Francisco Camps, a su llegada a la Audiencia Nacional. Foto: ÁLVARO MINGUITOVALÈNCIA. El cabecilla de la trama 'Gürtel', Francisco Correa, ha dirigido un escrito de alegaciones a la Audiencia Nacional en el que relata el episodio vivido con el expresidente de la Generalitat Francisco Camps la semana pasada. Ocurrió durante el juicio de una de las seis piezas separadas en las que se dividió la trama valenciana de Gürtel, en el que un total de 27 personas son juzgadas por la investigación relativa al trato de favor a siete empresas de Correa.
Éste relata, como trascendió con posterioridad a una de las sesiones, que a la entrada de la sala de juicios, el exjefe del Consell se dirigió a él "muy alterado, insultándole e increpándole". En concreto, recuerda, le llamó "hijo de puta" y le recriminó haber mentido en su declaración.
Aquel día, en respuestas a la Fiscalía Anticorrupción, Correa había asegurado que conoció a Camps en la boda de la hija del expresidente del Gobierno José María Aznar y que coincidió con él "dos o tres veces", llegando a reunirse con él unos minutos en un hotel. Además, señaló al expresidente de la Generalitat como la persona que introdujo a 'Gürtel' en la Comunitat Valenciana.
A este incidente, destaca Correa en su escrito, se suman unas declaraciones en la cadena 13TV en las que el que fuera jefe del Consell subrayó que todo correspondía a un pacto con la Fiscalía y que ésta le había indicado al cabecilla de la Gürtel que tenía que "apuntar a Camps". El objetivo era, dijo el expresidente de la Generalitat, acusarle a cambio de obtener el tercer grado penitenciario.
Esta afirmación, prosigue Correa, es "calumniosa" para él y para Anticorrupción, además de "falsa". Así, argumenta que "jamás" se le ha trasladado desde la Fiscalía "indicación alguna contra Camps ni contra nadie en esta pieza ni en ninguna otra de las piezas del caso Gürtel".
Correa finaliza el escrito remarcado que ya manifestó de viva voz ante el tribunal su deseo de asistir a las siguientes sesiones al gozar ya del tercer grado y de alcanzar esa situación penitenciaria "a la que tiene derecho todo el mundo después de más de diez años de cárcel cumplidos". "Y ello nada tiene que ver con pacto alguno con la Fiscalía, ni como contraprestación de nada", zanja.
