VALÈNCIA. Semanas atrás, este diario describía la posiciones de las dos principales fuerzas del Botànic, PSPV y Compromís, de cara a la precampaña en la que ya han comenzado a sumergirse las distintas fuerzas políticas en la Comunitat Valenciana.
Si no hay sorpresa en forma de adelanto, los comicios autonómicos se celebrarán el próximo 28 de mayo en compañía de las elecciones municipales, con lo que quedan menos de seis meses para la visita a las urnas y, por tanto, es el momento de desplegar tanto la hoja de méritos propia como las tácticas de desgaste hacia los rivales, especialmente a los que ocupan un espacio ideológico similar.
El análisis de las dos fuerzas principales del Botànic, PSPV y Compromís, no arroja demasiados subterfugios: los socialistas, con Ximo Puig al frente, parecen decididos a ensanchar sus posibilidades por el centro político, especialmente a costa de indecisos y votantes de Ciudadanos. Mientras, desde la coalición valencianistas se mira con interés el espectro electoral de Unides Podem, una marca que atraviesa ciertos problemas y cuya permanencia en Les Corts, para muchos, resultará la clave para la repetición del Botànic.
Así pues, todo está claro: PSPV trata de captar voto de centro; Compromís voto de la franja izquierda. Puig vende moderación a una parte del electorado y la coalición valencianista emerge como defensora de las esencias progresistas frente a un presidente que escucha con demasiada frecuencia los cantos del liberalismo. De esta manera, ambas fuerzas pueden ensanchar espacio y quizá llegar a repetir el Botànic incluso, algunos así lo creen, sin que Unides Podem superara la barrera del 5%.
Ahora bien, y dado que estas estrategias no están habladas -aunque todos sepan lo que están haciendo los socios y rivales-, estos rifirrafes de precampaña en ocasiones llevan a enfrentamientos quizá más duros o prolongados de lo deseado: estas afectan a la propia gestión en la recta final de la legislatura y las relaciones de convivencia entre los socios, y causan así cierta imagen de gobierno de jaula de grillos o, al menos, de constantes discrepancias, algo de los que se han vivido muchos ejemplos en apenas unos días.
El tripartito aprueba la tasa turística tras cinco años de bloqueo
Tras casi cinco años desde que se iniciara el debate, días atrás se aprobó por el empeño de Compromís y Unides Podem, aunque su puesta en marcha dependerá de los ayuntamientos y se producirá en 2024. El PSPV 'vende' su capacidad de cesión en favor del Botànic tras descafeinar la medida todo lo posible. Aún así, todavía genera tensiones entre los socios cuando se producen declaraciones: es, posiblemente, el debate más artificial de toda la legislatura pese a la cantidad de problemas que ha generado.
Un ejemplo claro del movimiento al centro de Puig. Sin previo aviso y por sorpresa, el presidente se lanzó a esta bonificación para las empresas familiares, algo que chocaba directamente con sus socios. Finalmente, el PSPV recibió el voto favorable de PP, Ciudadanos y Vox, con el consiguiente enfado de Compromís y Unides Podem y la obvia imagen de discrepancia en el Botànic por la maniobra unilateral del presidente.
La implosión de Compromís con las renovables salpica al Botànic
En lo primero se llegó a un acuerdo la pasada semana, pero la parte más compleja de fondo es las vías para desatascar o incrementar la producción de energía fotovoltaica. El último cese en la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente no ha hecho sino caldear más la atmósfera y evidenciar que en Compromís está ganando el pulso la tesis que se aleja más de las intenciones de la parte socialista del Consell. El conflicto amenaza con crecer y prolongarse.
También se produjo un choque respecto a la implantación de gravámenes de carácter autonómico sobre pequeñas y medianas empresas, con especial afectación sobre el sector azulejero que incluía esta ley. No sin apuros, el PSPV -que se había planteado recurrir al apoyo de la oposición- consiguió bloquear en cierto modo el 'impuesto verde' planteado por sus socios, al proponer que las empresas que inviertan en ser más "limpias", puedan deducirse el pago de este gravamen.
No sólo en economía se observan discrepancias. La maniobra de Puig de aprobar unilateralmente un decreto para una comisión mixta que mejore el diálogo con la Iglesia, también ha pasado por encima de la opinión de sus socios. Esta misma semana se produjo la primera reunión de esta comisión, en lo que muchos interpretan como otro guiño al votante conservador sin tener en cuenta la opinión del resto del Botànic.
También afecta a estas relaciones el incremento de tensión en València ciudad en los últimos días. La vicealcaldesa y portavoz socialista, Sandra Gómez, criticaba días atrás la tardanza por parte de la concejal Lucía Beamud, en aprobar el plan integral de prevención y atención a mujeres prostituidas. Además, también lamentó públicamente que la vicepresidenta del Consell, Aitana Mas, no se reuniera con ella para abordar cuestiones relacionadas con los centros de personas mayores. El alcalde de València, Joan Ribó, respondió a Gómez, como ya ha hecho en otras ocasiones, enmarcando esas protestas en "la cercanía de las elecciones".
Pero no es el único enfrentamiento en estos días.
Puerto de Valencia
Base Alinghi