. “Le voy a querer siempre y eso no es ni bueno ni malo, sino que es mi posición. No serás mía ni yo seré tuyo, pero el amor estará ahí por siempre”.
Caso cerrado. Con la lección, Cervetto asegura que ya lo ha contado todo (o casi todo) y que no volverá a hablar más de ello. Ha escrito dos poemarios nuevos, pero no seguirán esa estela. “No volveré a escribir un libro como este porque mi vida es otra, pero es cierto que este libro lo podría seguir desarrollándolo y, aunque lo he valorado, eso no ocurrirá”, sentencia.