DE LA BUTACA AL ESCENARIO

Cuando los espectadores se convierten en dramaturgos

A través del ciclo L'Escena Jove de l'Escalante el teatro busca complementar la producción y exhibición de obras mediando con su público objetivo: los jóvenes. Actualmente esta propuesta se encuentra en fase piloto con la compañía Perros Daneses y la Companyia Hongaresa de Teatre, nos adentramos en este peculiar proceso con ellos

11/04/2022 - 

VALÈNCIA. En casi todas las artes la clave es el diálogo, pero esta vez el Escalante ha decidido dar un paso más allá. El teatro, característico por dirigir una gran parte de su programación a público joven, ha decidido incluir a los espectadores en el proceso creativo. Lo hace con un acompañamiento de principio a fin y desde la visión crítica del espectador que se convierte, sin comerlo ni beberlo, en dramaturgo. Todo ello es posible gracias al ciclo L’Escena Jove de L’Escalante, desde el que se impulsan proyectos innovadores que conecten con un público joven para que este participe en la creación. A lo largo de todo el mes de abril compañías profesionales quedan formalmente invitadas a presentar sus propuestas, que podrán incluirse en este diálogo con apoyo tanto económico como profesional del Escalante.

La directora y coordinadora artística del teatro, Marylène Albentosa, invita a que las compañías se acerquen a este sesgo del público a través de la mediación, y hace un llamado a que envíen sus propuestas sin miedo: “Este ciclo que lo que busca es conformar un lenguaje más completo comprendiendo todas las partes de la historia, y en este caso desde la mirada joven”. Una mirada que según la propia directora es de lo más crítica, y en el universo teatral es una de las más “difíciles de conquistar”, es por ello que los jóvenes suben a la escena (y no solo metafóricamente) para criticar con conciencia, ya aportar su granito de arena antes de que suba el telón.

Y ahora sí, que empiece el espectáculo…

Foto: VICENTE A. JIMÉNEZ

Más allá de la racionalidad, sentimentalismo

Si algo caracteriza a los jóvenes es su capacidad para dejarse llevar, y su forma de percibir los detalles a través del contexto. Con los jóvenes como críticos (y posteriormente dramaturgos) se obvian los huecos técnicos y se pasa directamente al desarrollo del texto de la obra. En esta fase piloto del proyecto la compañía de Perros Daneses, liderada por Javier Sahuquillo lleva a escena su peculiar versión de Romeo y Julieta en su obra Última lluna de Mercucio Montesco. Gracias a varias entrevistas previas con los jóvenes desde la compañía componen un texto más adaptado a ellos mismos. En algunos casos incluso se lleva a las aulas la obra para que los jóvenes puedan poner en diálogo todo aquello que se ha aplicado o no dentro de esa.

Para Sahuquillo la clave de esto está en desarrollar un coloquio activo con el público para proponer ideas: “Nosotros al final lo que vamos a hacer es contar una historia de amor y de muerte, que se asemeje más a un episodio de Netflix que a una obra escolar”. En esta formación de la obra se da más importancia a lo humano que lo racional, es por ello que los espectadores reflejan en la obra sus preocupaciones sobre temas como sexo, violencia y amor romántico. En los diálogos en concreto de esta obra partes del guion han dado un giro para identificar claramente la diferencia entre el amor tóxico y el sano, al igual que se ve reflejada en los textos materia como la de la responsabilidad emocional, tan en auge entre el público (como necesaria). Para generar esto solo hay que escuchar: “Lo interesante al final es sacarles preguntas y no decirles que es lo que tienen que pensar”.

Foto: VICENTE A. JIMÉNEZ

Rejuvenecer la escena

En esta fase de desarrollo del proyecto también se encuentra la Companyia Hongaresa de Teatre, con El tiempo arrebatado, que se conforma también junto al apoyo de la concejalía de juventud de Camp Morvedre, descentralizados de València centro. En esta obra, dirigida por Paco Zarzoso, los jóvenes muestran un extenso diálogo sobre las heridas contemporáneas de las generaciones pasadas, dialogando sobre el amor, la muerte y la vida. En este diálogo jóvenes entre los 20 y 30 años son portadores de las historias de sus propios abuelos, le ponen voz a ese diálogo intergeneracional. Con el objetivo de investigar cómo conformar una buena obra de la mano joven Zarzoso encuentra varios puntos clave en el desarrollo de su taller: “Es muy importante que exista una respuesta por parte de los jóvenes, y para ello tienen que poder verse representados”, es por ello que su obra cuenta con un elenco “adolescente”, como quien dice.

También contempla que ellos mismos cuentan con un lenguaje más “efervescente” en lo que se refiere al proceso de creación: “Son mucho más imaginativos, rompen con todo el universo de las convenciones”, por lo que consideran que generan un relato digno de análisis y aplicación, por supuesto. Finalmente comprende que todo ello se dice desde una voz poética, en la que los nuevos autores y autoras crean “versos e imágenes absolutamente fantásticas”, y aclara la idea de potenciar el origen de ello: “Ojalá en la formación académica los institutos pudieran potenciar más este tipo de cosas, al final resultan creadores fascinantes”. Y por ello todo esto queda retratado en cierto modo en una “presentación”, donde se comparte lo aprendido en el laboratorio de creación.

Manuales de uso

Como en todo aprendizaje es crucial plasmar los avances. Es por ello que durante las semanas en las que se ha ido llevando a cabo el proyecto ambas compañías han conformado un breve "manual" sobre escribir con los jóvenes. En este plasman sus avances en la escritura y establecen una especie de "dossier pedagógico" con el que los profesores pueden trabajar junto al alumnado antes de ver la obra. Tal y como lo explica Sahuquillo la intención tras esto es que los jóvenes vean que de verdad se les tiene en cuenta, que sus ideas se aplican y que están conformes con el resultado final. 

Con tan solo unas semanas de "puesta en escena" en las aulas Albentosa ya ha recibido la petición de varios alumnos de ver la obra confeccionada en los escenarios. Un proceso que se irá llevando a cabo poco a poco, y en el que las ideas subirán a escena de la mano de sus "espectadores-dramaturgos". Un trabajo en equipo en el que todas las generaciones tocan todo, desde los ensayos y la improvisación hasta cuestiones escénicas como escenografía, iluminación, sonido y vestuario. Eso sí, tal vez con algún giro más "estilo Netflix" como explicaba Sahuquillo, huyendo de la idea de que las obras con mano joven deben ser catalogadas todas como una obra escolar.

Se baja el telón.

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