Ya saben ese pulso entre las ideas de Parménides y Heráclito, sobre si todo permanece o todo cambia, también ocurre en la geopolítica
Aún estamos escuchando los ecos del 20 aniversario del 11S con ese titular que se repetía de, “EL DÍA QUE CAMBIÓ EL MUNDO” cuando en mi opinión no es así del todo. Lo que cambió fue un espejismo del mundo, creado por intelectuales de salón y muy bien retribuidos como Francis Fukuyama y su ingenuo libro “El fin de la Historia y el último hombre” con su percepción de Paz eterna casi al estilo de Emmanuel Kant, y también conformado en parte por cierta opinión publicada y dirigida, interesada en crear un sistema global de gobierno cómodo de gestionar, cuál si fuera una multinacional, solamente utilizando las coordenadas económicas, y la Humanidad es mucho más, es la cultura, el arte, las ideas y las creencias, que se encuentran en nuestra alma.
Porque el mundo ha sido desde antiguo complicado y violento, una lucha de diferentes intereses, y donde la seguridad y la libertad siempre han tenido un precio. Es así como vemos en Afganistán que continua el conflicto civil entre talibanes y el pueblo afgano con su resistencia tanto en las calles de Kabul con manifestaciones, como a 150 kilómetros al norte de esa capital en el Valle del Panshir, con ese penúltimo episodio de la fácil ocupación de ese valle por parte de los talibanes, ante la retirada de los resistentes que se han ocultado a la espera de mejores tiempos, en una típica acción de la guerra de guerrillas.
Porque uno de los grandes temores es que Afganistán vuelva a ser un foco del terrorismo internacional, y por eso sigue siendo uno de los objetivos de seguimiento de las Cancillerías de medio mundo, principalmente Occidentales, pues ya saben que los yihadistas e islamistas no están muy de acuerdo con los valores de tolerancia y respeto a las personas, sobre todo si son mujeres, que se prodigan en nuestra cultura.
Aunque aquí tengamos nuestros propios monstruos terroristas, asesinos como los etarras uno de cuyos miembros, en concreto Henri Parot, con decenas de asesinatos a sus espaldas y más de 4000 años de condena, iba a recibir una marcha de apoyo en Mondragón, que ha sido desconvocada, y sustituida por concentraciones en todas las vascongadas, síntoma de una clara perversión moral, además de criminal, en parte de esa sociedad.
Pero siguiendo con el terrorismo islámico, no hay que viajar muy lejos para encontrarse con él, además de las posibles células o lobos solitarios escondidos entre nosotros (esperemos que ninguno), éste se prodiga al sur de nosotros, en África, sobre todo en el SAHEL donde se produce de forma continua acciones del islamismo radical, que provocan o potencian conflictos. Porque al provocar inestabilidad en los países de aquella región, muchas veces esa desestabilización desemboca en golpes de estado, como ha ocurrido en Malí, Níger, Chad, o Guinea este mismo año, con la reacción, puritana en muchas ocasiones, de abandono de Occidente a esos países que permite que los terroristas lo tengan más fácil.
Pero no sólo esos asesinos, que se esconden tras la bandera del Islam, se aprovechan del apoyo dubitativo por parte de Occidente, o incluso la total falta de apoyo a los nuevos gobiernos, hay otro actor geopolítico, contra peso de nuestros intereses que aprovecha nuestra debilidad para actuar, como parece que ha ocurrido en el proceso independentista catalán, y se llama Vladimir Putin. Efectivamente los rusos llevan tiempo desplegándose en toda esta zona del Sahel y centro África, con el gran apoyo, como base de operaciones, del territorio libio dominado por el Mariscal Jalifa Hafter, donde operan y casi logran ganar la guerra, aunque no ha sido así por culpa de la intervención turca del neo-sultan Recep Tayyip Erdoğan. La intervención rusa se realiza a través de diferentes capacidades, pero el recurso humano que lleva el peso de esas operaciones son sus compañías de seguridad, como el Grupo Wagner, que antiguamente se llamaban mercenarios, buscando aumentar sus áreas de influencia.
No olvidemos que toda esa zona está repleta de recursos energéticos y materiales estratégicos, y existe un viejo propósito ruso de crear una OPEP del gas (liderada por ellos claro), siendo uno de sus componentes un oleoducto que proveniente del golfo de Guinea se dirigiría hacia el norte atravesando el SAHEL para integrarlo con el gas argelino. Fíjense si ha traído polvareda esta intervención rusa, que en las últimas horas Francia está avisando que se retiraría de Malí, si su nueva Junta Militar fuera asesorada por los rusos, y lo malo además para nosotros es que en ese país hay cientos de soldados españoles desplegados en la misión europea de EUTM-Malí.
Ya ven como en las relaciones internacionales tiene cabida la “Teoría del Caos” y su efecto mariposa con la pregunta de ¿Puede el batir de las alas de una mariposa en Brasil dar lugar a un tornado en Texas? enunciada por el matemático Edward Lorenz, porque una serie de focos terroristas en nuestra frontera lejana del SAHEL pueden provocar toda una reacción en cadena de eventos a cual peor. También habría que considerar, como a consecuencia de esos conflictos, se produciría el incremento de la presión migratoria (además de terrorista) sobre nuestros conflictivos vecinos del sur, Marruecos y Argelia, con su posible desestabilización, que además para más inri (y más tensión) rompieron sus relaciones el 24 de agosto pasado.
Porque ya sabemos, que si el primero es uno de los competidores desleales de nuestra agricultura y responsable de la presión migratoria en las vallas de Ceuta y Melilla además de en nuestras playas con pateras, del segundo estamos estrechamente ligados por estar a él supeditados, dado que es nuestro suministrador principal de gas, con lo ya entramos en otro doloroso tema, como es su repercusión en los precios de la electricidad, y del que Rusia también tiene mucho que decir, pues es uno de los grandes suministradores gasísticos del mundo, justamente ahora cuando acaba de finalizar la empresa Gazprom el polémico gasoducto Nord Stream 2, que llevará el gas ruso directamente a Alemania por el mar Báltico; pero esa ya es otra historia….