VALÈNCIA. “Nadie va a escribir una canción mejor para enviar a su ex a la mierda. A quién no le han dejado, quién no ha deseado desahogarse tan abierta y directamente. Es como cuando sueñas con abofetear a alguien o tirarle la bebida en la cara. Ella lo hizo en una canción”. El periodista musical estadounidense Steve Baltin se refiere en esta cita a Alanis Morissette y a su himno del despecho You Oughta Know.
Desde su publicación en 1995, ocho antiguas parejas han reclamado ser el sujeto de aquel resentimiento, pero la cantante multiventas jamás ha revelado quién inspiró uno de los estribillos que más gargantas ha destrozado cantado a coro en noches de jarana y desahogo.
Aquel sencillo rabioso encumbró con 21 años a la artista canadiense, que se alzó con los Grammy a mejor interpretación femenina, canción rock, álbum de rock y disco del año por Jagged Little Pill.
La honestidad exhibida en canciones como Hand in My Pocket, Mary Jane, You Learn e Ironic la erigieron en icono de coraje femenino, aplaudida hoy por referentes de este siglo como Taylor Swift, que en 2015 la invitó al escenario del Staples Center de Los Ángeles para cantar a dúo la que la autora de Shake It Off considera la mejor canción de ruptura de todos los tiempos, y Beyoncé, quien incluyó una versión en su gira de 2009.
El Festival de Toronto ha estrenado un documental donde se explora ese repentino acceso al estrellato. Se titula Jagged y ha sido dirigido por Alison Klayman, autora, entre otras películas de no ficción, del biopic sobre el artista disidente chino Ai Weiwei: Never Sorry.
Lo bueno, lo malo y lo feo
“Algunos documentales musicales sirven principalmente como viaje de nostalgia. Este sin duda te transportará al lugar donde escuchaste a Morissette por primera vez, pero va más allá y ofrece la perspectiva de una mujer poco común sobre cómo alcanzar la cima en el negocio de la música. Como una persona natural complaciente en su juventud, Alanis se puso una alegre máscara frente público. Ahora está lista para compartir lo que en su día se ocultó”, valoran los programadores del Festival de Toronto.
La película es una celebración de aquel disco, con fragmentos de los conciertos de su gira mundial y del jolgorio tras las bambalinas, pero no ahorra en claroscuros. Como el trastorno alimenticio padecido por la estrella desde la adolescencia, consecuencia de la presión y la severidad infligidas por su sello discográfico a los 15 años. En plena pubertad, le advirtieron de que no podía adquirir más peso y estuvieron controlando su ingesta de comida.
O los abusos sufridos durante su etapa como estrella teen. “Así que cuando alguien me pregunta por qué hay mujeres que necesitan 30 años para hablar de los traumas que han sufrido, les mando a la mierda. Lo que sucede es que estaban amenazadas o lo estaban sus familias. Las mujeres no se esperan, sino que la cultura no las escucha”, se desfoga Alanis, si bien no entra en detalles sobre su propia experiencia.
Su banda durante la gira tan poco sale bien parada. El baterista Taylor Hawkins, hoy día miembro de Foo Fighters, confiesa su actitud voraz con las groupies de Alanis y detalla cómo las engañaban para que fueran a un cuarto donde se suponía que iban a conocer a la megaestrella del pop cuando la intención real era seducirlas.
“Transmitíamos una imagen de hipocresía, porque el mensaje que ella enviaba se contradecía con nuestro afán de follarnos a sus seguidoras. Fuimos unos sinvergüenzas. Cuando ella se enteró, se enfadó muchísimo”, secunda su bajista entonces, Chris Chaney,
A Morissette le cambia el semblante al recordarlo, y declara en la entrevista a cámara que aquello le pareció irrespetuoso: “Parte de su comportamiento no encajaba en mi sistema de valores, pero pensé que si los sustituía por otros cinco hombres, iba a pasar lo mismo y no sonarían tan bien”.
Femenino plural
La realizadora indaga en los inicios de la artista como cantante pop adolescente, su participación en un concurso de talentos musicales a los 10 años y su paso por el programa infantil de Nickelodeon
You Can’t Do That on Television. También muestra el estreno en 2018 del musical rock Jagged Little Pill en Broadway, con libreto firmado por la oscarizada guionista Diablo Cody y coreografía a cargo de Sidi Larbi Cherkaoui. En el último tramo revela, brevemente, la intimidad de su hogar y la irrupción este año pasado de su hija de cuatro años, Onyx, durante la grabación en directo de su tema Ablaze en The Tonight Show, de Jimmy Fallon. Pero el grueso del documental repasa aquel momento efervescente, en el que una artista desconocida, de melena larga y revuelta, vestida con ropa de su propio armario, encadenó éxito tras éxito y ayudó a transformar para siempre la industria de la música.
“Éramos muchas en aquella época, Fiona Apple, Missy Elliott, Courtney Love…, pero Alanis probó que éramos válidas”, agradece durante el metraje la vocalista de Garbage, Shirley Manson.
El director Kevin Smith, que le dio el papel de Dios en su película Dogma (1999). alaba su alcance global: “Era una artista hablando desde su identidad femenina que consiguió trascender el género y conseguir que los tíos dijéramos: “Ey, yo me siento igual”.
Morissette demostró que ser una misma sin los corsés estilísticos de la industria resultaba lucrativo, que expresar emociones en primera persona del femenino singular podía despertar la atención de una audiencia plural.
“El hecho de que escribiera esas canciones no era un acto punitivo sino de liberación. Necesita expulsar la ira de mi cuerpo para no enfermar”, explica.
Las críticas no tardaron en aparecer en prensa. La tildaron de representar una expropiación corporativa del movimiento punk feminista riot grrrl, ignorado por la industria y el público durante años. La redujeron a los epítetos sexy y enfadada. Cuestionaban su enfado. Sembraron la sospecha de ser un producto prefabricado por el productor Glen Ballard, considerado un “maestro de lo cursi” por hallarse tras propuestas ultra comerciales de Paula Abdul y las Wilson Phillips.
“Empoderarse como mujer joven en los noventa era emocionante para mucha gente, pero no eran buenas noticias para el patriarcado. Que nombrara y cantara sobre ello no era bienvenido. Hablar sin tapujos implicaba que trataran de callarte y avergonzarte”, argumenta a cámara una relajada y sonriente Alanis durante la filmación desde la atalaya de una carrera contrastada en más de 60 millones de álbumes vendidos.