VALÈNCIA. Demasiado castigo. El valencianismo amanece este lunes con un punto de satisfacción, frustración y esperanza. La remontada del Real Madrid en el tramo final fue dolorosa, pero no debe frenar el sentimiento de ilusión e identidad que está generando este equipo a las órdenes de José Bordalás. Pese a la derrota, la actuación del Valencia es para estar orgullosos después de dos años por el desierto.
La puesta en escena del Valencia fue valiente y ambiciosa, pero se le acabó la gasolina antes de tiempo. Una presión asfixiante y ningún complejo de inferioridad ante un Real Madrid que venía que conquistar San Siro. El Valencia entendió lo que requería el partido: un ritmo infernal. Una intensidad que se cobró hasta tres víctimas en los primeros 25 minutos. De hecho, la peor noticia de la jornada de ayer fue el frenazo para Carlos Soler y Thierry Correia en forma de lesiones. Ambos estaban en un gran momento de forma, especialmente el canterano. Estas dos bajas junto a Gayà puede obligar a Bordalás a reinventarse para el duelo ante el Sevilla.
El partido desprendía igualdad y Mestalla volvía a disfrutar del fútbol con su equipo. Un paso enorme. La entrega del equipo de Bordalás engancha a la afición y su calor va a ser fundamental para el feudo sea un fortín. Hubo algunos acercamientos en la primera parte, pero el más claro fue para Gabriel Paulista. El cabezazo del brasileño lo evitó Courtois, que volvió a emerger para mantener a su equipo en el marcador. El primer tiempo fue trepidante por la competitividad de ambos equipos.
Tras la reanudación, el Valencia dio un paso al frente. Entró mejor en el segundo tiempo y fueron los peores momentos del Real Madrid. Hugo Duro se quedó delante de Courtois, pero no consiguió definir a la red en el uno contra uno. Estaba algo escorado, pero fue una oportunidad clara para los de Bordalás. El Valencia había vuelto mejor de los vestuarios. Yunus Musah entró como un cuchillo y encontró a Guedes en la frontal, que mandó el balón por encima del larguero. El Real Madrid sufría ante la intensidad local. Robo cerca del área y la jugada la acabó Hugo Duro a las manos de Courtois.
Estaba muy enchufado el Valencia y llegó el gol. Mestalla estalló como en sus mejores tiempos. Centro de Foulquier que acaba en el segundo palo. Hugo Duro recoge el balón y cruza a la red para hacer el 1-0. Justo premio para el Valencia. El Real Madrid iba a vender cara su piel. Benzema buscó el empate, pero se encontró con Mamardashvili.
Bordalás detectó el cansancio e hizo un triple cambio. Aún así, su plan salió cruz. Racic, Hélder Costa y Marcos André entraban para dar refresco al equipo. Guedes, Hugo Duro y Maxi Gómez dejaban el partido. Con los cambios, el Valencia se metió atrás y se le agotaron las ideas para buscar las cosquillas al Real Madrid. Los de Ancelotti se adueñaron del partido y exhibieron su pegada con algo de fortuna. En el 85, Vinícius hizo el 1-1 gracias a que su disparo tocó en Foulquier lo suficiente para despistar a Mamardashvili. El empate fue un golpe muy duro para el Valencia. En el descuento, Mamardashvili falló en un centro de Vinícius. Benzema sentenció a los valencianista con un cabezazo a la red. Un desenlace muy cruel para un buen Valencia. Que la derrota no frene la ambición. La próxima parada en el Sánchez Pizjuán requerirá la mejor versión del Valencia.