He venido a hablaros de mi libro. ‘Alivio de domingo’ es mi ópera prima. He controlado todo el proceso, desde la escritura hasta la promoción. Y me lo he pagado de mi bolsillo. Ahora los lectores tienen la palabra.
En España es verdad indiscutible que hay más escritores que lectores. Escritores que se leen entre ellos para no sentirse tan solos. Lectores, lo que se dice lectores cultivados, que lean todos los días, hay muy pocos: no llegarán al medio millón. Hay gente que compra libros en días señalados, como sant Jordi, para darles un descanso eterno en algún rincón de casa. Mejor eso que nada.
He publicado mi primer libro. Tampoco en esto he sido precoz; he tardado 55 años en dar el paso. Bien mirado, lo de publicar no tiene nada de especial. Cada año se lanzan al mercado decenas de miles de títulos. Incluso Belén Esteban y Harry el Calzonazos tienen los suyos expuestos en los escaparates de las librerías más molonas. La principal diferencia entre ellos y yo es que un servidor sí ha escrito el libro que lleva su nombre y apellido.
Si piensas publicar un libro, sigue leyéndome. Tal vez te sirva conocer mi experiencia. ¿Por qué he escrito un libro dedicando tiempo, esfuerzo y dinero que podría haber empleado en cervecear con los amigos, como hace toda persona cabal en un país tan escasamente inclinado a la cultura? Escribir este libro ha sido la etapa final de un camino. Antes fui periodista, lector y profesor. Sin ser consciente, en estos años me preparaba para dar el salto (un salto muy modesto y titubeante) al mundo de la literatura. Desconfiad de aquellos jóvenes escritores, y no tan jóvenes, que no leen, que no se alimentan de los mundos de otros escritores.
Si he escrito Alivio de domingo, una colección de relatos situados en su mayoría en el tiempo presente, es porque me he sentido capaz de hacerlo, con suficiente madurez para llevarlo a cabo.
“Escribir es sólo una parte de un libro; luego hay que imprimirlo, distribuirlo y promocionarlo”
Pero escribir es sólo una parte de la construcción de un libro. Hay que corregirlo hasta lo indecible; luego hay que imprimirlo, distribuirlo y promocionarlo. Aquí, amigo lector y futuro autor, tendrás que decidir cómo lo vas a hacer: ¿te lo vas a autoeditar a costa de tu bolsillo, como he hecho yo? ¿O buscarás una de esas editoriales dedicadas a publicar a autores noveles que prometen el oro y el moro y que, sin embargo, dan gato por liebre en demasiadas ocasiones? No todas pero sí algunas. Verás que todo el mundo quiere hacer negocio con las ilusiones de los escritores principiantes. Por eso has de pensar muy bien en qué manos confías a tu criatura.
Escribir es tachar, corregir, borrar. Hay que desechar mucho de lo escrito. Deja pasar semanas o meses antes de volver a leer tus textos. Si cuando te reencuentres con ellos no funcionan, descártalos o déjalos para futuras revisiones. No tengas prisa por publicar. Confía tu original a algún amigo con criterio que te diga lo que piensa de tu libro. No te tomes al pie de la letra todas sus observaciones; ten criterio para aceptar algunas recomendaciones y otras no. Tú eres el señor de tu obra.
Elige bien el título porque será tu carta de presentación. Yo dudé entre tres y al final me decanté por Alivio de domingo, que es el relato que cierra el libro. Un título debe decir algo, resumir el tono y el espíritu de la obra, y debe sonar bien. Sentido y sonido, las dos caras de una palabra.
Si te vas a autoeditar el libro, pide presupuesto a varias imprentas. Busca referencias de ellas. Ten cuidado y que no te líen con los presupuestos. Hubo una que me ofrecía cada semana un presupuesto distinto, más elevado que el anterior, hasta que me di cuenta de que me estaba tomando el pelo y al final la descarté. Elegí una imprenta de Barcelona, y me fue bien.
En un mundo tan visual como este debes acertar con la cubierta. Tendrás también que decidir sobre aspectos en los que no habías pensado: el tamaño del libro, el número de páginas, el papel, el tipo de letra y su cuerpo, si quieres ilustraciones que acompañen el texto, si con solapa o sin solapa, qué reseña escribirás para la contracubierta… Publicar un libro es tomar decisiones a cada momento. Lo normal es que te manden un ejemplar para corregir las pruebas.
Sé modesto y realista en la tirada. Casi nadie compra el libro de un desconocido. Lo venderás entre amigos, familiares y compañeros. Ten en cuenta que la tirada inicial de un autor célebre suele ser de 5.000 ejemplares en un país con 47 millones de habitantes. Entre 100 y 200 unidades estaría bien para empezar, pero todo depende de tu red de contactos. Si estás en las redes, cosas que yo no, eso te ayudará a promocionar tu primera obra.
Con el libro impreso te tocará distribuirlo si no hay una empresa que lo hace por ti. Las hay especializadas en colocar los libros de principiantes en las librerías. Si lo haces tú será más incómodo pero tendrás el control de la distribución. Durante unos días ejercí el noble oficio de viajante de comercio de mi padre. Con mi maletín me fui, de librería en librería, vendiendo mi producto. Puerta fría, que se dice. Unas me lo cogieron y otras no. Hay que estar preparado para todo y no desanimarse, como ocurre con las críticas adversas. Ser paciente, duro como una roca y creer en uno mismo. En las librerías te preguntarán si eres autónomo para facturar. Esto es un problema. La vida no está hecha para los que van por libre, ni tampoco para los escritores que sólo tienen su talento y trabajo como tarjetas de presentación.
Fija un precio razonable para el libro: ni demasiado barato ni demasiado caro. A mí me dijeron que cuanto más elevado, mayor sería la valoración de los lectores. Lo dudo. Yo lo situé en 11,95 euros pero la media ronda los 15 euros para este tipo de libros. La librería se suele quedar el 30% de la venta.
Después de distribuir el libro debes promocionarlo. Cabe que hagas presentaciones, como yo hice en Albacete y tengo previsto en València. Como he dicho, si estás en las redes, eso te beneficiará. También puedes acudir a los medios convencionales. Yo quiero agradecer el apoyo que el grupo Plaza le ha dado a mi libro y en especial a Javier Alfonso; también a mi colega Joseca Arnau por la amable entrevista que me hizo en su programa La palestra; al diario Las Provincias por la generosa crítica que publicó sobre Alivio de domingo, y a La Tribuna de Albacete. A todos les quedo agradecidos.
Como también debo extender ese agradecimiento a las librerías que han aceptado vender mi colección de relatos: París-Valencia, Soriano, Gaia, Tirant lo Blanch y Primado en Valencia; Moixeranga en Paiporta; Trini en Torrevieja, y Popular y Sanz en Albacete. También se puede adquirir en la librería virtual de la imprenta Printcolor.
¿Habrá más libros, Javier? Los habrá si Dios me da salud. Ideas no me faltan. Este libro, como indico en el prólogo, ha sido un ensayo, como una prueba para medir el alcance de mis fuerzas y de mi talento. Lo que venga después ya se verá, pero intuyo que Alivio de domingo es el comienzo de una bonita amistad con la literatura, la patria que nunca defrauda.
Candaya publica esta historia que se proyecta desde un volumen de relatos para convertirse en la narración íntima de la búsqueda de una casa a la que poder volver