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Cosmic Thing o cómo el encanto de B-52's fue número uno

1/12/2024 - 

VALÈNCIA. Se puede decir que, desde sus comienzos, más que un grupo los B-52’s habían sido una familia. Cada una de sus piezas parecía irreemplazable y de hecho así ha sido en sus más de cinco décadas de existencia. Por eso, cuando el sida se llevó a Ricky Wilson en 1985, no había muchas esperanzas de que su hermana Cindy, Fred Schneider, Keith Strickland, Kate Pierson lograran seguir adelante sin él. Su pérdida fue devastadora y para un grupo como aquel, consagrado a celebrar la diversión y el gozo de vivir, aquella pérdida pudo haber sido fatal. Las cosas cambiaron en verano de 1989, con Cosmic Thing, publicado tres años después del que fue su cuarto álbum y último con Ricky, Bouncing Off The Satellites.

Cosmic Thing era una obra iluminada por la alegría, repleta de buenos singles e interpretada por un grupo que hacía frente a la adversidad aferrándose a la vida. En un improvisado acto de justicia poética, se convirtió también en el álbum que colocó a los B-52’s en lo más alto de las listas de venta por primera vez en sus diez años de carrera. Hasta ese momento, The B-52's habían gozado de popularidad, pero no habían llegado al público masivo, a pesar de que contaban con el potencial suficiente como para aspirar a conseguir hits y romper la barrera del grupo de culto. 

Así fue desde el principio. En 1979, habían dejado boquiabierta a la afición con su debut, The B-52’s, un cóctel de pop, garaje, ciencia ficción y surf que se ganó su lugar en el cielo del arte pop nada más llegar a las tiendas. Aquella música procedía de Athens, Georgia, una ciudad prácticamente invisible para el pop hasta la llegada de estos cinco adorables extravagantes. B-52's aterrizaron, bailaron y vencieron. Nos hablaron del Planeta Claire “donde todos los árboles eran rosas y nadie tenía cabeza”, cantaron sobre dieciséis bailes con nombres absurdos y nos contaron una historia playera del espacio exterior protagonizada por la langosta más famosa de todos los tiempos, “Rock Lobster”.

En 1978, tan sólo un año después de haber debutado en su ciudad natal, conquistaron Nueva York. Tocaron en el Max’s Kansas City, en el CBGB y, en la fiesta de apertura del Mudd Club, el día de Halloween. De Warhol a Blondie, todos cayeron rendidos a los pies de sus cinco componentes. Grabaron un single con su canción más conocida, “Rock Lobster”, que editaron y distribuyeron ellos mismos. No tardó en llegarles una oferta de Chris Blackwell, el visionario que hizo de Bob Marley una estrella global y de Grace Jones una mutante de la new wave. La banda pasó inmediatamente a formar parte del cuadro de honor de la nueva ola, compartiendo honores con nombres como Devo o Talking Heads. Su manera desenfrenada de tocar sus instrumentos y los juegos vocales de Kate y Cindy –dignas herederas de señoras del canto agudo y onomatopéyico como Yma Sumac y Yoko Ono- se convirtieron en una de las señas de identidad de aquella nueva ola que dejaba atrás la década de los setenta con la seguridad de haber llegado al fin al futuro que nos prometían las películas de serie B y Los Supersónicos. Eran una fantasía musical perfecta.

La situación del grupo ya no era tan aventajada cuando, cinco años después, tuvo lugar la muerte de Ricky. La crítica había dejado de entusiasmarse con su música y las listas de éxitos se les seguían resistiendo. Eran divertidos, exuberantes, pero demasiado excéntricos. Una vez tuvieron ánimo para escribir nuevas canciones, lo único que necesitaban eran una visión que les ayudaran a canalizar su encanto. Ese enfoque se lo dieron dos de los reyes Midas del pop del momento. Nile Rodgers, mitad de Chic y artífice de mega éxitos de Bowie, Madonna y Duran Duran, produjo seis de las diez canciones del álbum. Entre ellas está “Roam”, uno de los sencillos más vendidos del grupo. Por su parte, Don Was, miembro de Was (Not) Was, productor que daría jugosos éxitos a artistas de todo tipo, se ocupó de las cuatro restantes. “Love Shack”, el tema que catapultó a los B-52's a la fama, lleva su firma como productor.

Cosmic Thing, que este verano cumplía treinta y cinco años, bendijo a los B-52’s con un éxito que hasta entonces se les había resistido. Para ello tuvieron que reducir sus niveles de extravagancia, pero a cambio, sus dotes como compositores pop ganaron protagonismo. Los músicos elegidos para reforzar la formación de cara al directo, también tenían un pasado arty. La bajista Sara Lee venía de Gang Of Four y de tocar con Robert Fripp; Pat Irwin había tocado con Lydia Lunch y en bandas del submundo experimental neoyorquino. Es una ley no escrita que en la música pop a veces que renunciar a la pureza para poder llegar a todo el mundo; cuando eso ocurre, el premio llega en forma de canciones que trascienden a su tiempo. 

Con aquel disco, el cuarteto dejó definitivamente de ser una rareza para convertirse en un grupo profesional. “Roam” y, sobre todo, “Love Shack” –cuyo vídeo es una puesta en escena de aquellas sixteen dances de las que hablaban en “Dance This Mess Around” y que cuenta con la primera aparición de RuPaul- se convirtieron en eso. Por eso mismo, Cosmic Thing es también en un triunfo sobre la adversidad. Los B-52’s nos enseñaron una dimensión alternativa en la que vivir, un mundo en tecnicolor, de canciones chispeantes, absurdas, alienígenas, sexis. B-52's merecían todo que les proporcionó Cosmic Thing. Y nosotros nos merecíamos un refugio como aquel, a prueba de tristeza, una fuente inagotable de energía.

Como colofón, añadir que Don Was volvería a contar con Kate Pierson para Brick By Brick (1990), el primer disco de gran alcance comercial de Iggy Pop. En el álbum, Kate interpretaba un dueto en “Candy”, hito global que explotó al fin el lado más comercial de Iggy. Para rematar, y aunque los B-52’s ya estaban plenamente establecidos para entonces, Kate también grabó voces en “Shiny Happy People” de R.E.M., que en 1991 ya oficiaban como embajadores musicales de Athens. 

Michael Stipe tenía amistad con muchos de los músicos de aquella escena local que entonces era plenamente underground, y sus lazos con los miembros de B-52’s provienen de entonces. Por eso, su aparición en el vídeo de “Deadbeat Club”, otro de los sencillos de Cosmic Thing, es mucho más que un simple cameo. El grupo pasó a ser un trío cuando Cindy causó baja poco después. En 19912 grabaron un álbum menos conseguido, The Good Stuff, pero que también les proporcionó alegrías en las listas. Luego hibernaron hasta 2006, año en que reaparecieron con otro disco y de nuevo con Cindy en sus filas. Hace un par de años anunciaron que se retiraban de los escenarios. Cosmic Thing fue su último clásico, la obra a través de la cual consiguieron contagiar al gran público su extravagante optimismo, su pluma sureña, su desbordante energía.

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